Por Nekrokosmos
Hemos tardado en reseñar una de las películas más virales de los últimos años en el género, pero mejor tarde que nunca. Skinamarink es una película que desafía al espectador a conformar su ansiedad e inseguridades de la infancia, forzándolo a ponerse frente a frente a sus miedos de manera incómoda. No un film para todo el mundo, pero pocos podrán decir que no hay algo hipnótico en Skinamarink. Tiene el aura de una pesadilla, una visión frustrante, pero que mantiene la intriga en todo momento. Es el ASMR perfecto del terror.
Seguramente ni el propio Kyle Edward Ball pensaría que su debut como director se convertiría en todo un éxito del cine de terror independiente, que muchos en su estreno no habrán podido ver en España (a no ser que tengan Filmin y fuesen rápidos, ya que se retiró pronto) ya que se trata de una película originalmente distribuida por Shudder que costó 15.000 dólares pero recaudó 2 millones. No llegó a los cines europeos a pesar del revuelo que ha causado a todo el mundo, y verla era casi una tentación al pirateo. En Skinamarink no vas a encontrar mucha trama, se trata de algo muy básico y que de hecho te hace crearte tu propia película según vas viéndola, quizás uno de sus grandes aciertos.
En Skinamarink dos niños se despiertan por la noche para descubrir que sus padres no están en casa. Empiezan a pasar por su casa a oscuras, y descubren que todas las ventanas y puertas han desaparecido. Es todo lo que podemos contar, porque la experiencia es verla. ¿Lo más básico y primitivo del terror de la condición humana? El terror de niño, con el que aquí se experimenta para crear monstruos que disparan la ansiedad a niveles insospechados.
La desolación en tu propia mente, que los objetos que te producen tanta felicidad de niño de pronto se conviertan en una tortura horripilante, y ese trabajo en capturar un estilo setentero de cámaras que siguen a los personajes a nivel del suelo es algo que ha funcionado bastante bien y que nos atrapa ¿Qué podría haber sido un corto? Sí, y es que para las personas impacientes estos 100 minutos siniestros pueden ser eternamente jodidos, casi sin diálogos y con largos momentos en los que parece no ocurrir nada. De todas maneras, si encuentras el terror actual muy repetitivo, no puedes perderte esta experiencia.