Texto: Julián Corró
Fotos: Sebastián Flores
Ya no sabemos ni que día de la semana es…bueno, sí, el día de despedirnos del Resurrection Fest. Lagrimita de Estrella Galicia corriendo por nuestras mejillas mientras apuramos las últimas delicias de pulpo en el pueblo, nos pillamos la botella de licor café para la vuelta a casa, y reunimos fuerzas para disfrutar de directos alucinantes como los de Architects o Parkway Drive. Había alguno que decía que esta última jornada era la más floja de este año ¿Pero estáis locos?
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He perdido la cuenta de las veces que he visto a Brothers Till We Die en el Resurrection Fest, y cada ocasión es una alegría a pesar de que tocasen tan pronto. Esta peña parece estar hecha a medida para Viveiro, recuperan ese espíritu de los primeros Resus que los abuelos cebolleta siempre reclaman, y su hardcore cala hondo entre las patadas al aire y la diversión máxima. Bocanada de aire fresco, como siempre.
No nos vamos a escapar del estadio de fútbol de Celeiro sin escuchar una banda de metalcore más, y le teníamos unas ganas tremendas a los ingleses Polar. Vaya chasco cuando aquello no sonó bien en ningún momento, no estamos seguro si fue cosa del técnico de sonido o del equipo en ese momento, pero el concierto no llegó a levantar nunca y ante el cabreo la banda decidió terminar el set a falta de dos canciones. Un mal día para Polar, que lo intentó casi hasta el final.
Totalmente opuesto lo vivido con los alemanes Parasite Inc. Su death metal melódico envió a más de uno al quiropráctico, y el principal culpable es su frontman Kai Bigler que le dio buena cera a los temas de su ‘Cyan Night Dreams’ de 2022 y sobre todo a los del ‘Dead and Alive’ de 2018. De lo mejor antes de que caiga la noche, al igual que el dúo Oscuro Culto tiñiendo el cielo de bilis.
Cosas curiosas se ven en este Resurrection Fest, como lo que hicieron los mexicanos Cemican más allá de sus pintorescos disfraces ¿Te imaginas una mezcla de música prehispánica y metal? Suena tan raro como parece, vientos incluidos, pero el resultado termina convenciendo en directo. Cantando tanto en español como en su lengua Nahuatl, se ganaron nuestro corazón a base de actitud.
Spiritworld fueron otros que nos conquistaron, con esa mezcla de paganismo, westerns, anti cristianismo y un Stu Folsom sobresaliente. Aquello fue un spaghetti western de terror a ritmo de thrash metal y hardcore centrado en su último lanzamiento ‘Deathwestern’, que consiguó meternos desde el minuto cero en su particular universo. Fue raro pero muy divertido.
Puede que Max Cavalera esté muy mayor, que esta formación no sea la que conocemos todos, pero Soulfly siguen cumpliendo a la hora de la verdad. Cuando se arranca en versiones de Nailbomb o Sepultura es cuando realmente te entra la nostalgia, y eso que poco se escuchaba de los platos del Zyon Cavalera en parte de la actuación. Espero que tengamos Cavaleras para rato.
Quizás no te lo creas, con la cantidad de veces que han pisado Viveiro, pero llevábamos 5 años sin ver a los franceses Rise Of The Northstar. En abril lanzaron el trallazo ‘Showdown’ y los parisinos, con Vithia a la cabeza, venían con ganas de marcha. El público, ni corto ni perezoso, respondió con euforia, y la gente no paró de volar mientras caían sin piedad temas como “Samurai Spirit” o “Again And Again”.
Vaya despiporre lo de Belphegor en esta edición. Puesta en escena brillante, con un black metal de mucha calidad y ejecutado con tal perfección que asusta. 8 temas, desde “Baphomet” a “Totentanz” que nos hicieron bailar de manera macabra. Más dulce pero también resultona fue la apuesta de Amaranthe, lástima que tuviesen tantos percances con el sonido de las guitarras.
Creo que no hace falta decir que Architects son uno de los referentes mundiales en cuanto a metalcore, y su presencia en horario estelar en el escenario principal está más que merecida. Una banda que nos encanta en estudio pero que pocas veces convence con su sonido en directo, en esta ocasión recibieron opiniones dispares.
Era la oportunidad de ver al guitarrista nuevo Martyn Evans, que cumplió con creces, pero se hizo muy evidente que Sam Carter necesita cada vez más apoyo de las pistas pre grabadas para llegar a ciertas canciones. Ningún pero al derroche de energía y actitud, pero quizás deberían parar la maquinaria un tiempo. Y no, no es cabreo porque no hayan tocado “Animals” (vale, sí, un poquito).
Hace 10 años decir que Parkway Drive serían cabezas de cartel de festivales europeos era motivo de burla, pero poca broma lo que Winston McCall y los suyos han conseguido con sus últimos álbumes. Una producción alucinante, llamaradas para la traca final, y sus temas más comerciales para poner a saltar a todo el puto festival. “Prey”, “Vice Grip”, Botton Feeder”, “Wild Eyes” y la lista sigue, todos temas redondos para dar un broche de oro al Resurrection Fest con un sonido sin fisuras.
Ni un alma más cabía en la carpa para despedir a los asturianos Desakato. Aunque no seas mucho de su punk rock, la banda de Pablo y Pepo tiene un directo con el que muchos solo sueñan. Deslució un poco que no tocasen en el escenario principal siendo la última ocasión para verles, pero ya les pasó también a Berri Txarrak y lo disfrutamos igual. Grandes, más que un castillo, y un baño de masas más que merecido. Con el trance de los japoneses Mono acabábamos el festival, y con la noticia de que la próxima edición se celebrará del 26 al 29 de junio de 2024 en Viveiro.
Diciéndolo de manera simple y campechana, esta edición del Resurrection Fest se ha comido a la anterior. Han revalidado su título de mejor festival de España, han mejorado muchas de las cosas que prometieron y al menos hicieron el intento con otras.
No son perfectos, imposible serlo llegado a este punto, pero es un festival que todavía no prima las ganancias sobre la experiencia festivalera en sí. Ojo, que mucha culpa de que el Resu tenga el estatus que tiene es de los asistentes y de la gente que curra en este evento, una gran familia cuyos integrantes viven separados por cientos de kilómetros durante 361 días al año, pero que llegado junio vuelven a emborracharse de amor y música como si no hubiese un mañana. Esto es el Resurrection Fest, no te lo podríamos explicar si no lo has vivido nunca.
