[crónica] AMFest 2020 en Barcelona – Castell de Monjuïc, 4 al 6 de diciembre

Texto: Alejandro B.

El éxito del AMFest 2020, en un año tan jodido para la industria, solo se puede explicar con todo el trabajo que viene haciendo la organización en los últimos años. Han crecido bastante, especialmente en popularidad, con miles de obstáculos por el camino que empezaron a aparecer incluso antes del Covid-19. Cancelaciones de fechas, nuevas normas, nuevo recinto, cambios en el cartel…nada ha podido con ellos, ni siquiera el frio de diciembre.

Puede que el Castell de Monjuïc no haya sido el mejor sitio para llevar un evento a principios de diciembre al aire libre, no voy a negar que el terrible frio de la noche catalana me hizo dudar en algún momento, pero al ver lo entregada que se encontraba la organización y los artistas no podía decir que no. Se respetaron todas las medidas de seguridad, higiene, incluso nos repartieron mantas para poder estar más cómodos, y el resto de la magia la puso la música.

El viernes dieron el pistoletazo de salida iou3R, música muy atmosférica cercana al drone que a través de todas sus capaz nos teletransportó a un mundo de ensueño. Es la nueva apuesta de Raúl y Juanma de lo:muêso en compañía de Karlos Navarro. Seguido se vino una de las sorpresas de la edición, la artista Sara Zozaya de la que no conocía absolutamente nada hasta entonces. En formato cantautor y con una oscuridad parecida a la de A.A. Williams fue alternando idiomas, instrumentos, y además de desgranar su EP “I” también presentó una nueva canción con una sensibilidad que nos hizo aferrarnos a nuestras sillas.

Böira eran los encargados de cerrar el primer día del festival, y también tuvieron la difícil tarea de reemplazar a Viva Belgrado que se cayeron a última hora debido a un problema de salud de su frontman. El post-rock instrumental de los locales sonó con potencia, las luces nos daban calor y el resto de su pasión hizo que aunque corto, el set fuese de lo mejor de la noche.

El sábado arrancó de manera electrónica con Linalab, en una mezcla complicada pero sobresaliente de agresividad y tranquilidad que requirió toda nuestra atención. Más sueltos vimos a los madrileños Jardín De La Croix, en un frenesí de notas que sirvieron de presentación a ese gran EP que es “Letargo”. Los grandes ganadores fueron Obsidian Kingdom y su apuesta ambiciosa que cruza fronteras entre lo industrial y el metal de atmósferas. No solo pudieron dar buena fe de su recientemente editado “Meat Machine”, sino que también tuvieron a la ex-integrante Irene Talló para interpretar piezas más antiguas.

La última de las jornadas marcó la diferencia en cuanto a la temática, y es que el domingo hicieron acto de presencia las bandas con vocalistas. Arrancó el dúo Murina con un pie anclado en la música de los 90´s y el otro en una dulce melodía que nos hizo vibrar en todo momento. Gyoza es otra de esas formaciones que se encuentran en su mejor momento, e hicieron gala de todos los encantos que encierra su “Early Bird” para dejar florecer toda su juventud sobre las tablas…energía y descaro. Cerraron el festival los locales Ànteros, infaltables en todas las listas de mejores discos del año con su “…Y En Paz La Oscuridad” que sonó a gloria a pesar de las dificultades técnicas. Que bien les sientan los teclados, y con una poderosa sección rítmica salieron airosos y mucho más seguros que su vez anterior.

En resumen podemos decir que el AMFest ha servido como un bálsamo que ha sanado las heridas ocasionadas durante todos estos meses de parón. Una experiencia única en todo el sentido de la palabra, y una gran anécdota que contar en los años que vienen. Gracias por esto AMFest.