Texto: Vic Granell
Fotos: Vic Granell
Completo paquete de bandas en una gira a la que, teniendo en cuenta la coyuntura económica y el alud de conciertos de este otoño, no se le preveía un éxito rotundo en el Estado Español. Grupos que en el contexto europeo tienen un peso destacable, aquí son poco conocidas y aún menos priorizadas a la hora de decidir a qué bolo dedicas tus escasos ingresos o ahorros. Menos de veinte personas esperábamos en la puerta de Mephisto la apertura de puertas, algo tardía respecto a lo que anunciaba la entrada.
Unos minutos más tarde, ante alrededor de una cincuentena de personas, los vieneses Hollenthon aparecieron en escena proyectando la mayor sorpresa de la noche. Tras un primer tema y una pequeña introducción, el grupo interpretó Woe to the Defeated, del With Vilest of Worms to Dwell, convenciendo cada vez más e un público que se iba entregando con cada nuevo detalle de su música. Con su death metal sinfónico / melódico pero un sonido algo dudoso ofrecieron excelentes composiciones con una dinámica muy bien resuelta y una fantástica combinación de instrumentos. Cambios de ritmo y tempo; dobles melodías entre ambos guitarristas precediendo a secciones más potentes; partes con sólo batería, bajo y pregrabaciones épicas; paradas bien colocadas, etc. Un toque árabe teñía una parte de las secciones melódicas (como en Homage, del primer álbum de la banda), así como un cierto ritmo marcial en algunas intros. Martin Schierenc combinó voz limpia y gutural con buen resultado (un buen ejemplo fue el title track de su último trabajo, Tyrants and Wraiths), aunque preferimos la crudeza de los gritos de Gregor Marboe al bajo. Las secuencias orquestales, coros y demás quedaron enterradas en el imaginario colectivo, y también, aunque en menor medida, las melodías del guitarrista solista. Con tres discos de larga duración (el primero editado en 1999) y un EP, la propuesta de Hollenthon nos pareció de lo más convincente pero no recompensada en nuestro país.
God Dethroned son un pequeño clásico del death / black metal holandés que empezaron sus andaduras en 1991. Con una formación mixta (una mujer, Susan, a las siete cuerdas), nos regalaron una colección de riffs poderosísimos, doble bombo continuo a altas velocidades y tempos desde el medio tiempo al frenetismo. Con su invariable y agudo gutural, el fundador Henri Sattler interpretó un tremendamente estático pero musicalmente correcto papel de frontman, arrancando de las cuerdas y de la panca de trémolo de su Ibanez algún solo puntual rápido y técnico, pero sin demasiado sentido melódico (que nos recordó en parte a Slayer). Algunas melodías coreadas entre ambos guitarristas, unos pocos solos simples (pero contrastantes con los del vocalista) por parte de Susan Gerl y diálogos de guturales Sattler y el bajista Henke Zinger. Excelente blast beat a manos del batería Roel Sanders y, en general, un concierto contundente y preciso, si bien lejos de los matices que nos ofrecieron Hollenthon.
Siguiendo un orden decreciente de complejidad compositiva, Endstille cerraron el cartel de la velada, subiendo al pequeño escenario de la mítica Mephisto con corpse paint (excepto el batería Mayhemic Destructor) y un vocalista de sesión y de reciente incorporación, luciendo visibles cortes y sangre sobre su torso antes de soltar un grito. Con una carrera mucho más reciente que los anteriores, aunque probablemente más intensa (han sacado casi un disco al año desde 2001, uno después de crearse la banda), esta formación de black metal causa furor en Europa y es probablemente la más importante del estilo en su país de origen, Alemania. De hecho, en el pasado Summer Breeze de 2009, si un grupo llenaba un mayor número de camisetas de los y las asistentes, era este. Aquí, un grupo minoritario, que generó no obstante bastante expectación con su actuación entre los pocos fans que allí se congregaron. Si hasta entonces no había habido mucho teatro ni comunicación extramusical con el público, desde Dominanz, el cantante Lugubrem llenó el escenario con su puesta en escena hipnótica y sanguinaria.
Tras unos pocos temas, éste sacó de su bolsillo un cuchillo y cortó su lengua, escampando gotas de su fluído por toda la tarima. Con su español con acento alemán, el frontman fue introduciendo tema tras tema. Muñequeras con púas de palmo y una imagen de completa destrucción que quitó a la música de los de Kiel ese punto atmosférico que tanto nos gustó de ellos en sus CDs. Una sólida batería continua, con redobles y algunos golpes interesantes a los platos (jugando con el hi-hat abierto, por ejemplo, algo no muy común en el black metal). Acordes a púa y contrapúa a las guitarras, con un matiz curioso: Wachtfels lo hacía a la corchera del tempo, mientras el guitarrista de sesión Nocturnal Overlord lo hacía a semicorcheras y, en ocasiones, el bajista Cruor tocaba 8 notas por tiempo (fusas), creando la textura atmosférica que tan buen resultado da en sus trabajos de estudio, pero que, a nuestro gusto, se pierde ligeramente con la nada novedosa puesta en escena de la banda.
Aparte del ritmo, poco trabajo más había en la división entre instrumentos de cuerda, de los que sonaban básicamente los mismos acordes entre ellos. Hemos tardado una semana en volver a escuchar al grupo en casa, no por una mala interpretación de sus temas en directo, sino porque quizá esta cansina actitud (característica del género desde sus orígenes, sin duda) teatral eclipsó una música que, aunque simple, funciona. Incluímos una foto del setlist que un roadie nos ofreció pero cedimos amablemente ante el peligro de contagio de alguna enfermedad del Mar del Norte.
FOTOS: http://www.goetiametal.com/cronicas/endstilleenbarcelona.html