Texto: Jorge Fretes
Puede gustar mas o menos el cartel que presente el Resurrection Fest cada edición, lo que es indiscutible es que 13 años después tanto la localización como la organización no tienen rival en España. Ha tenido sus fallos a lo largo de estos 13 veranos, cosas que ahora en 2018 se han pulido y que ya van rodadas como si llevasen en esto toda la vida. Es gran parte del éxito del festival, tenerlo todo tan atado para que no suene a mentira eso de que “es el mejor fin de semana del año”.
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¿Es para tanto? Solo hace falta darse una vuelta y ver los comentarios en las redes sociales de los demás festivales de este verano en la Península. En 2018, y a pesar de contar en su cartel con bandas mas parecidas a corporaciones (Kiss, Scorpions, Stone Sour, Ghost), sigue siendo un festival “por y para los fans”, con gran parte del cartel nutrido de bandas nacionales y muchas internacionales de la escena underground. Con el crecimiento de asistencia parecía imposible no descuidar ciertos aspectos que ocurren mas veces de la que nos gustaría en macro-eventos de más de 50.000 personas, aunque de momento no nos hemos topado en Viveiro con ello. Ni colas inmensas para entrar al recinto, ni descuido en la limpieza de los aseos, ni falta de servicios mínimos (como agua potable o autobuses lanzadera), ni poca oferta de restauración (comida para todos los gustos), ni problema de sonido en los escenarios (este año el Desert Stage ha sonando increible)…son cosas que uno da por hechas en muchos sitios pero siempre arrancan una sonrisa cuando de verdad ocurre.
Punto Lila de apoyo contra las agresiones sexuales (en este festival sí funcionando durante toda la jornada), el aclamado puesto de American Socks, una amplia zona de merchandising, el stand de RockZone con DJ´s y el de Yamaha con Kitai realizando versiones durante todo el festival, o los puestos de Monster y Thunderbitch donde los artistas realizaban sesiones de firma tampoco faltaron, así como precios asequibles para este tipo de eventos (solo hace falta ver que con el mismo sistema de monedas, el Resurrection Fest tenía el litro de cerveza 2 euros más barato que su competidor en la capital)…ya solo faltaba que no lloviese ni hiciese calor, y hasta en eso el Resurrection Fest triunfó.
WARM-UP MIÉRCOLES 11 DE JULIO
Para nosotros el calentamiento para el festival arrancó con los ingleses THE QEMISTS, una banda mas que apropiada para este tipo de escenarios. Su mezcla de drum& bass, electrónica, rock y metal convenció a más de uno. Normal, cuando tienes al frente a dos vocalistas como Bruno Balanta y Oliver Simmons, uno en su papel de animador del cotarro y otro entregando los berridos correspondientes. Sonaron bien, se hicieron querer arengando constantemente al público a saltar y seguirlos, y es todo lo que esperas de una actuación en un festival: grandes emociones, singles redondos y mucho buen rollo. “Stompbox” explotó en nuestros pechos como si de una mina antipersonas de tratase.
Luego nos esperaba el rapcore político de RIOT PROPAGANDA, en esta unión de músicos de Los Chicos del Maíz y Habeas Corpus. Con el uniforme de camisas rojas y corbata negra dieron mucho colorido, melodías pegajosas y mensajes contundentes, aunque como un servidor no es ni muy seguidor del estilo y ni de la banda al final su set terminó siendo muy lineal. Ojo, que es una opinión subjetiva y sí que se vieron circle pits, wall of death y mucha polvareda durante su actuación. Lástima que su “Bienvenido al Paraíso” sonó como un fusilamiento al clásico de Neil Young.
Lo de JELLO BIAFRA & THE GUANTANAMO SCHOOL OF MEDICINE fue otro rollo, y es que había mucha historia encima de ese escenario. El mítico vocalista de Dead Kennedys ya lleva muchos festivales a cuestas y sabe perfectamente lo que funciona, por eso se dejó los discursos en casa y tiró de mucho clásico como “Holiday In Cambodia”, “Nazi Punks Fuck Off” o “Too Drunk To Fuck”. Nos sorprendió verlo tan entero y con tanta energía, es cierto que la voz nunca ha sido su fuerte pero sigue dando guerra. Diversión y reivindicación, para nosotros unos ganadores.
Aunque para ganadores tuvimos a MINISTRY, con un Al Jourgensen sublime y a un Tony Campos soberbio. Esperábamos un set que a la larga se haría cansino con tanto industrial, pero que al contrario fue la fiesta padre en lo que todo sabía a temazo. Al contrario de otros directos mecánicos y en piloto automático que hemos visto rondando por ahí, este ha sido algo hasta casi espontáneo. Jourgensen se veía animado por la gran reacción del público, se alimentaba de esa fuerza y el gran sonido del escenario Ritual hizo el resto. De “Twilight Zone” a “So What” todo un éxito.
Por último nos tocaba POWERFLO, el supergrupo de hardcore + hip hop con integrantes de Biohazard, Cypress Hill o Fear Factory. Cuando las fuerzas ya iban flaqueando, salieron a matar y nos dieron un chute de caña donde liberamos toda la rabia. “Finish The Game” o “The Grind” nos hicieron botar de lo lindo, y es que el bicharraco que es Billy Biohazard sigue imponiendo bastante encima de las tablas. No les ha salido mal la jugada, y con solo 2 años de existencia han conseguido cosas importantes. Por el set que hicieron podrían haber tocado perfectamente en el escenario principal del festival.
La fiesta de presentación cumplió su función: abrir el apetito y dejarnos con ganas de más, con un buen sabor de boca y un sonido nítido (recordemos que este año se realizó en el antiguo Chaos Stage, bautizado para esta edición como el Ritual). Con un módico precio de 12 euros y un cartel con joyas era un MUST tanto como para el que había comprado su abono como para el curioso residente de Viveiro que quería palpar el ambiente.
JUEVES 12 DE JULIO
El primer día “oficial” del festival lo recibimos de la mano de los valencianos NOAH HISTERIA. Teníamos muchas ganas de ver a Juan y los suyos, más aún después de ese excelente “Hautefaye” editado el año pasado y tras haberlos visto en gira en Málaga. Daban la nota prog en el cartel nacional, y no defraudaron al pintar sobre el lienzo sus temas. El sonido les jugó una mala pasada en la primera canción, quizás por un mero line-check en lugar de una prueba de sonido al completo, pero todo se solucionó para la segunda canción. El carisma de Doc lo inundó todo, esa especie de djent con teclados y en español hizo el resto. Concierto de sobresaliente en el que ganaron mas de un fan nuevo, y donde su batería Daniel Torregrosa hizo que lo complicado pareciese un juego de niños.
Los gallegos BLOODHUNTER eran los siguientes en el Ritual Stage, y no vamos a negar que algo más de interés suscitaba el que Diva Satanica (su vocalista) haya participado en el programa televisivo “La Voz”. Venían de tocar en el Otero Brutal Fest y el Metal Lorca, por lo cual el Resurrection Fest les pillaba ya con el calentamiento hecho, y eso se notó nada mas empezaron a sonar los primeros riffs. El guitarrista Fenris capitanea el barco de manera perfecta, mientras que Diva Satanica sorprende con sus growls. Death metal melódico sin muchos artilugios y lineal, aunque eso no le quite lo bien hecho. Quizás esa falta de diferentes registros sea lo que no de fluidez al set, pero no será por no intentarlo (y en su tercer álbum deberían).
El Chaos Stage presentaba a CUCHILLO DE FUEGO, listos para arrancarnos unas sonrisas. Desde Pontevedra para el mundo, su rock sucio y con gotas de stoner no dejó a nadie indiferente, aunque juzgando por el recibimiento que tuvieron, muchos de los asistentes ya eran adoradores suyos. Todo funcionó en tan poco tiempo: sonido, feeling, el puto Juanes y sus letras. Joder, y es que con el antecedente de Unicornibot muy mal se te tiene que dar para no dar un bolazo aunque las cosas estén en contra. “Forforcio” fue coreada hasta la saciedad, y con su “Triple España” salieron en volandas. Muy jefes.
La primera sorpresa gorda del día vino de mano de las gallegas de Boiro AGORAPHOBIA, sorpresa porque no sabíamos nada de ellas. De buenas a primeras, con ese rock entre punkarra, grunge y garagero da pruebas de mucho escenario pisado (esta gira “Incoming Noise” lleva desde febrero y con más de 20 fechas), todo unido al gran desparpajo que muestra la banda al tocar con rabia y desinterés a la vez sus instrumentos (sí, muy 90´s todo). En esta ocasión iban acompañads de un chico a la guitarra, aunque toda información que vemos suya en las redes indica que es una banda compuesta íntegramente por mujeres…el llamado “sexo débil” siendo lo mas interesante del día en el Desert Stage, como unos The Last Internationale pero mas siniestros. Ya nos enamoramos de su apuesta con “Zero” y su guiño al “Sugar Kane” de Sonic Youth. Muy buen sabor de boca y corriendo para Madrid, que al día siguiente tocaban en el Mad Cool.
No queríamos perdernos a los canadienses GET THE SHOT en el Chaos Stage, y es que no es tan fácil verlos en España. Hardcore con mucho de punk, mucho del sonido old-school, nada de moderneces y una actitud totalmente DIY que hizo que el público se volviese loco en circle pits y stage divings contantes. El haber grabado con el guitarrista de Cryptopsy les da ese sabor a metal, y lo auténtico de su vocalista JP hace que haya sido para nosotros el bolazo de hardcore de esta edición del Resurrection Fest. También nos quedamos con la boca abierta al ver a su guitarrista Tom desparramar esos punteos en temas como “Faith Reaper”. Mucho más que ver que con tu típica banda de hardcore de chicos malos que no han roto un plato en su vida, sonaron crudos y reales.
Juan, Mario y Álex, o sea AATHMA, nos esperaban en el Desert Stage. Los de Madrid son de sobra conocidos por su gran performance, y como hemos dicho anteriormente: el Desert Stage no tuvo casi ningún fallo este año. Pútrido y misterioso, su set se nos clavó en la mente con unas gruesas lineas de bajo como las de “Hvare” de su sensacional “Avesta”. Es genial presenciar como las voces limpias atacan con melodía algo tan oscuro como lo que desprenden guitarra y batería, más aun bajo el amparo de sus incondicionales y de los técnicos de sonido. Mas animado de lo que esperábamos, por fin nos pudimos quitar la espinita de verlos en directo.
Nos pareció lamentable que tan poca gente asistiese al Ritual Stage para ver a los suizos NOSTROMO tras su regreso a la actividad. De participar en la gira reciente de Gojira a Viveiro, donde su vocalista español Juan lo intentó pero no llegó casi en ningún momento a conectar con el público. Encima del escenario todo era diferente, porque tanto Maik a la batería como Jérome a la guitarra nos trituraron el cerebro a base de ritmos machacones herederos de ese metalcore europeo tan cazurro. Nos dio un poco igual todo, ellos se lo estaban pasando bien y nosotros colapsamos con su gran “Uraeus”.
Nuestra primera visita del día al escenario principal fue para ver a los americanos OVERKILL. Thrash metal de pura cepa, infectado de heavy metal y que viene dando por culo a todos desde 1980. Bobby Ellsworth no defrauda nunca, ni lo hizo en Viveiro ya que todo sonó en su lugar durante las 10 canciones que interpretaron. No se dejaron nada en casa, ni clásicos de la talla de “Rotten To The Core” ni versiones como la de “Sonic Reducer” de los Dead Boys. El tan eufórico “Fuck You” de Subhumans sonó hasta en dos ocasiones y pudimos comprobar que a pesar de los años el cansancio no hace mella en unos profesionales como Overkill. A más de una banda le gustaría estar en este estado de forma.
Seguimos en el escenario principal, pero esta vez para ver a ANTI-FLAG. Tuvieron un momento de gran relevancia en la escena del punk melódico hace poco más de una década, y era momento de comprobar como se las gastaban en directo. Para ser sinceros Justin Sane apenas llegaba en algunas ocasiones, al batería Pat Thetic parecía faltarle el aire, y ciertos temas parecían algo desinflados. Por suerte el bajista Chris Barker salió al rescate y pudo salvar a la banda del bochorno, también apoyados por los Resukids cuando tocaron ese “Brandenburg Gate” de su último “American Spring”. Muy justitos.
Por suerte fuimos corriendo al Desert Stage para dejarnos arrollar por ROLO TOMASSI. Esta experimental banda inglesa ha sido clasificada de muchísimas maneras, pero nada te puede preparar para la caótica performance que realizan, y no solo hablamos de su vocalista Eva Spence. Parece mentira que todo lo que estaba pasando en el escenario sonase tan bien, tantos cambios y registros conectó bastante bien con el generoso público que los estaba viendo y flipando con ellos. Fue un balance perfecto entre luz y oscuridad, con golpes de jazz y de progresivo, nunca dejando de lado ese lado agresivo. El final “Illuminare” nos terminó de matar y ya somos afiliados a su locura.
Ojala lo de STONE SOUR hubiese surgido efecto, pero no fue así en el escenario principal del festival. Actuaban casi como cabezas de cartel, Corey Taylor salió con una camiseta del Resurrection Fest y hasta Roy Mayorga se portó en la batería, pero todo nos supo a sacarina. Muchos discursos, agradecimientos, hasta un Corey con “Bother” solo en la acústica o sacando los muñecos hinchables en “Fabuless” no terminó de llenarnos, y tal fue el efecto que decidimos buscar calor en otro escenario.
Lo encontramos con CANCER BATS en el Chaos Stage. ¿Qué le dan de comer a esta gente? Menudo bolazo se marcaron Liam Cormier y sus muchachos, presentando su nuevo “The Spark That Moves” pero desgranando clásicos recientes como “Bricks And Mortar” o “Hail Destroyer” para terminar de encender al público. Entretenido, rápido, jodido y con mucho jaleo en las primeras filas, como tiene que ser cualquier concierto en este tipo de festivales.
Mas de subidón nos pusieorn WOLVES IN THE THRONE ROOM en el Desert Stage, aunque con otro tipo de atmósfera. Un silencio sepulcral llenaba en ambiente antes del inicio, incienso y velas para que los americanos nos dieran como ofrenda ese black metal americano épico. Quizás por el corto tiempo que tenían para su set o simplemente por promocionarlo más en España, la banda se dedicó a intepretar complementamente canciones nuevas en su show en el Resurrection Fest. Ni siquiera cayó el “I Will Lay Down My Bones Among the Rocks and Roots” que sí la estaban tocando en esta gira europea, pero ni falta les hizo porque el sonidazo que lograron arrancar de ese escenario fue mágico. Entre tema y tema apenas dibujaban un tímido “thanks” y muchas miradas amenazadoras del guitarra Kody Keyworth. Ni una sola pega, una de las pocas bandas de metal extremo de esta edición y dieron un espectáculo para recordar años y años.
15 minutos llevaban tocando GHOST cuando llegamos al escenario principal, y el nuevo Cardinal Copia seguía con un tono de voz algo raro, entre gangoso y ronco como ya habíamos visto en algunos videos de YouTube de su actual gira. Los cabezas de cartel de este día lo solucionaron pronto, y ya para “From The Pinnacle To The Pit” lo anterior era una simple anécdota. Cardinal Copia es un héroe de nuestros tiempos y dirige a su nueva parroquia con gracia, sus monaguillos lo hacen a la perfección y sin parecer mecánicos, y aunque su show esté bastante ensayado da pie a momentos de espontaneidad como ese saxofón en “Miasma”. Demostraron otra vez que mas allá de toda la parafernalia en el escenario, los disfraces y las máscaras, son una banda de pop/metal destinada a reemplazar a las viejas glorias en su grandiosidad. No el mejor concierto de Ghost que hemos visto pero si uno muy muy correcto.
Ya solo nos quedaba por ver a AT THE GATES en el escenario Ritual. Antes Tomas Lindberg había hecho lo suyo con The Lurking Fear, y hacía doblete con su banda principal (al igual que lo había hecho semanas antes en el Hellfest Open Air). Está acostumbrado a estos trotes y por ello el cansancio no hizo mella en lo que brindaron los suecos en Viveiro. Aprovecharon la ocasión para regalarnos por primera vez algunas piezas de su nuevo “To Drink From The Night Itself” y todavía nos tiemblan las piernas al escuchar la intro “El Altar Al Dios Desconocido” justo antes de “Death And The Labyrinth”. Sencillo, correcto y sonando a carnicería, revolucionaron a gran parte de la masa que acudió a verlos, y nosotros lo gozamos. Así dábamos por finalizada el primer capítulo de esta aventura.
VIERNES 13 DE JULIO
Un cambio de horarios imprevisto hizo que SANTO ROSTRO adelantase una hora su set, por lo que corrimos ahogados a verlos al escenario principal. Los jiennenses son una debilidad de nuestra, y no queríamos perdernos su sludge metal ni un solo segundo. Mucha gente no se enteró de estos cambios, notificación que llegó tarde hasta en las redes sociales, por lo que la asistencia fue algo escasa pero muy entregada. A ellos les da igual 8 que 80 y se dejaron la piel en cada tema… tanto les da igual que solo faltaba ver la complicidad entre Miguel y Antonio al finalizar el set lanzándose uno encima del otro mientras alimentaba su pedalera de llantos y distorsión. Un triunfo personal para la escena andaluza, gran concierto en Viveiro.
El screamo/post-rock de BONEFLOWER le susurró a nuestras almas desde el Chaos Stage, y es que Eric, Desan y Jaime lo hacen a la perfección sea en un sótano o en un festival de estas dimensiones. Sus directos son intensos, mucho, y cuando el sonido les acompaña como en esta vez no podemos mas que arrodillarnos ante el firmamento y pedir que esto dure mucho más. Que bien nos supo ese “Unfading”, donde volvemos a confirmar que los madrileños son una de las bandas del género mas capaces de crear hits en una escena DIY. Compromiso, spoken words, el no tenérselo creído y sudar la gota gorda…todo eso vivimos con Boneflower, y nos supo a poco, muy poco.
El buen hacer se siguió viendo en escenario principal con VIRGEN y su polsaguera. Jorge es de esos frontmans que tanto necesita la escena, no solo con talento sino también con carisma y pelotas como para levantar un concierto desde el minuto 1. Olvidense de escuchar este mondongo en disco, la verdadera chicha está en los directos y en la fuerza que desprenden los riffs de su post rock experimental. La Vega Baja nunca estuvo tan viva como en su directo en el Resurrection Fest, y gracias a tenerlo todo muy rodado lograron dejar huella entre las bandas nacionales de esta edición.
Llegaba el turno en el Chaos Stage de ver a los bautizados como “At The Drive-In españoles”, los madrileños TRONO DE SANGRE. 8 años de carrera avalan su éxito en la escena underground, y ahora con Javier Cosmea de Thirteen Bled Promises como guitarrista parecen tener más garra. Venían del Mulafest y del Download Festival, pero para ellos parecía ser como cualquier ensayo más donde uno se lo pasa en grande. Simpatía, el perro ladrando bajo la piel y un “Accidente” en el que nos dejamos los huesos. Que lo repitan, y pronto.
HONGO es de esas miticadas que tanto gusta ver en un festival donde los grandes nombres acaparan el cartel. Desde A Coruña, son unas leyendas dentro del crust/sludge patrio, y en el Desert lo demostraron a base de gruñidos y puñetazos a la guitarra. 5 discos y 6 giras europeas además de cientos de bolos en la Península los avalan, y aunque lo que hagan es bastante minoritario, sí que había bastante público dejándose el cuello en su set. El cuarteto salió a matar y consiguió su objetivo sin mucha dificultad.
El mismo efecto consiguieron los bilbaínos THE WIZARDS en el mismo escenario pero bajo la bandera del heavy rock. Tan resultón fue su show que hasta tuvieron un grupo de jóvenes seguidores haciendo circle pits y mosh en casi todas las canciones, que por cierto sonaron de muerte. Manejan el ritmo a la perfección, entre ritual y ceremonia del riff su frontman Ian Mason iba desprendiéndose de la ropa que llevaba hasta desnudar su alma y prenderle fuego mientras interpretaba maravillas de su “Full Moon In Scorpio”. Tempranos ganadores del día, sin duda alguna.
MEGADETH hacían lo suyo en el escenario principal del festival. Dave Mustaine llevaba ya un par de días en Viveiro y se lo vio en varios bares de la zona degustando la gastronomía local, por lo cual llegaba al Resurrection Fest bastante descansado tras telonear a Kiss en Madrid. En alguna parte de la capital se dejó olvidada la voz, y aunque arrancase con temazos como “Hangar 18” o intepretase miticadas como “Tornado Of Souls” acompañado de proyecciones, no terminó de convencer (como lleva ya tiempo) para el nivel en el que debería estar. El concierto se lo salvan los nuevos Dirk a la batería y Kiko a la guitarra, donde no fallan nada. El error está en otro sitio, pero mientras la sinfonía tenga su cara mas visible todo seguirá como hasta ahora. Gran setlist elegido para la ocasión, si tan solo Mustaine estuviese a punto.
Hicimos bien en ver a SUFFOCATION en el Hellfest Open Air, porque no gozaron del mejor de los sonidos en el Ritual Stage. La segunda parte de su gira “Realm Of Darkness” arrancaba justo aquí, por eso se les notaba bastante frescos, sobre todo a Eric Morotti (batería) y Derek Boyer (bajo) en un trabajo impecable de death técnico y acelerado. Ya para “Catatonia”, a mitad de set, empezaron a sonar algo decentes, pero era demasiado tarde.
El mal sonido nos acompañó hasta el Chaos Stage, porque los artistas de Southern Lord WOLFBRIGADE decidieron ponerlo todo a tope (a lo High On Fire) para descargar su lycanthro punk sin piedad alguna. El vocalista Micke estaba bastante incendiario y el público también reaccionaba ante el combustible, pero todo acabó siendo una pelota de sonido y versiones de Wolfpack. Muy punk todo, sí.
La elegancia y el refinamiento nos vino luego con LEPROUS en el Ritual Stage, en un directo que convenció a fans y extraños, y que los encumbró como una de las mejores bandas de todo el festival a pesar de que la organización les cortase los últimos 30 segundos de actuación. Por suerte los asistentes reaccionaron de manera todavía mas elegante sin dejar de cantar y aplaudir mientras ellos continuaban con “Mirage”. De sacarse el sombrero lo de estos señores en esas 7 canciones.
Llegó el turno de los cabezas de cartel del día, los alemanes SCORPIONS. No inventan nada pero sí que innovan en su setlist, porque quien diga que se esperaba ese “Speedy´s Coming” de 1974 simplemente está mintiendo. Bravos, valientes y con mucho todavía que decir, Rudolf y Klaus capitanearon la nave de manera sublime y dieron al público lo que quería, entre baladas de radiofórmula y banderas de España en los monitores, incluso con un homenaje a Lemmy con “Overkill” a cargo del enorme Mikkey Dee. Ya adelantamos que fueron los mejores de los tres cabezas de cartel.
PARADISE LOST era algo que teníamos muchas ganas de ver, y casi sin dirigirse al público nos complacieron con 11 temas en su set. Una mezcla de diosa y pantera desde “No Hope In Sight” hasta “Embers Fire”, Nick Holmes se ratificó en el gran vocalista que es, y Greg Mackintosh confirmó el gran momento que está viviendo tras dejar aparcado el proyecto Vallenfyre. Están tirando de una selección de canciones más atípica y agresiva, lo cual nos encantó.
El final de jornada vino con GOD IS AN ASTRONAUT en el Desert Stage y el jurado fue unánime: sonó de escándalo y casi igual a los discos de estudio. Los irlandeses lo bordaron, sobre todo Niels mucho más receptivo de lo que recordamos, creando atmósferas realmente emotivas. Las piezas de “Epitaph” ganan mucho al tocarlas en directo, y nos llevaron en volandas hasta un sueño eterno y el último día del festival.
SÁBADO 14 DE JULIO
Con SOMAS CURE en el escenario principal arracamos el sábado del festival. Para nosotros siguen siendo un misterio, porque aunque esté totalmente demostrado que su vocalista Txema Fonz es algo muy especial en la escena estatal, y aunque tengan canciones tan redondas como “Helios”, no terminan de sonar bien en directo. No era la primera vez que los veíamos, ni el único formato, y esa bola de sonido se apodera de gran parte de su set, comiéndose casi todos los instrumentos. Sea como sea el show fue bastante energético y se pudo palpar como poco a poco se van ganando el cariño de mucha gente. Los vemos como unos sucesores naturales de Sôber, con un toque algo más agresivo.
Poca broma fue lo de APOSENTO en el Ritual Stage, y es que el death metal clásico de los de Logroño nos embruteció. Sonó como tenía que sonar, sucio y alto y con una voz podrida, tanto como “Partially Deceased Syndrome” y la colección de gemas que fueron cayendo una tras otra sin piedad. No les van las charlas ni los detalles, se quedaron en 1990 y bien que lo disfrutamos, como si de unos primigenios Cannibal Corpse se tratasen.
Lo de BELLAKO también fue de enmarcar, y da gusto ver que tanta peña llena la carpa del Chaos Stage para ver a los de Maresme. Su hardcore metal “fumao” nos regaló grandes momentos, todos ellos inmortalizados en el videoclip que acaban de estrenar para “Demonios” con imágenes de este directo. Circle Pits, integrantes saltando al público, wall of death y hasta un porro hinchable arrojado a las primeras filas. Se sabía que la iban a liar pero no tanto, y nos alegramos porque tanto el sonido como el apoyo del público les acompañó.
Una pausa para poder realizar entrevistas para este medio y para The Chapel Radio, y pudimos continuar con nuestra aventura en el directo de ROTTEN SOUND. ¿Qué decir de estos fineses que no se haya dicho ya? Sonó burro, grosero y maléfico, desde nuevas como “Harvester Of Boredom” hasta fijas en su set como “Hollow”, nos trasladaron por momentos al Obscene Extreme entre orcos y mucha sangre. Llevan desde 1993 y no pierden la esencia DIY, muy bueno el detalle del bajista de llevar una camiseta de Implore.
Tras lo vivido en su última visita al festival, FRANK CARTER & THE RATTLESNAKES tenían que liarla parda ya que los habían movido de la carpa al escenario principal. El pelirrojo no lo dudó ni un instante y desde “Juggernaut” empezó a calentar las cosas de tal manera que acabamos haciendo el circle pit mas grande de esta edición, rodeando la mesa de sonido del escenario principal (tranquilos, no superó en brutalidad al de Heaven Shall Burn años atrás, pero casi). Con un coreado “I Hate You” se despidió de Galicia, y se coronó como el rey del rock en Viveiro, grande Carter hasta para conseguir un crowd-surfing solo de mujeres en “Wild Flowers”.
La locura experimental de la jornada venía de la mano de los franceses IGORRR. Su “Savage Tour” es todo lo que promete, porque si algo salvaje hubo en el Resurrection Fest eso fue el directo de esta banda. Los vocalistas Laurent Lunoir y Laure Le Prunenec son unos fuera de serie, el primero con sus growls aborígenes y una indumentaria bastante curiosa, y la segunda con su versátil voz de mezzosoprano que pasa del pop al metal en segundos (además de los espasmódicos bailes). Mezcla en una batidora a Meshuggah, Aphex Twin, un DJ (el propio Gautier Serre a.k.a. Igorrr), Chopin, Cannibal Corpse o Domenico y aún no llegarás ni cerca de la apuesta de esta banda. A no perdérselos en el Leyendas del Rock!
PROPHETS OF RAGE cumplieron con creces en el escenario principal, tanto con sus temas propios como con los de RATM o las versiones de hip hop que suelen hacer de Cypress Hill o House Of Pain. Setlist clavado al del Download Madrid del año pasado, pero no por ello menos divertido o eficaz. La sombra de Zack de la Rocha sigue siendo muy alargada, pero Tom Morello y los suyos ponen la sal suficiente para hacer de éste un plato muy apetitoso. Sonaron potentes, rindieron homenaje a Vinnie Paul de Pantera e hicieron a España rugir de nuevo (como rezaba la pantalla que tenian detrás). Al final sacaron a Frank Carter para que canté con ellos la final “Killing In The Name Of” y el Resu se vino abajo…tanto que ese “Gracias Barcelona” que soltaron al despedirse solo arrancó sonrisas y no enojos.
Tras el subidón nos marchamos al Desert Stage ya que le teníamos muchas ganas a HARAKIRI FOR THE SKY tras ese genial “Arson” de este año. Con cuatro discos se han posicionado en lo más destacable del black con toques de post rock, y aunque la banda sea del vocalista Michael V. Wahntraum y el multi instrumentista Matthias Sollak hay que reconocer que la banda de acompañamiento que llevan en gira son de clase superior. Tantas ganas teníamos que nos jodió bastante que el sonido fuese tan malo y que no se recuperase ni tras la primera ni la segunda y mucho menos la tercer canción del set. Tuvo que pasar hasta media hora para que empezase a sonar bien aquello, cuando ya iban por “Lungs Filled With Water”, aunque tras ese gran lapsus sonoro todo sonó de maravilla. El último tramo fue espectacular, la banda que estábamos esperando ver…y aunque teniendo esos problemas hicieron todo lo posible por ofrecer un gran espectáculo, las cosas se quedaron a medias.
En el escenario principal estaba el cabeza de cartel del día importante, y el motivo por el cual mas de 80.000 se presentasen el sábado en Viveiro. Al César lo que es del César, y a colorido y parafernalia no los gana nadie, porque los americanos KISS dan a su legión de seguidores lo que desean. Ya sea un solo de guitarra de Tommy Thayer, la cápsula de sangre de Gene Simmons durante su solo de bajo, el recorrido por encima del público y en tirolina de Paul Stanley en “Love Gun”, o 500.000 poses para las fotos mas molonas del festival, todo eso es KISS y sigue siendo año tras año, una gran maquinaria de rock n´roll que hipnotiza a niños y adultos. Concierto correcto y calcado a lo vivido en Madrid y Córdoba los días anteriores.
Todo hay que decirlo, y es que lo de THE BRONX estuvo mucho más entretenido. Demolieron el Chaos Stage, con un imponente Joey Castillo (Queens Of The Stone Age) a la batería a pesar de tener ciertos problemas con la estabilidad de la misma en las primeras canciones. No hubo ningún error en el sonido, el vocalista Matt Caughthran salió enchufadísimo y se tragó a toda la audiencia, que no dudó en devolver la energía a través de walls of death, mosh y muchas sonrisa cómplice. Desde “Broken Arrow” hasta “Rape Zombie” lo dieron todo, y tuvieron hasta tiempo para deshacerse en halagos a sus compañeros de gira Zebrahead.
El festival se despedía para nosotros con EYEHATEGOD. Era muy especial ver a los de New Orleans, no solo por su status dentro de la escena NOLA sino porque nos alegraba mucho que su vocalista Mike IX Williams se hubiese recuperado de su transplante de hígado y pudiese seguir con la gira de la banda. Se le veía de humor, con muy buena voz y dando la intensidad justa a canciones como “Medicine Noose” o “Left To Starve”. Algunas personas criticaban la pasividad y tranquilidad de Jimmy Bower en la guitarra, y será que pocas veces lo han visto con Eyehategod, Crowbar o Down por lo que no saben que es simplemente su carácter. Dieron cátedra de sludge, sucio y roñoso pero siempre honesto, y ponemos las manos en el fuego por ellos al decir que fue de los conciertos mas naturales de los 4 días. Una gozada.
Y así culminaba la 13º edición del Resurrection Fest, sin agobios ni colas insufribles, donde uno podía acercarse a cualquier concierto a las primeras filas estuviese donde estuviese y teniendo su espacio personal vital, donde el ambiente estaba muy lejos de los malos rollos y donde todo lo que necesitabas para estar cómodo los 4 días de festival lo tenías a la mano. Sigue siendo bajo nuestra opinión uno de los mejores festivales multitudinarios en cuanto a organización y localización, porque al menos en ese aspecto aún no tienen rival. Ahora solo toca esperar al próximo julio, porque el Resu es siempre el sitio a volver.
PRONTO REPORTAJE FOTOGRÁFICO A CARGO DE IRIA LAGE