[crónica] Children of Bodom +Forever Still + Oni en Berlín – Astra Kulturhaus, 27/03/2017

Texto: Nati P Taviel de Andrade

La pasada noche la sala Astra Kulturhaus de Berlín ardió en llamas a causa de un torrente de alto voltaje e increíble talento a manos de una de las bandas de metal más representativas de la gélida Finlandia.

Y que mejor forma de hacerlo que celebrando por todo lo alto su vigésimo aniversario con un setlist de infarto y un concierto que fue todo un deleite para un público expectante y tremendamente entusiasmado. Un evento y una gira irrepetible que nos dejó profundamente impactados y sin palabras suficientes para describir un concierto que a muchos, servidora incluida, nos devolvió a nuestra adolescencia.

Con una sala aún bastante vacía (debemos tener en cuenta que el evento comenzaba a las 20:00 y apenas eran las 19:30), la velada comenzó de la mano de los canadienses Oni, una banda de músicos realmente virtuosos que demostraron a golpes de buen metal progresivo que en directo pocos grupos le echan tantas ganas como ellos. Y es que cada uno de los seis miembros de esta banda brilló por sí mismo con su presencia y virtuosismo, especialmente los guitarristas y un espectacular Chase Bryant al bajo, que se marcaron unos tapping que a más de uno dejaron con la boca abierta.Además, no debemos olvidar que probablemente se trate de la primera banda de metal que cuenta con un xilófono, dándole un toque muy original a la música y al directo.

Una banda realmente atronadora  que destaca por su fuerza y grandísimo talento,  así como una brillante puesta en escena.

A continuación y con una sala ya mucho más llena, si bien no repleta del todo, aparecieron los daneses Forever Still, que fueron, sin lugar a dudas, un completo desacierto para este tour. No sé si será porque la banda pertenece a Nuclear Blast y llegaron a algún tipo de acuerdo, pero sinceramente no pegan en absoluto con las otras dos bandas, resultando terriblemente aburridos, casi empalagosos y sin aliciente alguno. Lo único destacable (y por destacar algo) es la presencia de Maja Shining en el escenario, ya que como frontwoman se defiende medianamente, pero como voz, no resulta nada especial.

Un grupo que podría pasar como telonero para bandas como Evanescence ó similares, pero que sobraba totalmente en un tour como este.

Con un ambiente más que caldeado, un carismático e incombustible Alexi Laiho apareció con los suyos en el escenario y el público alemán embruteció totalmente (¡ver para creer, señores!). Y es que pese a los años la banda estuvo a la altura demostrando su gran solidez  y deleitándonos con un tremendo concierto en el que no faltaron muchos de los temas que han marcado su trayectoria en estos veinte años:  desde canciones que nos devolvieron a su primer album debut en el 2007 como la mítica “Lake Bodom” ó “Deadnight warrior” hasta temas devastadores como “Hate me”, “Hate Crew Deathroll”  ó “Warheart”. Un setlist de diez con el que pudimos disfrutar en gran parte de la magia de esos primeros discos que tantísimo nos hicieron vibrar.

Como siempre, Laiho se mostró tremendamente cercano con su público con el que bromeó y al que agradeció en repetidas ocasiones su apoyo incondicional durante todos estos años. Tal y como nos comentó Wirman minutos antes del concierto: “son los fans los que te hacen seguir con esto”. Y así lo demostraron unos Children of Bodom sonrientes y cargados de buena vibra que aún consiguen que su público se deje la piel en el moshpit y coree cada canción.

Momento realmente inaudito fue cuando tocaron “Towards Dead End” y el público alemán se animó por motu propio a hacer un wall of death, algo que personalmente nunca había visto en ningún concierto de metal (ojo, no festival)  hasta ahora después de mis muchos años en este país. Así mismo, tengo que confesar que se me hizo particularmente extraña la despedida; ya que no hubo ocasión de gritar “one more song”. Sencillamente las luces se encendieron y unos simpáticos COB, destacando un muy sonriente Jaska Raatikainen, se despidieron de un público  extasiado que todavía apenas podía reaccionar ante una velada tremendamente desgarradora y bestial que había dejado bien claro que los chicos de Espoo tienen aún mucho, muchísimo que ofrecer.