Texto: Jorge Fretes
Fotos: Sebastián Flores
Al final se confirmaban los peores augurios y los cabezas de cartel Korn cancelaban de una vez por todas su actuación en el Resurrection Fest. Un día pasado por agua y con los ánimos decaídos, sin horarios hasta última hora pero con la predisposición de cerrar por todo lo alto el 15 aniversario del Resurrection Fest.
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La banda gallega de post rock y stoner instrumental Kaleikia daba el inicio del Desert Stage, con una música épica, inteligente y muy talentosa. Su ‘Oileán Fada’ de 2019 suena muy bien en directo, mucho más fluido, y el cuarteto que lleva en activo desde 2017 dejó un muy buen sabor de boca ante la gente que iba llegando al recinto.
Menos de 15 minutos después y con poco tiempo para el montaje arrancaban los malagueños Elephant Riders en el mismo escenario y con ciertos problemas técnicos en las primeras canciones, algo que fue arreglándose a lo largo de sus 40 minutos de actualización en los que pudimos disfrutar canciones de su recién editado ‘Impure’, así como de ‘Risen’ o de su debut ‘Supernova’. Los primeros pogos del día se ponían en marcha, ante la descarga de stoner y rock alternativo que prendió fuego a la última jornada del festival.
Deadly Apples hicieron algo bizarro en el escenario principal. Los canadienses llegaban apadrinados por Munky de Korn y su mezcla de metal alternativo, industrial y electrónica animó a quienes aguantaron el chaparrón, con su vocalista Alex Martel visiblemente intoxicado arrojando el pie de micro y el propio micrófono en varias ocasiones, tumbando también los platos de su baterista Antoine Lamothe, pero a la vez dando un espectáculo sonoro a la altura de su fama. Rara y exitante primera aparición en Europa y en España.
De vuelta al escenario Desert para ver a los almerienses The Dry Mouths, quienes dejaron de lado su recientemente editado ‘Thödol’ para centrarse en un set más rockero y animado como demandaba la ocasión. Así fueron cayendo una tras otra canciones de lanzamientos como ‘And Show Us’, o ‘Moon’s True Delay Lenght Wah Foo Era’ con una muy sentida “Outromental II” en la que consiguieron que todos los presentes los acompañaran a los gritos y puños en alto. El power trio hizo un concierto astuto y planificado para la acción.
Electric Callboy salieron a triunfar y triunfaron. Con pelucas, chandals ochenteros y un “Pump It” sonando perfecto, reventaron los altavoces y aquello fue una fiesta de principio a fin. Viendo que el mito del buen clima español era solo un mito en Galicia, y bajo una lluvia fina, hicieron una fiesta de electrónica y metalcore que en 12 temas se metió en el bolsillo hasta a menos creyentes. Aquello ya empezaba a levantar ánimos, entre chubasqueros y crowdsurfers.
Los llamaron la revelación del festival, y ya sea por lo curioso de su nombre o por el hambre de música progresiva que tenía la gente, Frutería Toñi disfrutaron de un lleno absoluto en el escenario Desert. La gente estaba predispuesta a pasárselo bien, y entre los teclados, saxonfones y ritmos de percusión marchosos, se formaron hasta lineas de conga para que la banda andaluza diera buena cuenta de su ‘El porvenir está en las huevas’ de 2020.
Tras haberse caído de algunos festivales europeos en el último mes por comentarios de su vocalista que se interpretaron como pro-Putin, la banda americana de hardcore punk Stick To Your Guns hacían acto de presencia en el escenario principal. A pesar de coincidir en horarios con otros pesos pesados como Belvedere, aprovecharon al máximo su tiempo para interpretar canciones de sus dos últimos lanzamientos ‘True View’ y ‘Spectre’, así como hits de toda su discografía con el Jesse Barnett visiblemente emocionado por la oportunidad sabiendo que bandas de su condición pocas veces pueden lucirse en un escenario tan grande y ante tanto público.
Había mucha curiosidad por ver lo que hacían Lena Scissorhands y sus Infected Rain en el escenario Ritual. La banda de Moldavia practica un metalcore con raíces en el nu metal, y su disco ‘Ecdysis’ editado este año ha arrancado grandes críticas en la prensa especializada, por lo que nos alegra confirmar que en directo son la furia desenfrenada que ofrecen en disco. Poco importó que el sonido no les acompañase desde el principio, mientras iban cayendo canciones como “Passerby” la banda iba ganando adeptos.
Los alemanes Heaven Shall Burn tienen el record de haber realizado el circle pit más grande de la historia del Resurrection Fest, por ello y por muchas otras cosas son una de las bandas de metalcore más queridas en el festival. Poco le importó a su vocalista Marcus Bischoff que estuviese lloviendo, pronto se deshizo de su camisa roja y a pecho descubierto convirtió el escenario principal en un mar de walls of death, circle pits y crowdsurfing mientras sin piedad iban cayendo piezas con su versión de “Black Tears” de Edge Of Sanity, “My Heart And The Ocean”, o una final “Endzeit” muy celebrada que casi parte en dos el escenario.
La nota polémica ocurrió durante la actuación de Angelus Apatrida en el escenario Ritual, según se puede reflejar en el comunicado que la banda hizo pública. Los de Albacete son de las bandas nacionales más esperadas por todos los amantes del thrash metal en cualquier festival, es por ello que cortar abruptamente su sonido en la última de sus canciones para dar inicio a Bring Me The Horizon fue la gota que colmó el vaso para muchos. Eso no llegó a empañar el buen hacer de Guillermo Izquierdo y los suyos, quienes siguen presentando su disco homónimo editado el año pasado.
La jornada llegaba casi a su fin con los improvisados cabezas de cartel Bring Me The Horizon tras la caída de Korn. Quienes los vieron en el festival en 2016 estarán de acuerdo conmigo que su actuación en esta edición fue bastante mejor, especialmente en la voz con un Oli Sykes que pudo aguantar las 15 canciones del repertorio sin romperse, incluso chapurreando algo de español. No escatimaron en producción, bailarinas incluidas, y eligieron un set repleto de singles donde desde la primera “Can You Feel My Heart?” hasta la final “Throne” fue celebrada como si de una fiesta del fin del mundo se tratase. Se mutación al rock adolescente está completa y el show que despliegan, guste o no, está a la altura de su posición en el cartel.
Para nosotros la noche acababa con Doyle, el mítico guitarrista de The Misfits al que pudimos entrevistar minutos antes de su actuación y que dio buena representación de sus dos discos en solitario editados hasta la fecha, con un Alex Story a las voces que se salía de la pelleja en su máscara de luchador libre. No cayó ninguna versión de Misfits, pero ni falta que hizo para que el escenario Chaos se deshiciera en pogos y gritos de ultratumba.
Y de esa manera cerraba la quinta y última jornada del Resurrection Fest. Un día que fue de menos a más, una edición de la que se hablará mucho y que estamos seguro que no habrá dejado contento a todo el mundo, pero con una organización que pudo salir al paso de las adversidades como pudo con tan poco tiempo de margen para respuesta. De todo ello y más, de lo positivo y lo negativo, hablaremos en el próximo programa de nuestro podcast Asesinos Natos!