Por X.F. Remorse
Claws In So Deep
Truce
Into The Arms Of Righteous Anger
River Of Rapture
Absence Of Light
This Hate
Death Of The Meek
Opponents At Sides
I Chose The Sky
Volcanic
Where They Lay
Miembros
Mark Osegueda – voces
Rob Cabestany – guitarra solista
Ted Aguilar – guitarra rítmica
Damien Sisson – bajo
Will Carroll – batería
Sello
Nuclear Blast Records
Pias Spain
Website
www.deathangel.us
Llega tarde (se publicó el año pasado) pero mejor esto que nunca, el último disco de los californianos Death Angel, una “rara avis” en el panorama thrashero mundial ya desde que se fundaran hace más de 25 años. Death Angel nunca ha sido una banda convencional y siempre ha sido difícil de catalogar. Su obra maestra, el celebrado The Ultra-Violence, es un disco de thrash más “convencional”, pero después de éste el grupo cogió una senda muy particular, apartándola de la primera línea ocupada por los Metallica, Slayer, Anthrax y demás, editando discos no fáciles de escuchar para el thrashero “medio”.
Con este “Ralentless retribution” Death Angel vuelve a dar una vuelca de tuerca a su sonido. Sus dos anteriores obras, Killing season y la celebrada The art of dying tenían un estilo muy definido y que parecía que sería el “definitivo” para el grupo. Sin alejarse tampoco tanto de estas dos obras, “Ralentless retribution” sí muestra, de nuevo, una evolución en la banda. Mantiene muchas de las características de estas dos obras anteriores (un thrash accesible, melódico en las voces, con un toque hardcore), pero introduce nuevos elementos, lo cual no hace más que confirmar que, cuanto menos, se trata de un grupo que no huye de la evolución pero que, a pesar de eso, tiene un estilo propio y característico. Sin duda, esto se valora mucho en un momento en que no paran de salir bandas de thrash que no son más que clones. Este evolución, en Ralentless retribution, funciona a medias.
Ya desde el primer tema vemos que este disco tampoco no será un disco “normal”. El tema-título abre el álbum con un tema más bien “machacón”, cuando lo habitual en un disco es empezar con un tema rápido. Es una buena canción, quizás poco idónea para abrir, pero buena al fin y al cabo, con riffs 100% Rob Cabestany y con un Mark Osegueda en plena forma, cantando “melódico” (para lo que es thrash) y trabajando muy bien las partes vocales.
Claws in so deep, el siguiente corte, confirma que este disco es otra vuelca de tuerca a su sonido: un thrash accesible, con mucha influencia hardcore y trabajo vocal elaborado, pero en este tema incluye un estribillo muy a lo Trivium, que, como mínimo, choca bastante. Con todo, es uno de los mejores cortes del disco, acabando además con un pasaje instrumental con guitarras acústicas como los que nos tiene acostumbrados este grupo. Con todo, de nuevo vuelve a sorprender que metan esta parte al final del segundo track, alargándolo hasta más de 7 minutos.
El tercer tema es de los más cañeros, con un riff inicial que es de los mejores del disco, aunque la fuerza del inicio se diluye en una estrofa demasiado pesada. Este hecho es muy significativo del disco: tiene riffs y melodías vocales muy inspiradas, pero a veces hay poca cohesión dentro de los temas y la fuerza de algunas partes queda eclipsada por otras más pobres.
El cuarto track, Into the arms of righteous anger, es totalmente prescindible, siendo quizá el peor del disco. River of rapture es el tema que quizás más conecte con los dos anteriores discos, y es que podría pertener perfectamente a The art of dying. Absence of light es un tema pesado, con riffs muy característicos, mientras que This hate anima de nuevo el disco, con un estribillo muy bueno; este tema también recuerda mucho al estilo del Killing Season, aunque la estrofa, algo extraña, vuelve a demostrar por qué esta banda es diferente a cualquier otra de su estilo. Death of the Meek contiene riffs más puramente thrasheros, con un aire a Pantera en la estrofa, mientras que el estribillo se “moderniza” para ofrecernos unas melodías vocales cercanas al metalcore, para luego enlazar con un riffs clásico 100% que bien podría pertenecer a Iron Maiden.
El siguiente corte, Opponents at the side, contiene uno de los mejores riffs de todo el disco; ahí Cabestany crea una melodía muy sentida y a la vez algo inquietante en un tema cuya estrofa no tiene nada de thrash pero es que para eso están los Death Angel, para romper esquemas. El riff inicial se va repitiendo a lo largo de este tema que, sin duda, es de los más destacados del álbum.
El álbum se acerca al final con otro tema, I chose the sky, que es de la misma onda que Truce o River of rapture: ritmos rápidos pero que en este caso quedan frenados por un estribillo más tranquilo, con guitarras arpegiadas al estilo de los Rage de Smolsky. Otro buen tema, sin duda. El penúltimo, Volcanic, de nuevo nos muestra a los Death Angel acústicos, en una sentida balada que de por enésima vez nos viene a decir que los californianos están aquí para romper tópicos. Finaliza el disco otro tema cañero, Where they lay, que realmente aporta poco.
En definitiva, Ralentless retribution es un disco muy interesante, que gana con las escuchas y que hay que escuchar sin prejuicios. Alterna bien los temas rápidos con los medio tiempos, pero adolece de demasiada incoherencia entre las partes dentro de un mismo tema. Es decir, hay riffs que no encajan entre sí, creando a veces cambios de ritmo demasiado forzados….y es una lástima, porque se desaprovechan buenos riffs y buenas melodías vocales. Porque si por una cosa destaca Death Angel es por esto mismo: por componer buenos riffs, en muchas ocasiones saliéndose de los patrones clásicos del thrash y, sobre todo, porque las melodías están trabajadas, y la voz no es sólo un tío berreando para cumplir, como en gran parte de los nuevos grupos de thrash.
Gustarán más o menos, pero son necesarios grupos como Death Angel, sin miedo a evolucionar, que deben escucharse sin prejuicios y que se les nota con voluntad de hacer temas buenos y que lleguen, y no la mera caña burra porque sí. Si los temas de este disco, que se podría catalogar como una “modernización” del The art of dying sin perder las esencias, estuvieran mejor estructurados, la puntuación global subiría enteros.