Por José A. Luna
“Infinity Pool” es mucho más que una película de terror, es todo lo visceral que le puedes pedir a la casa Cronenberg, en este caso al hijo. Sensible y satírica a partes iguales, garantiza ese feeling visceral que puede destruir tu alma. Es el descubrimiento de algo extraño que desencadena en pura aberración.
La película combina elementos de terror psicológico, suspenso y misterio para crear una atmósfera de tensión constante. La dirección y la cinematografía son excelentes, con hermosas tomas de la villa y los paisajes de Croacia (donde está rodada), lo que contrasta con la oscuridad de la historia. Además, la actuación de los protagonistas Alexander Skarsgård, Mia Goth y Cleopatra Coleman es convincente y logra mantener al espectador en tensión.
Cronenberg a menudo utiliza aquí técnicas de cámara inquietantes y de seguimiento para crear un sentido de tensión y claustrofobia, y como en sus otras películas a menudo presenta secuencias gráficas y violentas que a menudo buscan cuestionar las relaciones humanas. Además, Cronenberg también se enfoca aquí en crear personajes complejos y ambiguos que están atrapados en situaciones fuera de su control, lo que genera una sensación de inquietud y angustia en el espectador.
“Infinity Pool” es visualmente impactante, provocativa y perturbadora, con una fuerte atención al detalle y una estética futurista y distópica que no parece muy lejana, que busca cuestionar la relación entre los avances médicos y la humanidad para crear personajes ambiguos.
Si bien la trama puede resultar un poco predecible en algunos momentos, “Infinity Pool” ofrece una experiencia emocionante para los amantes del cine de terror y suspense, sobre todo por los giros inesperados.