Por X.F. Remorse.
Los prolíficos Gamma Ray vuelven con una nueva propuesta de power metal a la vieja usanza, aunque también es verdad que en esta ocasión han introducido algunos elementos innovadores. Es difícil esperar a estas alturas que los de Hansen nos obsequien con una obra a la altura, pongamos por caso, de Heading for tomorrow, de Land of the free o de Somewher out in space. Los últimos cuatro discos rallan más o menos a la misma altura (una altura bastante baja, para la mayoría de aficionados) y se podría debatir largamente sobre cuál de los últimos trabajos es mejor (o menos malo…), y seguramente estarían todos empatados. Yo me quedo con Majestic, pero esto ya es una opinión personal.
A nivel general encontramos se podría hablar de To the metal como un disco que gana con las escuchas. Está lleno de altibajos, siendo un disco por ello irregular, y no tiene ningún tema que se pueda considerar “obra maestra”. Con todo, se escucha bien, tiene 4 o 5 temas con estrofas y/o estribillos pegadizos y a estas alturas no creo que se le pueda pedir mucho más a la banda alemana. Los temas son “fáciles”, con melodías y estructuras que se quedan tras pocas escuchas (ya no queda nada de aquellos Gamma ray con temas dinámicos y de estructuras algo complejas, como Armageddon, Somewhere out in space, Beyond the Black hole o de otros temas de los primeros discos post-Ralf Scheppers. En mi opinión, To the metal supera al Land of the free II – y contiene muchos menos plagios-homenajes que éste- aunque, como hemos dicho, si hiciéramos una encuesta entre los aficionados, cada uno de los últimos cuatro LPs se llevaría el 25% de los votos aproximadamente.
Empieza el álbum con tema atípico para abrir un disco, por su estilo y por su velocidad. Empathy es un medio tiempo que tiene algunos elementos algo “góticos”, y por ello es una canción atípica para abrir un disco de power metal. No es mal tema, pero algo extraño para un inicio. El segundo corte tampoco es malo, aunque no llena del todo. All you need to know tiene un estribillo que no casa con la estrofa, aunque tiene melodías vocales muy recordables, lo cual siempre es de agradecer: ante el aluvión de álbumes que salen cada día, encontrar un disco “power” con trozos “coreables” y “facilones” hay que reconocer que siempre se agradece. Como detalle, comentar que en este tema colabora Michael Kiske. Sí, y es un tema heavy…
El tercer tema, Time to live, es el típico tema estilo “I want out”. Diría que en cada disco desde los Keeper of the seven keys Hansen compone alguna canción de este estilo: un tema animado, con un riff-punteado que actúa como leit-motiv y con un estribillo en el que se canta el título del tema. Probad de sustituir la parte en que dice “Time to live” por “I want out” y el parecido lo veréis, cuanto menos, sospechoso. Efectivamente, con esta estructura Hansen casi siempre ha intentado incluir un tema reconocible de este estilo en cada disco, desde Heaven can wait hasta Send me a sign, llegando a este Time to live.
El cuarto tema, To the metal, es de los peores del disco. Hasta entonces, el álbum se escucha bien; no es ninguna maravilla pero tiene sus melodías más o menos inspiradas que, repetimos, es lo mínimo que pedimos a un disco de los Gamma Ray a estas alturas. To the metal es un tema aburrido y sospechosamente en muchos momentos a Metal Gods de Judas Priest. Las influencias de Hansen siempre han sido reconocidas por él mismo (Judas Priest, Accept, los mismos Helloween) y puestas en evidencia en muchos momentos en que se ha llegado casi al plagio (especialmente en Land of the free II)….pues bien, en este tema encontramos uno de estos calcos. Por otro lado, cabe decir que nuestro estimado género, el heavy metal, no merecía un homenaje tan pobre en forma de esta canción.
Rise es el típico tema “powermetalero”, con doble bombo a todo trapo y que, de hecho, estaba pensado para abrir el disco (y creo que fue un fallo que no fuera así). Es el único corte compuesto por Zimmermann y se nota porque es el que contiene el doble pedal más rápido de todo el disco, con lo que se demuestra –como ya se ve también en Freedom Call- el amor de este batería por esta técnica. No es mal tema, tiene sus momentos épicos y es lo que todo fan del power metal, especialmente en su versión más explosiva y prototípica (la de finales de los 90 y principios de este siglo).
Mother Angel es otro bajón. Se trata de un tema muy pobre y que no aporta nada más que irregularidad al álbum. Por suerte, la cosa mejora, y mucho, con los siguientes temas: Shine forever (con un estribillo muy happy que en nada pega con la agresividad de la estrofa), Deadlands (con melodías vocales bastante inspiradas) y Chasing shadows (que quizás sea el mejor tema del disco y por lo que pienso que es un error haberlo puesto en novena posición). Así pues, nos encontramos que casi al final del disco, la cosa mejora ostensiblemente, con tres temas muy interesantes, especialmente el último mencionado y del que destaco sobre todo el puente y un solo muy elaborado, sobre todo en la base rítmica. Cierra el disco una balada, No need to cry, muy floja. En el track-list original (el que situaba “Rise” como tema de apertura), No need to cry estaba situada en medio del álbum. Por suerte, esto se corrigió. Es un tema muy pobre que compuso el bajista Slächter en homenaje a su padre. Quizás para él sea emotivo, pero para los que lo oímos no nos aporta ningún sentimiento.
En definitiva, un disco irregular de los Gamma Ray (por cuanto que hay bastantes altibajos) pero que se escucha bien y contiene algunas melodías y riffs interesantes, inspirados y reconocibles a las pocas escuchas, lo cual tiene su punto favorable. Como ya he apuntado, poco más se puede decir de un grupo que ha aportado muchísimo al género.