[crónica] Heilung + Sangre de Muérdago en Berlin – Admiralspalast, 24/10/2019

Texto: Nati P Taviel de Andrade

Todavía no encuentro palabras para describir aquella noche en el Admiralspalast de Berlín. Un teatro ya de por sí  muy especial (no olvidemos que fue uno de los pocos que sobrevivió la Segunda Guerra Mundial) y que el pasado Jueves se convirtió en el escenario perfecto para un concierto sobresaliente y muy por encima de toda expectativa posible. Una noche en la que los espectadores fuimos transportados a otra época para sumergirnos en un turbulento viaje musical de la mano de Heilung.

Comenzamos la noche con Sangre de Muérdago, banda liderada por el gallego Pablo C. Ursusson y que contó con una gran aceptación por parte del público. Con preciosas melodías y un breve concierto de apenas seis canciones,  la banda de Leipzig supo cautivar a los presentes y fue el aperitivo perfecto para esa noche.

Por su parte, Ursusson se encargó de amenizar la velada explicando con cada nueva canción el motivo que le llevó a escribirla y la temática de los textos, creando así una simpática conexión con el público. Pudimos disfrutar de temas tan estupendos como “A chamada da Néboa” (Noite, 2019) ó “Xordas” (“O camiño das mans Valeiras, 2015); canción en la que Ursusson nos recordó que en muchas ocasiones dejamos de lado nuestros sueños en lugar de perseguirlos y apostar por ellos. En ese momento una mujer del público, emocionada ante el breve discurso de Ursusson, se levantó de su asiento para aplaudirle entusiasmada y agradecerle sus palabras delante de todos. Un gesto totalmente genuino y espontáneo que caracterizó la actuación de una banda que nos dejó con buen sabor de boca a ritmo de violín, arpa y zanfona entre otros instrumentos representativos de la música folk. 

Tan pronto la banda abandonó el escenario, el Admiralspalast comenzó a transformarse lentamente. Diferentes runas y símbolos mágicos decoraban su amplio techo y un repentino murmullo de pájaros y viento fue convirtiendo la sala en un bosque. El teatro comenzó a impregnarse de un fuerte olor a palo santo y del escenario sobresalían ramas de árboles, así como un decorado que nos llevaba a tiempos atrás y en el que destacaban huesos de animales e instrumentos de otra época. De pronto, un misterioso ser encapuchado apareció en el escenario e impregnó la sala de un olor a palo santo e incienso que hacía la experiencia aún más  intensa si cabe. Posteriormente, los miembros de la banda aparecieron en fila, deslizándose lentamente por el escenario y formando un círculo para dar lugar a una pequeña ceremonia e iniciar lo que fue, sin duda alguna, uno de los conciertos más destacables que habíamos visto hasta ahora.

Luciendo sus característicos atuendos que nos recuerdan un pasado vikingo y valiéndose de un decorado y una iluminación espectacular, la banda nos deleitó con una increíble interpretación de “In Maidjan”. Una espléndida Maria Franz, haciendo gala de una voz verdaderamente única, nos cautivó a todos con un cántico que nos sumió en un profundo trance y que duraría hasta el final de la noche. 

Con “Alfandhirhaiti” el público comenzó a aullar ante la aparición de seis feroces guerreros, uno de ellos mujer, que acompañaron a Kai Uwe Faust en una canción que inspiraba a nuestro yo más primitivo a gritar y sacar toda la garra que teníamos dentro. Los guerreros, que portaban lanzas y escudos, llevaban el torso desnudo y estaban pintados de negro, lo que hacía que su apariencia resultara aún más salvaje y propicia para la situación.

Con “Krigsgaldr” nos sumergimos en la voz de Franz a la vez queFaust y Christopher Juul se movían por el escenario haciendo gala de sus pintorescos ropajes y cantaban con las voces rasgadas que les caracterizan. 

A ritmo de “Hakkerskaldyr”, los guerreros aparecen de nuevo en el escenario y alentados por Faust y Juul comenzaron a gritar al ritmo de los golpes de sus lanzas contra el suelo. Seguidamente, Franz y otras dos chicas de la banda se alinean para hacer una bellísima interpretación de “Norupo”, tema en el que Franz destaca una vez más por su hechizante voz.

Momento mágico llegó de la mano de “Othan”. Mientras Faust se movía por la sala para hacer sonar las campanas de su capa, los guerreros volvieron a escena. Franz canta acompañada de las chicas y posteriormente se aproxima a los guerreros que la rodean y alzan sus escudos mientras ella nos deleita con su desgarradora voz. Finalmente, el público queda cegado con cada toque del timbal, ya que viene acompañado de una fortísima luz blanca. En la atmósfera se respira un misticismo increíble.

Escuchamos una campana de fondo que anuncia “Traust”. El escenario está oscuro y predomina un color violáceo que apenas deja ver la silueta de la banda. La única guerrera se aproxima a Faust y este la ata ayudándose de la lanza de ella para dejar sus brazos inmovilizados. Después la somete en el suelo atándola por el cuello. Finalmente, Franz se acerca en acto de redención y la libera. 

Comienzan a escucharse las primeras estrofas de “Galgaldr”, pero no podemos ver nada por la oscuridad que reina en la sala, a excepción de la luz de un tímido foco que los señala. Posteriormente todo se vuelve negro y una luz blanca nos deja ver a ratos sus siluetas sin gran nitidez debido a la gran niebla que hay en el escenario. Un gran juego de luces blancas que resultan mareantes y confusas le dan un énfasis especial a la canción y un público enloquecido se retuerce en sus asientos con ojos entrecerrados y meciéndose en trance.

“Elddansurin” es presentada en plena oscuridad. Juul sujeta una antorcha con la que posteriormente comenzará a tocar el bombo y, mientras Franz y Faust cantan, la guerrera volverá a aparecer sujetando unos cuernos a los que posteriormente prenderá fuego y bailará con ellos por el escenario durante la canción. 

A ritmo de “Hamrer Hippyer”, la banda invita a los asistentes a abandonar sus asientos para sumirse con ellos en un baile donde el trance, los aullidos y nuestro yo más animal se fundieron en uno. A ritmo de luces violentas y golpes de timbales, los guerreros bailaban frenéticos incitando al público a hacer lo mismo y uno de ellos bajó del escenario para saltar entre los asientos de la gente con aspavientos y gritos feroces. La locura se hacía dueña del Admiralspalast aquella noche.

Con esta canción, Heilung abandonó el escenario y un público fuera de sí comienza a llamarlos haciendo estruendo con los pies y aullando como si de bestias se trataran. Aparece nuevamente el misterioso encapuchado que vimos al principio con su incienso. La banda se ha ido, pero ha dejado a un público enloquecido en su trance. Escuchamos de nuevo a los pájaros y al viento.

Pese a las luces encendidas que dejan ver claramente que el concierto terminó, el público tarda varios minutos en dejar de aullar y salir del trance. Un trance que nos ha hecho conectar con el animal que hay dentro de nosotros, con nuestro lado más salvaje y primitivo. Un trance que lleva un nombre: Heilung. 

SETLIST de HEILUNG

  • In Maidjan

  • Alfandhirhaiti

  • Krigsgaldr

  • Hakkerskaldyr

  • Othan

  • Traust

  • Galgaldr

  • Elddansurin

  • Hamrer Hippyer