Por Antonio Duncil
SPV Records
Por estos días han salido al mercado dos recopilaciones de la etapa de los sesenta y los setenta del señor Dion, quien se hizo famoso en aquellos tiempos en solitario y con los Belmonts. Dion vivió una existencia difícil a causa de algunas sustancias, pero últimamente ha ido reflotando su carrera con algunos discos de blues acústico de lo más recomendable.
El sello SPV, que es el que se está haciendo cargo de estas ediciones, ha lanzado en su división de blues una recopilación de la época en Universal, y luego la división Yellow del mismo sello SPV ha lanzado este otro doble recopilatorio, que se podría considerar una ampliación del anterior. La presentación es a todo lujo, en doble digipack y con fotos interiores y libreto no muy generoso pero con la información necesaria.
En este doble recopilatorio se incluyen nada menos que treinta y cinco canciones que van desde composiciones propias hasta versiones de algunos de los grandes clásicos de todos los tiempos del rock, canciones inmortales como “Johnny Be Good”, “Hoochie Coochie Man”, “Baby Please Don’t Go”, o la imperecedera “Fever”, a la que han dado vida gente como el mismo Elvis Presley. Esta recopilación nos muestra la verdadera cara de uno de esos grandes artistas que queda muy por encima de todas las modas, y que a pesar de todos sus fantasmas interiores ha sabido labrar una carrera que otros quisieran para sí.
Ahí lo tienen: con más de sesenta años dando lecciones de blues, como otro gran músico de su generación pero de otra onda, el enorme Peter Green de Fleetwood Mac. En estos tiempos en que tanto “artistilla” sin talento alguno se autodenomina “genio”, conviene mirar hacia estos verdaderos creadores de los años cincuenta y sesenta, la época dorada de la música popular anglosajona, la que consiste en la raíz verdadera de todo el rock, sea duro o blando, que escuchamos en la actualidad.
Una voz como la de Dion no se encuentra todos los días, y en estos días en que parece que el cinismo se ha instalado hasta en los aspectos musicales y de mero entretenimiento, me parece a mí que una reflexión sobre la honestidad del artista con mayúsculas no está de menos. Recomendamos este doble con todo el corazón, pues pocas veces puede uno toparse con semejante colección de jemas preciosas en un solo álbum