Texto: Jorge Fretes
Fotos: Sebastián Flores
Con los papeles hechos el día anterior con la warm up, el Resurrection Fest lo tenía todo listo dar el pistoletazo de salida al jueves en una jornada que nos dejó grandes emociones y actuaciones a la altura de lo esperado, lo que suplió con creces lo vivido el miércoles con Deftones. Judas Priest fueron los grandes triunfadores con un show de leyenda, y es que el diablo sabe más por viejo que por diablo.
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Con todos los escenarios ya en marcha, tenemos que decir que hay que reconocerle al Resurrection Fest el gran acierto que ha sido cambiar de ubicación los escenarios Desert y Chaos, ya que con la configuración actual que se estrena este año han ganado no solo en un mejor sonido sino también en una mejor visibilidad especialmente cuando el sol aprieta más fuerte. El Desert Stage este año lleva unas mejores luces, y está presidido por un triangulo luminoso que consigue su efecto psych.
A primeras horas nos plantábamos en el recinto para ver a los catalanes Fuzz Forward. Dejaron de lado su lado acústico del EP ‘Revolve’ y se centraron más en el aspecto eléctrico de su música que baila entre el stoner y el grunge, cargada de bastante melodía a la que se acercaron a ver los curiosos más tempraneros. Quizás su música esté hecha más para un ambiente de sala y brille con otro color en ese formato, eso sumado a la siempre difícil tarea de ser de las primeras bandas en abrir el festival, pero estoy seguro que habrá otra ocasión en la que disfrutaremos más de su apuesta.
Asaltaban el Chaos Stage los madrileños Bonecarver. Los ex Cannibal Grandpa hacían las delicias de los fans del deathcore, repartiendo una lluvia de riffs y growls a diestra y siniestra. Por suerte gozaron de un gran sonido, algo esencial para lo técnico de su apuesta, y consiguieron arrancar los primeros circle pits del día también lanzando camisetas desde el escenario. Su ‘Evil’ de 2021 quedó bien representado en gran parte del set, donde también cayeron clásicas de Cannibal Grandpa.
Green Desert Water animaron el ambiente en el Desert Stage con un stoner rock cargado de energía. Los de Oviedo aprovecharon para dar un buen repaso a su ‘Black Harvest’ de 2021, con suficiente flow y gracia, para regalarnos temazo tras temazo entre bromas y el carisma de sus integrantes. El escenario principal lo inauguraban Vita Imana, quienes consiguieron arrastrar a bastante gente para un sonido potente en su groove metal sin concesiones, demostrando su buen hacer desde ya ese lejano 2005. Broche final de actuación con “Un Nuevo Sol” entre moshpits y cuernos.
Los catalanes Blaze Out por fin podían presentar su ‘Instinct’ de 2019 en el escenario del Resurrection Fest. Haciendo gala de su metal melódico de corte moderno, contagiaron a los presentes de esa buena vibra y ni siquiera Jordi Wild quiso perdérselos en las primeras filas. Brilló especialmente con ese “Attack On Titan” coreado por el público. Sepultura venían sin Andreas Kisser que fue baja por enfermedad, pero fue sonar “Polícia” por los altavoces y la sangre empezó a hervir. “Arise” y “Territory” fueron las primeras, y con esa ya uno se puede hacer una idea de las intenciones de la banda de salir a matar, en un mar de crowdsurfing y gritos para cerrar por todo lo alto con “Ratamahatta” y “Roots Bloody Roots”.
El desert stage estaba casi lleno para ver los madrileños Adrift, los grandes vencedores en el apartado nacional. Jorge y los suyos dieron una lección de sludge metal abrasivo en el que no dejaron títere con cabeza, con un sonido alto pero nítido, y donde ni siquiera algún que otro problema técnico con la guitarra desmereció un set perfecto. Teníamos muchas ganas de ver a Opeth una vez más, pero para desgracia nuestra el sonido no les hizo justicia y no tuvieron su día a pesar de contar con temazos como “Ghost Of Perdition” o “Deliverance”.
Ante la caída de Amenra, Wiegedood eran la representación de Church Of Ra en el festival. Los belgas repartieron un duro black metal primitivo haciendo buena representación de sus tres discos pero centrándose en ‘There’s Always Blood At The End Of The Road’ con un sonido acorde a lo corrosivo de su apuesta. Judas Priest hicieron justicia a su puesto de cabezas de cartel y fueron de los que mejor sonaron en todo el día, con un espectáculo en el que tuvimos hasta un toro mecánico en la final “Living After Midnight”. Sorprende el gran estado vocal de Rob Halford a sus 70 años, y el del resto de la banda que es una máquina preparada para matar. 53 años de trayectoria representadas en 17 canciones, esperamos que sigan dando este tipo de conciertos muchos años más.
Hoy volvemos para otra jornada más del Resurrection Fest, con varios cambios y cancelaciones pero con una organización luchando todo lo posible por sacarlo todo para adelante. Estén atentos a nuestros perfiles de Instagram, Facebook y Twitter para todas las stories, fotos, videos y entrevistas que estaremos haciendo en el festival.