Por Enrique Martinez.
Recién salido del horno, nos llega el tercer disco de Crashdiet. Tercer disco y tercer cantante; estos suecos no han tenido suerte con los frontmans. Esperemos que Simon Cruz sea el definitivo ( y si no lo es, que sea porque abandona la banda como su anterior cantante, y no por caer en una depresión que le lleve al suicidio como fue el caso de su cantante original, Dave Lepard)
A priori, el que un nuevo vocalista se haga cargo de las voces plantea un buen número de interrogantes, y uno de ellos es la posibilidad de un cambio de estilo. En el caso de Crashdiet dicho supuesto es casi imposible: en una época en el que todas las bandas huyen de ser encorsetadas bajo una etiqueta, Crashdiet se empeñan por activa y por pasiva en que los etiquetes. Ellos hacen sleaze, y punto!. Y te van a dar todas las pistas necesarias para que no te equivoques: un álbum de debut llamado “Rest In Sleaze”, unos crepados que serían la envidia del Sunset Strip, un cover-art que recuerda a “Shout At The Devil”, vestimentas de macarra y una esplendida generosidad en el rimel y pintalabios. Es tal el empeño puesto, que a estas alturas a ver quien es el valiente que les dice a estos chicos que lo que están tocando no es sleaze ni glam rock. Pero… es que no lo es! NO—LO—ES!!De todas las influencias que podemos encontrar en Crashdiet, la del sleazy es la menos obvia de todas.
Cierto que un tema como Rebel es cien por cien Motley Crüe, en el que los gritos de Simon Cruz son mas Vince Neil que los del propio Vince Neil, pero tal vez sea el único tema del disco en el que dicha comparación es válida. La banda carece de ese toque punk-rock festivo tan característico de los primeros discos de L.A. Guns, Motley Crüe, Poison o Guns’n’Roses y en cambio poseen un abanico estilístico más amplio, que recoge influencias de todos los 80 sin tener que delimitarse a un estilo en concreto, y que da como resultado un disco más melódico y variado de lo imaginado (supongo que en eso habrá influido que hayan podido escoger entre las 50 canciones que compusieron para el disco)
En el tema de la melodía tiene mucho que ver el nuevo cantante, Simon Cruz, cuyo registro le permite afrontar temas como Save Her, un medio tiempo con sabor a balada y un estribillo que recuerda a Poison, el single que Desmond Child escribió para Alice Cooper. Es en este tema o en Beautiful Pain, otra balada, donde comprobamos que la elección del nuevo vocalista ha sido acertada, tanto por la versatilidad de tonos de Simon Cruz como por su potencia vocal, y es que son muchos los momentos del disco en los que nos recuerda a Sebastián Bach y su chorro de voz.
“Generation Wild” comienza con dos temas enlazados, Armageddon y So Alive, que sirven como perfecta muestra de lo que nos vamos a encontrar en el resto del disco: un buen montón de guitarras heavys, unos coros grandilocuentes y composiciones deudoras de los primeros Def Leppard, estribillos marca Desmond Child, la fuerza bruta de Skid Row y unas melodías que demuestran que “Tooth And Nail” y “Under Lock and Key” de Dokken están muy presentes en su memoria.
Tras estos temas llega el que da título al álbum, Generation Wild, tema con vocación de himno que de haberse compuesto en los 80, seguro hubiera gozado de un videoclip lleno de clichés. Uno de los temas estrellas del disco. Las ya comentadas Rebel y Save Her dan paso a mi tema favorito del disco: Down With The Dust; riff potente, voz y coros perfectos, batería machacona y estribillo demoledor, ¿que más se puede pedir? Si no habéis escuchado nada de la banda, buscad primero este tema y escuchadlo; si no os dice nada, es que Crashdiet no es lo vuestro.
Native Nature es el único tema del disco que rompe con el tono sombrío y nostálgico que envuelve a todo el álbum; es un tema “soleado” con clarisimas influencias de Skid Row; es de esas canciones ideales para comenzar el día con una sonrisa y ganas de comerse el mundo.
El disco termina con Bound To Fall y Beautiful Pain, pero antes de ellos hace su aparición la sorpresiva Chemical; digo “sorpresiva” porque tras un inicio no especialmente inspirado y una continuación mediocre que hace que nuestro dedo empiece a rozar el botón de “Siguiente”, surge de la nada uno de los momentos más espectaculares del disco en forma de estribillo sobresaliente en el que parece que las voces de Motley Crüe y Def Leppard se unan en un dueto imposible que va in crescendo hasta poner la piel de gallina. Otro de los grandes momentos del disco, sin duda.
“Generation Wild” no va a convertirse en uno de los discos del año, ni Crashdiet en la banda revelación de la temporada; pero si te gustan las bandas anteriormente citadas o al oír la palabra “ochentas” te embarga cierta melancolía, no debes dejar pasar este disco de largo: no se convertirá en tu disco de cabecera, pero te hará disfrutar de buenos momentos.