Texto: Íñigo Domínguez Díaz
Fotos: Oliver Heras
Otra de las giras varias veces postpuesta por la pandemia que más ganas tenía de asistir era la unía como cabezas de cartel a Trivium y Heaven Shall Burn, a priori un cartel potentísimo que presagiaba una noche rompecuellos. Además, se hacían acompañar por Malevolence y unos veteranos de la escena como son Obituary, para redondear el cartel.
Lamentablemente no pude llegar a los dos primeros. Y es que la temprana hora a la que estaban programados, alrededor de las 17:30, me hizo imposible llegar debido a razones laborales. Durante la semana debería de haber un poco más de margen en las grandes ciudades a la hora de establecer los horarios y más en hora punta de tráfico. Por lo que me contaron otros asistentes ambas bandas estuvieron a la altura, se les escuchó bien y manejaron setlist para presentar sus nuevos trabajos, en el caso de Obituary el recientemente editado Dying of Everything y en el caso de Malevolence, Malicious Intent.
Llegué justo en el momento en el que los técnicos estaban cambiando el escenario para que tocaran los primeros cabezas de cartel, los alemanes Heaven Shall Burn. Para mí son una banda icónica, cada uno de sus discos me ha gustado más que el anterior que había escuchado y tienen el “privilegio” de haber contado con mi presencia en un moshpit por primera vez en mi vida a los 40 tacos. Justo al comienzo de la pandemia, editaron un doble CD bestial llamado Of Truth and Sacrifice que me acompañó en durante el encierro y la primera parte del periplo pandémico, siendo el disco y artista más escuchado durante 2020, según mi colega Spotify.
Llevaba esperando su concierto mucho tiempo y como a veces suele pasar, las expectativas se dan de bruces con la realidad. Ya en el primer tema vi que la cosa no iba a ir bien, debido al sonido embarullado, con los instrumentos excesivamente altos y la voz de Marcus Bischoff apenas imperceptible. Hunters Will Be Hunted resultó solo reconocible por las primeras notas. Goetiamedia también estuvo en el concierto de Madrid y por lo visto el problema fue el mismo, así que la banda ya puede ir buscando un nuevo ingeniero de sonido porque el que tienen ahora, les está matando los conciertos.
Si bien en Madrid hubo reacción al problema hacia el final del mismo, en Barcelona no ocurrió y toda la descarga de Heaven Shall Burn se escuchó con un sonido lamentable, inaceptable para los estándares de una banda del calibre de los teutones, que por otra parte lo dieron todo sobre el escenario mitigando como pudieron el deficiente sonido. Sus mejores temas, o por lo menos los más reconocibles fueron la intro March of Retribution que enlaza directamente con Thoughts and Prayers de Of Truth and Sacrifice, la versión de Edge Of Sanity, Black Tears, que siempre es muy celebrada por la audiencia y que puso fin a la parte central de su concierto. Volvieron con el clásico de sus clásicos Endzeit, que no quedó mal del todo y un tema muy poco habitual en su discografía como es Corium¸ que mereció mejor suerte.
Poco más que decir, una pena, espero que la próxima vez tenga más suerte y HSB, hayan cambiado de ingeniero de sonido y pueda volver a disfrutar de su concierto, de nuevo en un moshpit, esta vez seguramente superados mis 45 tacos.
A estas alturas solo esperaba que el problema del sonido fuera solo de HSB, y no compartieran al tipo de la mesa de sonido. Desde el primer riff de Rain, ya me di cuenta de que no sería y que Trivium tenían un tío atrás competente. La limpieza con la que sonó todo su concierto fue prístina, digna de las mejores ocasiones. La sala principal de la Razzmatazz tiene una acústica excelente, muy mal hay que hacerlo para no conseguir como poco un sonido decente.
Ante este cambio de paradigma, el público entregadísimo desde el primer momento con la banda de Orlando no dejó saltar, botar, hacer headbanging, crowdsurfing, mosh pit… No faltó de nada. Todo animado por un Matt Heafy, que no para de animar al público y que está bien secundado por el guitarrista Corey Beaulieu que también le apoya en las voces más desgarradas y Paolo Gregoletto con su bajo y en las voces limpias. La verdad es que a Matt le vienen bien, porque refuerzan mucho las partes líricas de las canciones, en las que a él le cuesta un poco llegar. En cuanto a la escenografía, estuvo muy trabajada con sendas figuras de dragones orientales a los lados, fondo y tarima de batería con los mismos motivos, todo muy colorido y muy bien iluminado.
El setlist estuvo muy centrado en sus álbumes clásicos Ascendancy y In Waves y sorprendentemente poco en los dos últimos discos que han editado durante la pandemia What A Deadman Say y In The Court Of The Dragon de los que solo cayeron un tema de cada, The Ones We Leave Behind del primero (que me encantó y me pareció el mejor de la noche) y A Crisis Of Revelation del segundo, dónde Corey demostró su virtuosismo en los solos de guitarra que contiene el tema.
Muy bien estuvieron Strife al comienzo del show, Buit To Fall que fue tocada por primera vez en el tour, Until The World Goes Cold, muy emotiva, aunque pertenezca a uno de sus discos más criticados como es Silence In The Snow y Pull Harder on the Strings of Your Martyr, con la que terminaron de forma apoteósica.
Terminó pues la noche con unos Trivium triunfantes que supieron contentar a sus fans con una escenografía bien cuidada, un setlist repleto de clásicos de todas sus épocas y una energía envidiable con la que contagiaron al público, que terminó satisfecho y conforme con la actuación de los de Heafy.
Setlist Trivium
Rain
Forsake Not the Dream
Strife
A Crisis of Revelation
Built to Fall
A Gunshot to the Head of Trepidation
Down From the Sky
The Ones We Leave Behind
Until the World Goes Cold
To the Rats
The Heart From Your Hate
In Waves
Pull Harder on the Strings of Your MartyrSetlist Heaven Shall Burn
Hunters Will Be Hunted
Bring the War Home
Übermacht
Voice of the Voiceless
My Heart and the Ocean
Counterweight
March of Retribution
Thoughts and Prayers
Behind a Wall of Silence
Profane Believers
Black Tears
Endzeit
Corium
Tirpitz