Texto: Nati P Taviel de Andrade
Fotos: Archivo
No todos los días tienes la oportunidad de ir a un concierto en la Huxley´s Neue Welt de Berlín. Una sala que cuenta con 134 años de historia en pleno corazón de la ciudad y en la que han tocado artistas de la talla de Ted Nugent, Whitesnake o el mismísimo Jimi Hendrix. Y no todos los días te encuentras con un público tan variopinto como el que se presentó ayer. Una gran masa de jóvenes se mezclaban con el resto del público que superaba los 40 o incluso 50 años. ¿Qué banda era responsable de tal diversidad?
Y es que sin duda Seether es una banda que ha sabido abrirse paso a lo largo de los años. Con una discografía tan diversa como su público, los sudafricanos han desarrollado su música de una manera muy particular, pasando de una época más grunge a otras más rockeras y quizás más melódicas. Con su último disco “Isolate and medicate”, el grupo ha sido número 4 en la Billboard 200 en su primera semana, un hecho demuestra que la gran evolución de la banda y la aceptación por parte de sus seguidores.
Pero no nos precipitemos. Si bien el público estaba expectante por ver a Seether, fueron los rusos Prana los responsables de abrir la noche. Nat Varlamova y los suyos nos ofrecieron un show bastante energético, a la par que un tanto descafeinado. Si bien es cierto que Varlamova no paró ni un segundo y que corría y saltaba por el escenario todo el tiempo, no consiguieron meterse al público en el bolsillo. Sus intentos de crear una conexión con el público fueron un tanto forzados y aunque en general eran bastante animados (especialmente ella y el batería de la banda, Kiko Kudravets), la realidad es que es un grupo grunge más que no ofrece nada nuevo y que la voz de Varlamova en directo no es ninguna maravilla. Pese a ello, hay que admitir que le ponen muchas ganas en el escenario y que hicieron sonreir al público con el simpático guiño que hicieron de la canción “Smoke on the water” de los míticos Deep Purple. Una banda que, en definitiva, pueden resultar medianamente entretenida como telonera, le pone gran empeño e incluso consigue hacerte bailar con temas como “Let it go”, pero que francamente no tienen la chispa suficiente como para llegar a la mayoría del público.
Y es que la noche siempre perteneció a Seether. Nada más aparecer en el escenario, el público se transformó y la actitud apática de la mayoría cambió por completo. Con el primer tema, “Gasoline”, la audiencia enloqueció y se unió al grupo cantando con ellos. Y es que desde el principio se pudo apreciar que la banda ya tiene experiencia en el escenario y que los músicos se mueven por él con gran soltura, especialmente Dale Stewart y Bryan Wickmann. Se palpaba la complicidad de ambos, tanto entre ellos como con el público, dándole un toque especial al show. Además, hay que señalar el gran equipo que tienen detrás suya, siempre atentos a los continuos cambios de instrumentos que se realizaban después de cada canción por parte de Morgan, Stewart y Wickmann.
Sin duda un momento a destacar fue cuando el grupo tocó el cuarto tema de la noche, “See you at the bottom”, ya que el público mostró especial entusiasmo y a partir de ahí podría decirse que se marcó un antes y un después en la actitud general de la sala. Y por supuesto, el punto culmen para muchos, fue cuando Morgan acompañado de Stewart interpretó la conocidísima “Broken”, si bien me atrevería a decir que los temas “My disaster” y “Words as weapons” tuvieron aún más impacto si cabe. Además, hay que hacer una especial mención al solo de batería con el que nos deleitó John Humphrey, que comenzó tocando con las baquetas para, seguidamente, seguir tocando con las manos, ofreciéndonos un ritmo más bailable y que el público recibió con aplausos, finalizando con golpes enérgicos en los platillos con los puños.
Cabe a señalar que el grupo no se dirigió directamente al público hasta algo más de la mitad del concierto, momento que aprovechó Morgan para bromear un poco y hacer que el ambiente fuera aún más distendido. A partir de entonces, el público se animó aún más e incluso se creó un circle pit en el que la gente bailó y cantó animadamente. Como situación simpática, destacar el momento en el que Steward subió a la tarima de Humphrey para darle un masaje mientras este tocaba, demostrando el buen rollo y la simpatía que hay entre los miembros del grupo.
Al finalizar el concierto, la banda se aproximó al público para tirar varios aviones de papel con el setlist de la noche, así como las correspondientes púas y baquetas. Con todo, la despedida se me antojó un tanto fría, ya que fue bastante apresurada y no hubo ningún regreso al escenario por parte de la banda cuando el público pidió otra canción. Pese a ello, y por las sonrisas que vi tras el concierto, una cosa estaba clara: el buen sabor de boca que teníamos todos y el gran rato que habíamos pasado juntos. Eso no nos lo quitaba nadie.
El setlist fue el siguiente:
- Gasoline
- Needles
- Rise above this
- See you at the bottom
- Fine again
- Driven under
- Broken
- Burrito
- My disaster
- Words as weapons
- Country song
- Tonight
- No Jesus Christ
- Fake it
- Remedy