Texto: Beatriz Blanco
Fotos: Oliver Heras
Si lo del viernes nos pareció una locura, imaginaos el sábado. Quedaba poco menos de una hora para el comienzo de la velada cuando nos adentrábamos en el Poble Espanyol para recargar pulseras y hacernos con la primera cerveza salvavidas de la tarde. Y es que el calor que hacía era insoportable.
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Sin embargo, nuestro gozo en un pozo al descubrir que era San Miguel (personitas del Barna ‘N’ Roll, tenemos mejores cervezas en este país). A las 19h abrían la jornada The Slackers, presentándonos esa gama tan ecléctica de influencias con canciones que incorporaban desde reggae, soul o rock hasta jazz, y haciéndonos bailar y fluir con la mágica voz de Vic Ruggiero y los vientos que la acompañaban. Aun así, pienso que no fueron la mejor elección para abrir este festival.
“Let’s fucking do this” fueron las palabras que gritó el vocalista de Cockney Rejects para dar el verdadero pistoletazo de salida y hacernos gozar entre pogos, clases de boxeo mientras solos de guitarra y mucho “oi! oi! oi!”. La banda de Jeff y Micky Gorggus desde luego consiguieron satisfacer el apetito tanto de los punkis más ochenteros hasta de los más jóvenes.
Nos encontrábamos en el epicentro del festival, teníamos ya ganas de hardcore y Madball lo sabían. “Sé que aquí ha sonado tanto punk como ska, lo cual me encanta, pero hoy hemos venido a representar la escena hardcore”, dijo el mismo Freddy Cricien durante el concierto.
¡Y vaya concierto! Yo me había quedado sin verlos hacía un mes en el Resurrection Fest y venía con más ganas todavía. Los neoyorquinos volvieron al público loco desde el principio y los mosh pits no pararon (aunque a algunos “motivados” se les fueron literalmente de las manos y crearon una situación bastante tensa en varias ocasiones), incluso algunos valientes se atrevieron con el crowdsurfing. Brutales Madball, por algo son uno de los padres del NY Hardcore.
Ya era de noche en el Poble Espanyol y Me First And The Gimme Gimmes salían al escenario. Me habían hablado muy bien del súper grupo californiano de punk rock y, aunque nos hicieron bailar y cantar a pleno pulmón todas y cada una de sus versiones de los 60, 70, 80 y 90, dejaron bastante que desear. Supongo que al final las versiones dan para lo que dan.
Menos mal que quedaba el grupo más esperado de la jornada y nos ayudaría (al menos a mí) a recuperar ese subidón que se quedó con Madball y que ni las muchas cervezas que llevábamos encima habían conseguido recuperar (igual podemos culpar de nuevo a San Miguel). Era el turno de Dropkick Murphys, que además traían nuevo álbum: ‘Omekah Rising’, en el que de nuevo ponen música a letras inéditas de Woody Guthrie, colaboración que habían iniciado con su anterior trabajo: ‘This Machine Still Kills Fascist’.
Abrieron el concierto con “Foggy Dew” de Sinéad O’Connor, lo que seguramente haría llorar a más de uno y, sin más calentamiento que ese, el público pasamos de cero a cien con “The Boys Are Back” y la aparición de los seis músicos en el escenario. Nos faltó Al Barr (el otro vocalista) que abandonó la gira el año pasado para cuidar de su madre enferma.
Aun así, Ken Casey defendió el directo a la perfección de principio a fin. Y es que nada que decir de los de Boston, que nos transportaron a una fiesta continua llena de diversión y de himnos, incluidos los imprescindibles “Rose Tattoo”, “The State Of Massachusets” y, ya para cerrar la noche por todo lo alto, “Shipping Out To Boston” (whoaaaaaa), la favorita de Scorsese.
Sexta edición del Barna ‘N’ Roll finalizada y el único apunte que puedo decir para la siguiente es el intentar incluir en el cartel a bandas nacionales, que al igual que la cerveza, las tenemos muy buenas.
