Festival: Riff Ritual Fest
Organizador: Red Sun
Bandas: Karma to Burn, The Graviators, Lonely Kamel, Doctor Doom
Fecha: 23/05/2014
Sala: Bóveda
Ciudad: Barcelona
Texto: Bárbara Teruggi
Estamos en mayo y tímidamente vamos recibiendo las primeras visitas del señor verano que no acaba de animarse a salir del todo de su cueva, pero nos trae de la mano los primeros festivales de la temporada veraniega 2014, entre ellos este Riff Ritual Fest organizado por la promotora Red Sun, quienes nos ofrecen una apuesta muy completa y muy acertada en su primera edición.
Un festival que ha sido creado con el propósito de ofrecernos un lineup de bandas que, por lo general, han estado figurando en la escena musical internacional pero las cuales, en su mayoría para nosotros, son novedad en este país y que vienen a tocar por primera vez. Muy acertado también el hecho de poner una banda ya bien reconocida en el país como cabezas de cartel, ni más ni menos que los americanos Karma To Burn.
Mencionar, primero de todo, que estoy muy contenta con la organización del festival en general, puesto que han sido bastante puntuales tanto en apertura de puertas, como en el running order, haciendo que todo sea muy ameno y el festival haya dejado con buen sabor de boca a todos los asistentes. Quizás el sonido iba un poco justo, pero eso se debe más que nada a la forma de la sala vs las frecuencias de la música, aunque tampoco era algo demasiado grave ya que se entendía todo lo que pasaba arriba del escenario y no jugo para nada en contra de ninguna banda en mi opinión. Este tipo de bandas suelen encajar bastante bien en este tipo de salas por lo cual no tienen demasiados problemas a la hora de calibrar el sonido. Y ahora sí, al meollo de la cuestión.
Yo tenía decidido ir totalmente en blanco, como suelo hacer en casi cualquier concierto al que asisto donde los teloneros o algunas bandas del cartel son desconocidas para mí, me niego a escuchar a estas bandas por anticipado ya que quiero experimentar la escucha desde cero y en directo, que es como más disfruto. Aun así, siempre les doy una escucha posterior una vez pasada la fecha.
Abriendo la velada, con una sala en la que ya había cierta presencia del público, e iba goteando la llegada de más personas poco a poco, salieron a escena los franceses Doctor Doom, que, teniendo en cuenta el nombre, quizás esperábamos que fuese algo más encarado a lo que su nombre reza, pero no… ni el nombre va por el subgénero musical, ni el estilo apunta a dicho subgénero tampoco. Por lo visto, y disculpad mi ignorancia, el nombre del grupo podría hacer homenaje al personaje de cómic del mismo nombre creado por Stan Lee y Jack Kirby, ¿y la música? la música de esta gente de marcada influencia setentera, con unos toques de psicodelia y a veces, con un aire muy del sur de Estados Unidos y algunos guiños en ciertos riffs de guitarra a la música de las costas californianas de los años 50’s 60’s, una apuesta fresca (teniendo en cuenta que ya nadie inventa la piedra), y muy bien ejecutada, pero que no alcanzó del todo a conectar con el público, si bien apuntan maneras y les queda mucha carrera por delante durante la cual estoy segura de que irán ajustando el sonido hasta darle un color propio, que es lo que voy buscando en las bandas noveles (y es algo que sucede, como el caso de los suecos Graveyard en su momento más novel, que fueron rompiendo los escenarios por donde pasaban). Eso sí, a destacar de esta banda que su música emana un buen royo impresionante, con lo cual fue muy agradable tenerlos de rompehielos, muy acertada su posición en el cartel.
En el segundo escalón del cartel nos encontramos a los noruegos Lonely Kamel, con una apuesta un poco más sólida y rodada, aunque con ciertos problemillas de ejecución que se intuían en la base rítmica en algunas ocasiones, que no se si atribuir a algún problema de sonido de monitores arriba del escenario o al entusiasmo que tenían en beberse cuantas latas de cerveza tenían a su disposición. A pesar de este detalle, destacar la que fue la voz con más feeling y enganche del festival. Musicalmente muy correctos, a momentos muy cercanos y logrando atraparnos lo cual lo hacía muy disfrutable, un rock con aire muy sureño y muy bluesero, muy puro, y muy bien ejecutado por lo general. Quizás en mi opinión deberían haber cuidado un poco más el setlist, ya que empezó muy fuerte, luego se hizo un poco repetitivo y finalmente decayó un poco ya que las estructuras de las últimas canciones eran bastante idénticas, lo cual eliminó el posible factor sorpresa que yo buscaba y me acabó dejando un poco fría. Quizás si hubiesen reorganizado el setlist de otro modo habría sido más efectivo, desde luego como primera impresión, no acabaron de dar el swing necesario al golpe, aun así apunten otra banda interesante a la lista, estoy segura de que en próximas actuaciones vendrán con los deberes hechos.
Y ahora sí, para mi uno de los platos realmente fuertes de la velada, que me dejaron con la boca abierta, los suecos The Graviators. Como bien decía anteriormente, ya nadie inventa la piedra, pero lo que yo busco es frescura y aporte de color personal, elaboración y mucho feeling, y todo eso es lo que me encontré con esta banda, no dejaba de sorprenderme canción a canción, a cual mejor, con un setlist depurado de cabo a rabo y con un final COLOSAL.
Dignos “hijos” de Black Sabbath y Pentagram, destacar sobre todo la voz de Niklas, que recuerda mucho a Ozzy pero con un toque más macarra, como si Ozzy estuviera plantado en el escenario y hubiese tomado la poción de la juventud. Otro punto a destacar es que, si bien ellos, a diferencia de las primeras dos bandas, solo llevaban un guitarra, este hombre, Martin, valía por dos… o por tres, vamos, que poco más y la guitarra hablaba. En general unas estructuras muy dinámicas, y unos solos de guitarra que generaban puro hipnotismo, desde luego es una banda que más de uno y más de dos no olvidarán y seguramente esté “gastando” en su casa ahora mismo. No tengo ningún pero, ninguna crítica, nada malo, no tengo absolutamente ningún reproche, quizás cuando empiece a verlos más seguido, ahora sí con conocimiento más profundo de su trabajo, me ponga más exigente, pero me dieron lo que yo buscaba, que era sorprenderme y dejarme boquiabierta.
Y para finalizar, el broche de oro, el colofón de este libro, los tan esperados Karma To Burn, de los cuales me había quedado ya con las ganas de verlos desde el anterior año en el cual se cayeron del cartel del festival Kristonfest de Bilbao.
¿Qué voy a decir de ellos? Los reyes del riff y de la rítmica, poderoso y enfurecido stoner rock que los ha consagrado en este mundo desde hace años, era imposible que decepcionaran siquiera un poquito. En todo momento se mostraron ultra involucrados, viviendo el momento y viviéndolo con el público, Rob Halket y William Mecum estaban exultantes y Evan Devine estaba desatado y muy integrado en la banda como miembro más reciente que es. Desafortunadamente para nosotros, el tiempo pasó volando y en menos de lo que esperábamos llegó la última canción, “Twenty” como no podía ser de otra manera, un buen regalo para acabar. Pero la que les dejo es la perlita matadora de “One” que se sacaron de la manga a medio setlist. A más de uno le dolería el cuello el sábado.
https://www.youtube.com/watch?v=EjUZVZ-t9EU
El festival acabó pero no fue olvidado, o al menos yo no olvidaré mi nuevo fichaje auditivo The Graviators y haber podido disfrutar en directo por primera vez a los Karma To Burn a los que les tenía ganas desde hacía tiempo. Espero ver más ediciones de este festival, porque considero que es una gran apuesta y es algo que Barcelona tenía que tener, ahora solo hay una dirección que seguir: HACIA ARRIBA