[crónica] Roadburn Festival 2019 cuarto día: hijas de un triunfo imperial

Texto: Mary Carmen Lozano & Jordi Marqués Llabería
Fotos: Paul Verhagen, cedidas por el Roadburn Festival http://paulverhagen.nl

Último día del festival y el sentimiento de que esto se acababa empezaba a notarse. No obstante, el día comenzaba con una de las actuaciones más esperadas de todo el fin de semana.

Tal como nos confiesan en el concierto Have A Nice Life, tocar aquí es algo que no se imaginaban Dan y Tim cuando se encerraron a componer el Deathconciousness, disco gracias al cual ahora están en el escenario de la 013 y que iban a interpretar al completo. A pesar de que Dan seguía arrastrando problemas vocales la banda dio uno de los conciertos más emotivos del festival, en el que la falta de tablas se vio suplida por una increíble entrega y la facilidad que proporciona tocar en una sala con tal calidad de sonido. Otro detalle a destacar fue la de las proyecciones, las cuales fueron creadas en directo. Deathconciousness es una maravillosa obra de arte y es muy difícil que podamos sentir lo mismo que cuando nos ponemos el disco en casa, pese a ello, es indescriptible poder explicaros lo que sentimos en ese momento.

Sin saber muy bien a donde ir esperando a que Daughters hicieran lo suyo en el main stage vagamos hacia el Green Stage donde se encontraba MJ Guider, la banda capitaneada por Melissa Guion junto a Mike Wilkinson y Emily McWilliams, quienes acompañan a Thou y Emma Ruth Rundle en su actual gira. Ante una sala relativamente vacía para los estándares de esta, el trío supo crear una atmósfera muy absorbente y calmada (justo lo que necesitábamos antes de la locura que estaba por venir), construida a base de bajo, guitarra, teclado, drum machine y la voz de Melissa. Un interesante descubrimiento, pues eran unos totales desconocidos para nosotros. Vale la pena darles un par de vueltas pues a pesar de la sencillez de su presentación nos encontramos ante un trabajo muy denso.

La locura se desataba en el Main Stage, al cual llegamos con el show ya empezado. Y si, a pesar de que show no sea una palabra que nos guste usar para definir un concierto en este caso la palabra es totalmente acertada. Los que hayan visto ya a Daughters o hayan hecho un par de búsquedas en internet saben lo intensos, locos y obscenos que pueden llegar a ser o más bien que puede llegar a ser Alexis, el cual acapara toda la atención (y las cámaras). No es una nota negativa, para nada, él es espectáculo y uno muy bueno, lanzándose al público, subiendo a la barra del bar y sometiendo su cuerpo a todo tipo de maltrato físico mientras el resto de la banda se encargaba de generar todo el ruido que mueve la maquinaria. Como en todos los conciertos en la 013 el sonido es espectacular y las luces redondearon un concierto magnífico, en el cual después de la descarga Alexis se quedó solo desafiante ante una sala completamente llena. Muchas otras bandas han intentado transmitir esta intensidad pero pocas veces se ha visto una ejecución tan acertada (y que ciertos suecos deberían aprender, en vez de tomarnos por gilipollas).

Cuarta y última vez de la banda en el festival y rematándolo en el main stage. Cambiando su tono de forma radical tras su paso por el Ladybird skatepark, Thou entonaron algunas de las tonadas épicas y melancólicas que forman Magus, uno de los mejores discos del 2018, año lleno de actividad para estos. Pocas palabras se pueden decir de quienes difícilmente fallan, con escuchar el antes citado Magus ya se tiene una referencia clara de lo que se vivió, estamos ante una banda que se ha ganado el derecho de ser artista residente en un festival tan único como el Roadburn que es capaz de llenar toda las salas en las que han estado con sus diferentes encarnaciones tanto a nivel de público como acústicamente. La representación sencilla, proyección con 3 cruces, ellos estáticos en el escenario, con la colaboración puntual de Emily McWilliams y una luz tenue fueron los protagonistas de los escasos 50 minutos que duró su paso definitivo en Tillburg, el cual se hizo corto para la mayoría de los allí presentes.

Ulcerate a día de hoy pueden llevar con orgullo la bandera de la brutalidad más exquisita e inteligente en un estilo tan lleno de clichés como el death metal técnico, ellos son capaces de no ser aburridos, no cargar y ser pegadizos a la vez que oscuros. Pocas bandas con esa etiqueta pueden presumir de ser respetados por algunos de los sectores más elitistas del metal extremo. La banda salió “a machete” sin dar ningún tipo de concesión ya que su música no lo permite. Blast beats loquísimos y ritmos jazzeros se dieron la mano en la Green Room como solo ellos pueden hacerlo, con un Michael Hoggart que no solo es un claro ejemplo de que no hace falta masturbar el mástil para ser técnico, sino que además mostró un dominio impresionante de los pedales, llegando a llenar la sala de capas y capas de sonido que funcionaban a la perfección. Paul Kelland como siempre, una voz bestial llena de fuerza y violencia que funciona a la perfección con el resto de instrumentos. No es una banda para todos los públicos, pero no se hizo la miel para la boca del asno.

Turno para Old Man Gloom, esta vez sin Sanos haciendo margaritas ni emparejando a roadburners. Si bien no soy un gran seguidor de la banda y mucho de su material me parece desconocido, la voz de Aaron de Sumac siempre es un punto a favor de cualquier tipo de formación y consiguieron que me mantuviera en la sala suficiente tiempo como para engancharme. Sludge y post-metal se daban la mano perfectamente en un concierto que si bien se hizo demasiado extenso quedó rematado por la salida al escenario de Jacob de Converge para interpretar temas de Zozobra.

Nuestra opinión sobre Sleep el domingo puede ser tranquilamente la misma que la que escribimos sobre ellos el sábado, solo hace falta cambiar el setlist y la proyección de la portada de Dopesmoker por la de un apetitoso desayuno. Si tras 4 horas de Sleep anuncian que en Barcelona vendrán en octubre, dábamos saltos de alegría y poco más se puede añadir. Una catarsis colectiva final con la que muchos nos despedimos del escenario principal de la 013, pero no del festival pues aún quedaba la última bala de este en forma de Imperial Triumphant en uno de los conciertos más locos de la Het Patronaat, que se despedía definitivamente del festival. Su death/black avantguardista basado en los sonidos de la ciudad que nunca duerme nos dejó a todos con la mandíbula desencajada. Solo dándonos un breve descanso entre canción y canción con una trompetista que anunciaba cada una de las pesadillas sónicas y unas intros que nos invitaban a presenciar la agradable tortura a la que nos sometían, el trío, ataviado de máscaras que representaban monumentos emblemáticos de la ciudad de Nueva York, demostró ser una de las formaciones más técnicas del festival con una precisión de cirujano, en la que tras descargar toda su brutalidad la banda cerró su concierto con una descarga de ruido grandilocuente que fue a más y más.

El Roadburn es un caldo de cultivo de hype y no es para menos, pues año tras años configuran uno de los carteles más únicos de todo lo alejado al mainstream musical pudiendo encontrar una gran variedad de estilos en una de las salas con mejores equipamientos de toda Europa. No solo eso, el festival goza de uno de los mejores ambientes para un evento musical. Se puede decir que sus feligreses son como la comunidad del anillo, pero sin un Sauron acechando, ni traiciones, ni un anillo… bueno, que lo que queremos decir es que los asistentes son casi una hermandad y siempre vas a encontrar una mano amiga en caso de necesidad o ayuda.

¡Esperamos con grandes expectativas las primeras confirmaciones del año que viene!

OTRAS FOTOS

Imperial Triumphant

Mord’A’Stigmata

Supersonic Blues

Tankzilla

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