[crónica] Roadburn Festival 2019 segundo día: segundas partes nunca fueron buenas

Texto: Mary Carmen Lozano & Jordi Marqués Llabería
Fotos: Paul Verhagen, cedidas por el Roadburn Festival http://paulverhagen.nl

Amanece un nuevo día en Tilburg y nosotros lo empezamos en el Het Patronat con Gold el que, para algunos, hasta hace poco era un nombre semi desconocido y que a base de esfuerzo han logrado hacerse un hueco entre los grupos que merecen, y en este caso con grandes méritos, participar en el Roadburn.

Prueba de ello fue la interminable cola que se formó a la entrada de la sala para entrar a verles –muchos fallaron en el intento–. El sexteto cedió el protagonismo absoluto a Milena, la cual salió al escenario vestida con lo que algunos definieron con acierto como un “traje transformer” que le permitió añadir un punto más de teatralización a su ya de por sí expresiva actuación. Como detalle es que el grupo cuenta con 3 guitarras permitiendo jugar con varias capas de sonido muy bien aprovechadas. Sin duda alguna traen bajo el brazo un gran LP que puede copar alguno de los rankings de mejores discos anuales.

Seven That Spells habían sido invitados para interpretar la trilogía que conforma sus últimos tres lanzamientos, aunque nosotros solo pudimos presenciar la primera ceremonia “Aum” (y es que un festival con tanta variedad y oferta, es difícil que no coincidan bandas y decisiones deben ser tomas). Una pequeña toma de contacto fue suficiente para saber que estábamos ante un proyecto de rock tan ambicioso que ni los primeros Kraftwerk. Desgraciadamente tuvimos que abandonar pronto la Green Room porque el señor Tom Warrior nos estaba esperando para un evento de esos que ocurren una vez y nunca más.

El único ugh que se escuchó durante el concierto de Triptykon fue el que hicieron algunos descerebrados del público antes de que estos empezaran la actuación. Creo que con esto puedo dar algunas pistas de lo que vimos en Tilburg esa tarde. La banda salió con una orquesta al completo para interpretar ese mítico Requiem que siempre se había dicho que estaba incompleto –ahora sí finalizado–, con un largo interludio compuesto especialmente para la actuación y que serviría para unir la parte del “Into the Pandemonium” con la del “Monotheist”. Si podemos resumir el concierto en una frase es que para verlo una vez y vivir algo único está bien, pero ya está, pasemos a lo siguiente, Tom, y sigue machacándonos como has hecho siempre con los clásicos de Celtic Frost y los nuevos de Triptykon.

La primera parte del Requiem, la que corresponde al “Into the Pandemonium”, se disfruta y aún representa lo que es Celtic Frost/Triptykon, más aún siendo este disco uno de los pioneros en el metal más avantgarde, pero todo esto se diluye en la parte intermedia, excesivamente larga y lenta, llegando a ser aburrida hasta tal punto que algunos se plantearon marchar de la sala. Básicamente el concierto empezó con todos nosotros con la boca abierta, hipnotizados ante tal interpretación –no hay que desmerecer el increíble trabajo que hay detrás de un show así y de arreglar esta música para la orquesta– pero simplemente el “segundo” Requiem no encaja. Se nota que es una época distinta, es como si estuviese pegada con cinta aislante. Finalizada esta nueva pieza, la orquesta se quedó a solas para interpretar la parte del “Monotheist” dejándonos a todos con la sensación de que, segundas partes nunca fueron buenas –al menos no en este caso–.

Nos alejamos de la 013 para llegar al compendio donde se encontraba la Koepelhal para la actuación de Soft Kill. Nada mejor que un poco de bailoteo después de un réquiem, ¿no? El cuarteto de Portland publicó el pasado año un exitoso álbum llamado “Savior” que ahora nos presentaban en directo, melodías que iban desde el más clásico post-punk a otras que tonteaban con el brit-pop. También tienen sus tanteos oscurillos, como es el caso del combo “Bunny Room” y “Savior” que hizo que por momentos creyese estar viendo a los viejos The Cure –salvando las distancias–. La pega que le encontré a la Koepelhal durante todo el fin de semana, fue el sonido y es que creo que no acaba de cuajar, pero supongo que debido a la propuesta de Soft Kill, el sonido aquí no se vio empañado y pudimos disfrutar al completo de la actuación. Y si no teníamos suficiente con “Saviour” también interpretaron al completo su EP “Heresy”. Nos hubiera encantado escuchar algo del “Choke”, pero supongo que no podíamos tenerles tocando 3 horas sin parar.

Foto por Mary Carmen Lozano

Lo que vimos a continuación será difícil de describir en palabras. Partiendo de la base del gran sacrificio que hicimos que fue no asistir a Conjurer para ver el show completo de Anna Von Hausswolf. Sabemos que fue la decisión correcta porque la actuación de Anna fue mágica, pero escribir sobre que nos perdimos a Conjurer sigue escociendo un poco. Quién nos iba a decir que el concierto más atronador y que retumbaría más en nuestros oídos iba a ser la increíble voz de Anna Von Hausswolf. Formando parte del evento patrocinado por Tompa de At the Gates, sin duda la también sueca se ganó a viva voz el podio a mejor concierto del viernes. Un gran hurra también al equipo tras las luces, donde especialmente se lucieron –pun intended– en temas como “Ugly and Vengeful”, donde Anna está un buen rato a solas con el mellotron. Su último disco, “Dead Magic”, fue uno de los más populares en la listas de los mejores del año y así nos lo hizo saber tocando en mayor medida temas de este. Nos hubiera gustado que también recordara sus inicios y rescatara algo del “Ceremony”, pero acabó con “Come Wander with Me/Deliverance” así que se le perdona todo. No solo es un tema magnífico para cerrar, si no que engloba perfectamente lo que es la música de Anna, una oscuridad que te hipnotiza por la belleza que ves en ella, mágica en su única y personal forma.

Foto por Mary Carmen Lozano

Tras esta pequeña catarsis nos desplazamos a la sala más pequeña del festival para poder ver a otra de las bandas a las que más ganas le teníamos ese día, Svalbard. Los de Reino Unido han sabido mezclar el metalcore más ortodoxo con sonidos más cercanos al shoegaze en su nuevo trabajo “It’s Hard to Have Hope” y ahora en el Roadburn recogen los frutos de este trabajo en forma de una sala llena que esperaba a que salieran. Por desgracia el sonido no fue perfecto y la guitarra de Serena Cherry encargada de los sonidos más post-rockeros estaba casi tapada por el resto de instrumentos con un bajo excesivamente alto (y uno de nosotros es bajista). A pesar de eso no tuvieron ningún problema para conectar con el público desde el primer momento y dar una gran actuación, situándose entre una de las mejores del festival, llena de rabia, energía y mucho movimiento dentro y fuera del escenario, en la que que entre canción y canción dejaron bien claro su mensaje político, expresado de manera muy explícita en sus letras. Es muy elogiable que una banda se dedique a transmitir de forma tan directa y clara sus mensajes tratando temas sociales no tan manidos como la precariedad laboral en forma de becarios o el negocio de los animales de compañía, sobretodo en éstos tiempos en los que ciertas ideologías que se daban por enterradas vuelven cargadas de odio.

Algunos decidimos pasarnos por la Het Patronaat para deleitarnos con un poco de black metal, de ese inusual y raro de ver, pues Fauna no son precisamente banda de participar en muchos festivales. La actuación debo decir que fue entre cautivadora y extraña –cualquier lector asiduo al foro de Roadburners sabrá porque digo que fue extraña, pues hay un trozo de la actuación que ya se ha convertido en meme para el resto de los años– pero digna de presenciar. De todas maneras algo fallaba, no sé si no estábamos en el momento correcto o no era el sitio idóneo, pero se supone que la música de los americanos debe de hacerte viajar y hacer que conectes con la Tierra y nosotros no sentimos tal cosa, si no más bien la vivencia de unos pasajes tranquilos. Tampoco ayudó que parte de la música estuviera sampleada en pos de hacer un buen performance.

Una de las tradiciones del festival, es el llamado artist in residence, que viene a ser un invitado especial que toca todos los días. Este año el honor recaía en la banda Thou, y si bien por circunstancias de horarios nos perdimos su actuación acústica del jueves, no íbamos a perdernos la presente que iban a dar junto a Emma Ruth Rundle. Si Emma ya nos había robado el corazón en Barcelona durante el AMFest, decir que aquí nos conquistó por completo con ese homenaje a Dolores y esa cover de “Hollywood” de The Cranberries. La Koepelhal estaba bastante llena y podemos afirmar que la combinación de los de Louisiana y Emma es, como dirían los ingleses, a match made in heaven.

Llega otro momento en el que tus planes iniciales se van a tomar viento. Se supone que nuestro equipo se dividía y uno se quedaba en Drab Majesty y el otro se iba a ver a At the Gates. Pero ahí estaba yo intentando disfrutar como una enana de Drab Majesty y su locura, con sus abanicos y sus pelucas del chino… pero estaba sonando horriblemente mal. Estaban tocando “Kissing the Ground”, yo debería estar bailando, saltando y cantando y sin embargo estaba frustrada porque todo era una bola de sonido. Y cometí el error de marcharme e irme a At the Gates.

Foto por Mary Carmen Lozano

Teníamos muchas ganas de ver a los suecos, de los cuales soy un gran fan y pero no dejan de decepcionarme, pues lo que vimos el viernes casi se podía definir como estafa. Estafa por querernos vender como único un concierto con un setlist calcado al que hacen en gira y añadirle 4 covers más un “The flames of the end”, en el que Jonas Stålhammar tocaba el Mellotron, que aunque disfrutamos no fue suficiente. Sí, sonaron como nunca, pues la 013 permite eso, sí, la ejecución roza la perfección tras tantos años de carrera pero no logra justificar su posición tan elevada en el cartel del Roadburn, más allá de que Tompa sea el curator de esta edición. Para el que no los haya visto últimamente tocan 5 o 6 temas del Slaughter más un puñado de canciones de sus dos últimos discos después de la reunión y dejan casi en el olvido sus primeros discos. El directo empezó con Tompa saliendo con una guitarra y hacer 4 punteos que nadie entendió y para desconcierto de todo salió el resto de la banda a tocar Red de King Crimson. Después de eso ya empezó su set habitual en la que intercalaban con los temas antes mencionados una versión de Philip Glass con Anna von Hausswolff tocando el teclado junto a Jonas Stålhammar, “The Temper” de Trouble junto a Matt Pike y los dos temas que forman su último 10″ junto a Rob Miller de los legendarios Amebix con interludio de Jo Quail Quartet. Lo único positivo es haber podido ver en directo temas como “Into the Dead Sky”, al ser completamente instrumental no son muy dadas de tocarlas en directo y representa a la perfección lo que eran los discos de death metal melódico en esa época.

En resumen, gran decepción en la que lo único que justificaba el nombre de la actuación, The Burning Darkness, fue que tocaron el tema homónimo y que tuvieron la decencia de recordar su época más antigua tocando “Windows” (que ya tocaban en la gira del At war with reality). Lo peor de todo es que cuando vuelvan me la volverán a colar y seguiré yendo a a verles.

Para quitarnos ese sabor agridulce que nos habían dejado los suecos, acabamos la noche del viernes entre la actuación de Bosse-de-NageLoop. ¿Por qué elegir cuando puedes hacer mitad y mitad? Primero tuvimos un poco de black metal experimental en la Green Room para acabar relajados en el Main Stage con la música technicolor de Loop.

Foto por Mary Carmen Lozano

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