[classicos] Tool – Undertow, cerebro y provocación de vuelta al metal noventero

Por Nekrokosmos

Maynard James Keenan – Voz
Adam Jones – Guitarra
Paul D’Amour – Bajo
Danny Carey – Batería

01. Intolerance
02. Prison Sex
03. Sober
04. Bottom
05. Crawl Away
06. Swamp Song
07. Undertow
08. 4°
09. Flood
10. Disgustipated”

Si volvemos la mirada a 1993 podemos decir que el metal estaba de vuelta alcanzando el punto de creatividad justo para mirar de tu a tu al grunge. Sleep publican ese año ‘Holy Mountain’, Carcass hace lo suyo con ‘Heartwork’, Rage Against The Machine sacan su disco debut, al igual que Life Of Agony…y en California una banda curiosa llamada Tool sacaría su primer LP con el que llegaría a doble patino. Hablamos de ‘Undertow’.

Las cosas dentro del metal de los 90’s necesitaban cambiar, y ahí estaban Tool para hacerlo. Eran muy técnicos para ser rock alternativo, pero también eran demasiado lineales y cabreados para ser rock progresivo. Lleno de pistas escondidas que duran 1 segundo y hasta un spoken word del mismo Henry Rollins, es cierto que por momentos se acercaban al punk con temas como “Prison Sex” o “Sober”, no tanto por sonido como por actitud, y si el resto del metal luchaba por ver quien era más macho, Tool prefería tener cerebro.

En el apartado lírico tenía todo lo que le faltaba al EP anterior ‘Opiate’, y si Nirvana no hubiese matado al glam metal ochentero, de seguro que Tool lo hubiesen hecho con esas letras retorcidas de Maynard. Junto a lo matemático y enrevesado de las guitarras de Adam Jones, encontraron en temas como “Swamp Song” y “Disgustipated” la manera de atrapar en sus redes a fans que querían algo más que sonidos agresivos. Era un sonido cabreado, sin duda, pero también inteligente.

No hay que olvidar el talento del baterista Danny Carey para mantener ese groove hasta llegar al clímax, mientras que Paul D’Amour martillaba con tonos destructivos todo a su paso. Como presagio al estrellato que les esperaba, fue el disco que les llevó del escenario secundario al escenario principal del Lollapalooza. Una prueba necesaria de que el metal podía volver a ser provocador y brutal sin salirse del mainstream.