Texto: Josè Solano
Fotos: Cristina PG
Canciones como Magreb, Zanzíbar y Bizancio estuvieron presentes y durante cada una de ellas pude escuchar a gente a mi alrededor murmurar “qué bueno es el dos”. Cabe destacar la maestría con la que canciones como Ara Caeli son llevadas a cabo con una espectacular puesta en escena de la banda, entregándose al máximo y haciendo una unión férrea con el público asistente.
Hablar de Toundra es hablar de una de las bandas más consagradas a nivel nacional tanto dentro como fuera de nuestras fronteras. A pesar de practicar un estilo algo desconocido para el gran público, una mezcla de post rock y sludge, es raro encontrar a alguien que no haya oído mencionar al menos el nombre de esta formación madrileña. Presentando su nuevo álbum, IV, Esteban, Alberto, Macón y Álex volvían a Málaga tras ser parte del primer (y desgraciadamente único) 101 Sun Festival el pasado verano. El cuarteto de la capital ya visitaron Andalucía la semana anterior ofreciendo conciertos en Granada y Sevilla. Esta vez, sin embargo, se cruzaban la península de punta a punta en un tiempo récord. Viernes 17, concierto en Durango. Sábado 18, concierto en Málaga. 940 kilómetros de paliza que apenas se notaron cuando se subieron al escenario (ni cuando hicieron de DJs en la sala Velvet en la fiesta post concierto).
Todo esto aconteció en la sala París 15. O mejor dicho, en la parte habilitada de ésta. No sé si los organizadores esperaban esta afluencia de público, pero un poco más y se roza el lleno, algo bastante de agradecer pues los últimos ‘grandes conciertos’ en la capital malagueña han tenido como denominador común la escasa venta de entradas. Sin embargo, parecía que era el día adecuado. Pasadas las 21:30 de la tarde/noche los sevillanos Deviante se subían al estrado. Este trío hispalense, dotado de un talento innato para hacer lo que hacen, dejó a más de uno sorprendido. Justo una semana antes ya habían tocado también en Málaga, en el Ruido Festival, junto a KLS, Delefants, Grymma, Teletexto y Chico Melodrama. A quienes fueron a la sala Eventual aquel día no les cogería por sorpresa. A los que no, como a mí, sí. Para bien.
A decir verdad el sonido impecable acompañó a las dos bandas, con lo cual pudieron lucirse a sobremanera. Deviante, por su parte, tocaron algo más de media hora. Su concierto duró lo justo para dejarnos con buen sabor de boca y sin hacerse excesivamente pesado. Según nos han dicho ellos mismos, de las cuatro canciones que tocaron solo conocíamos Kuvishev (del disco Voronia). Aprovecharon la ocasión para estrenar tres canciones de su nuevo trabajo, aún sin nombre ni fecha de lanzamiento. Tienen su material por Bandcamp, recomiendo encarecidamente darles una escucha si alguien no lo ha hecho ya.
En torno a las 22:30 de la noche, Toundra dejaban la mesa en la que estaban vendiendo su propio merchandising a las puertas de la sala para dirigirse al escenario. Cualquiera diría que acababan de cruzarse el país de punta a punta. Cuando nunca has visto a Toundra (era mi caso) y te dispones a desvirgarte (¡musicalmente!) con ellos en directo, después de que hayan sido tu banda sonora en casa por las noches, para relajarte, te esperas un show así: relajado. Nada más lejos de la realidad. De hecho, si hay una palabra que puede definir el espectáculo de Toundra es, sin lugar a dudas, intensidad. Trece canciones, contando el bis, haciendo un repaso por su ya extensa carrera, y más de hora y media de puro orgasmo sonoro.
Minuto uno de concierto y lo que más llama la atención es la limpieza del sonido, sobre todo de la batería, y la pureza con la que se apreciaban los matices y detalles de Strelka, encargada de abrir el setlist de los madrileños. El sumergirse en el ambiente y la atmósfera era casi automático. Si en el escenario hay tíos con camisetas de Orchid, Jimmy Hendrix y Weezer no puedes esperar otra cosa.
El repaso por la discografía, del I al IV, era más que evidente, y sobre todo eran fácilmente reconocibles los temas de II por su atmósfera morisca y árabe. Canciones como Magreb, Zanzíbar y Bizancio estuvieron presentes y durante cada una de ellas pude escuchar a gente a mi alrededor murmurar “qué bueno es el dos”. Cabe destacar la maestría con la que canciones como Ara Caeli son llevadas a cabo con una espectacular puesta en escena de la banda, entregándose al máximo y haciendo una unión férrea con el público asistente. Espirita y Oro Rojo fueron de igual modo dos de las más aclamadas. La antes mencionada Bizancio sería la que originalmente estaba prevista como cierre del set, pero tras la insistencia de un público que entregado y sorprendentemente poco fatigado, tras una hora larga de concierto, pidió una más. Quiénes iban a ser ellos para contradecir al respetable y así fue como accedieron a interpretar Medusa como colofón.
Si nada cambia, nuestra segunda ración de Toundra será en Viveiro, en el Resurrection Fest. ¡Nos vemos por allí!
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