Iron Maiden en Valencia (Auditorio Marina Sur, 21 de agosto de 2010)

Texto: Blackant
Fotos: Google
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Hablar de Iron Maiden puede ser sencillo a la vez que muy complicado, la doncella despierta tantas pasiones que si los halagas en demasía parecerás condescendiente y si los criticas te encontrarás con una legión de fieles que se pondrán a defenderlos y desacreditarte, aun así yo soy de los que disfrutan con ellos, aceptando las críticas de los que hablan para bien y para mal, acudiendo a sus conciertos en España cada vez que puedo e ir coleccionando todo lo que llega a mi alcance. Dicho lo anterior, saque mi entrada con tres meses de antelación, no quería quedarme sin ver una gira que para mi tenía algo especial, sí, digo bien, algo especial, podría ver temas en directo que hace años no veo y otros que nunca vi. Ya sé que “The Trooper” es un himno ineludible, que “Sanctuary” es parte de la sangre de Maiden y que “Run to the Hills” está entre las canciones más coreadas de la historia, ¿y que?, yo me pregunto, ¿es que no se puede saltar, vibrar, emocionarse y vociferar llegado el caso con temas como “The Wicker Man o No more lies” (por poner un ejemplo)? La respuesta es tan simple como contundente, SÍ, por supuesto que se puede y así lo hice el pasado sábado 21 de agosto.

Tras varios avatares en el camino de ida, llegamos a la zona donde se encontraba el recinto, comprobando que había un parking habilitado totalmente gratuito y que podíamos dejar el auto sin más contratiempos, cosa que así hicimos. Al salir del subterráneo me di cuenta enseguida de que el lugar era estupendo, pegado al mar, con un canal que había que cruzar en puente para poder acceder a la zona de conciertos y en la parte más vip de toda la zona portuaria de Valencia.

Una vez dentro, los que componíamos la mini expedición almeriense nos llegamos al puesto de bebidas, observando que para no variar los precios eran abusivos, nunca entenderé como se puede pedir 8 € por un mísero litro de cerveza, pero claro, tienen que hacer su agosto y lógicamente si no bebías algo con el calor reinante podías desfallecer de deshidratación, así que el que más o el que menos pidió lo suyo.

De Edguy poco o nada puedo decir, es una banda que nunca me hizo tilín, que me deja indiferente, cosa que me volvió a pasar en su concierto, prestándole poca o nula atención a partir de la tercera canción. Si, ya sé que algún vigilante particular del Metal dirá que es una falta de respeto, pero soy yo el que cuando paga una entrada decide que ver y que no ver, así que me limité a saludar a viejos y nuevos amigos que me fui encontrando por el lugar.

Más mal que bien fui introduciéndome hasta las primeras filas, casi llegando al principio del todo, viendo a Maiden a la perfección, yo diría que a menos de diez metros, cosa ya más que propicia, sobre todo teniendo en cuenta que habíamos 22000 almas esa noche allí congregados.

Empezaron las pruebas de sonido, la expectación ya era incontenible, gritos de Maiden una y otra vez, así hasta que empezó a sonar el intro que utilizan para dar comienzo a su espectáculo, como desde hace unos años “Doctor Doctor” de U.F.O., acompañada para la ocasión con imágenes espaciales en las grandes pantallas laterales.

Fuera telón, aquí estamos, somos Iron Maiden y vamos a demostrar que somos la mejor banda de Heavy Metal habida y por haber.

Directa, rápida y contundente sonó el inicio, “The Wicker Man” me recordó a aquella vez hace ya diez años en la cual disfruté de la doncella en tierras murcianas. Sin duda una gran canción para ir calentando al personal, pues la gente no paró de corear “your time will come”, gritando, jadeando y saltando como poseídos, no era para menos, allí estaba Dickinson dejándose la piel.

Siguieron desgranando aquel magnifico álbum del 2000, este era el turno para “The Ghost of the Navigator”. De nuevo la multitud vibró con los primeros acordes, entregándose a la total pasión por sus ídolos, esos a los que muchos dan por muertos y acabados (pobres). Típicas carreras de Harris, más saltos acrobáticos de Dickinson y terminan para darnos donde mas duele, “Wrathchild” hacia acto de presencia. Aquello ya era el éxtasis colectivo en las primeras filas, no había nadie quieto a mí alrededor, los tres minutos de canción hicieron que por un momento nos tuvieran en sus manos a su vil antojo.

Bruce hacia un inciso para presentar el nuevo tema “El Dorado”, único en el repertorio que pertenece al recién aparecido “The Final Frontier”. Reconozco que cuando lo escuché la primera vez me dejó más bien frio, pero hermano, ¡como sonó en directo! Hay que rendirse a la evidencia, Mr. Harris es uno de los mejores bajistas de todo el reino del Heavy Metal.

Nuevo cambio de telón de fondo y te das de bruces con la danza de la muerte. Haciendo gala de todo su repertorio mas actual no podía faltar uno de los hits de esta década, “Dance of Death”, por supuesto precedida de la intro correspondiente, cosa ya habitual y que hace ir subiendo la expectación por segundos. Fue una de las más coreadas, solo lamento que Bruce no saliera con la capa negra que ya usó en la gira de dicho álbum. Otro futuro clásico que me sentía impaciente por degustar fue el encargado de continuar con la descarga de vatios y energía, “The Reincarnation of Benjamin Breeg” quedó a la altura de las circunstancias, no podría describir con palabras la sensación que me embargó en ese momento, mostrando a unos músicos totalmente conjuntados en la parte instrumental de la canción.

Continuaron con otra de “A Matter of Life and Death”, querían dejar claro que cuentan con sus nuevas creaciones, eso era evidente, cantando casi en la totalidad de la canción Bruce desde la parte superior del escenario, quedando a su espalda un gran dibujo de Eddie ataviado de soldado. Por su parte en la parte de los solos hubo de nuevo destellos de grandeza en los toques de guitarra.

Emotivo homenaje a Dio por parte de Bruce. Como no podía ser menos “Blood Brothers” resonaba, mientras ingente cantidad de brazos se movían de un lado a otro, la gente gritaba las palabras que dan título a la canción, haciendo que se te pusiera la piel de gallina, dejando para el recuerdo uno de los mejores temas de Maiden de toda su historia.

“Wildest Dreams” comenzó a sonar de forma inminente, me gustaría saber que hace este frontman para mantenerse en tal estado de forma, es un autentico atleta. De nuevo volvía a quedar patente que los verdaderos fans de Maiden conocen sus temas, no pude parar de escuchar “I´m on my way” una y otra vez durante los estribillos de la canción, comentaré también que durante el trascurso de la misma, todos se juntaron como siempre hacían cuando sonaba “The Trooper”.

Más coros para acompañar al melódico comienzo de “No more lies”, otra canción esperadísima por mí, llevándome una pequeña sorpresa con el dibujo central que colocaron para esta ocasión, no recordaba haberla visto antes. No me lo podía creer, era un lujazo disfrutar de esta composición de los Maiden y con tamaña calidad de sonido, al principio Mr. Bruce se sentó pero posteriormente volvió a mostrarse en su línea, dejando que la gente hiciera los coros al final.

De nuevo sentado, Dickinson introducía las primeras estrofas de “Brave New World”, quedándose situado por encima de Mr. Mcbrain y consiguiendo que la gente saltara repetidas veces, desapareciendo del escenario más tarde para dar mayor protagonismo a sus compañeros. Gustaba comprobar el sonido tan estupendo que te envolvía en la magia del momentánea, llegando más alto aun cuando anunciaron “Fear of the Dark”. Llegaba el momento de las canciones más añejas, las que son de obligada devoción, con esta primera el amigo Dickinson se dio unas carreritas de lado a lado que lo debieron hacer sudar de lo lindo, aquellos en cuestión de temperatura ambiente era infernal, posteriormente se subió a la mitad de la torre lateral derecha, algo que ya es habitual y que atrae las vistas de todos.

La última canción antes de los bises fue la homónima “Iron Maiden”, el júbilo llegaba a situación extrema, sobre todo cuando hacia acto de presencia el tan esperado “Eddie”, en esta ocasión caracterizado al igual que el que aparece en su estupendo video “The Final Frontier”, teniendo sus más y sus menos con un activo Janick Gers, incluso se le dio una guitarra la cual destrozó a su antojo (era una imitación lógicamente). También era curioso ver a través de los ojos de la afamada mascota por las pantallas laterales. Después de esto, la ya típica despedida, buenas noches de parte de Eddie y de los chicos, para posteriormente entrar dentro.

Poco hubo que esperar para que salieran de nuevo, iniciándose la archiconocida intro de “The Number of The Beast”, posteriormente hizo su aparición a la derecha el carnero diabólico, acompañado de una explosión de humo. El aquelarre musical estaba servido, el final seria apoteósico.

La canción que siempre mas me atrajo de los británicos daba sus primeros compases, “Hallowed be thy name” nos hizo volver a la absoluta euforia, saltando y danzando como si mil demonios nos fustigasen. Los cuatro instrumentistas se volvieron a unir mientras un exaltado Dickinson se situaba en la parte izquierda superior para posteriormente bajar y pedir con sus gritos y brazos que la gente jadeara, “Scream for me Valencia”, ese fue también su grito de guerra durante unos instantes.

Ahora sí, el final ya esta cerca, “Running Free” nos llegaba a decir que aquello tocaba a su fin. Aquí ya Dickinson dio rienda suelta a su buen humor, presentando a todos los componentes de la formación, lanzando su gorro de lana al público y colocándose el típico gorro de la policía británica, sus compañeros no fueron menos, también se pusieron unos sombreros, menos el siempre serio y atento a todo detalle Steve Harris. Volviendo a pedir entre presentación y presentación que la gente gritase, esta vez por zonas, demostrando el verdadero poder que tiene Dickinson sobre las masas de adeptos.

Que lástima que aquello concluyera, lanzamiento de púas, baquetas, algún parche de la batería y muñequeras, para así entrar detrás del escenario y dejar de ver a los ídolos de tantas y tantas personas.

Mi satisfacción se hallaba al completo, estoy muy agradecido de haber tenido la oportunidad de poder ver a Maiden en el que seria a la postre último concierto de este año de su gira, esperando que el próximo vuelvan con un repertorio esta vez sí basado en su nuevo álbum. Por cierto muy buen álbum, aunque algunos se empeñen en decir todo lo contrario, a ver si aprendemos a comparar y veremos que es mejor netamente que A matter y Dance of Death.

Como nota negativa solo dos puntos, primero que hubo un par de acoples, nada serio, cuestión de varios segundos y adiós muy buenas. Por otro lado me chocó ver a Dave Murray con chaqueta todo el concierto, mostrándose el menos activo de todos, ya sé que nunca se movió mucho, pero aquí parecía o daba la sensación de estar agotado o incluso enfermo. No habiendo nada más que objetar, el saldo positivo es altamente gratificante, quedó patente y demostrado que Iron Maiden es sinónimo de espectáculo y diversión, lo siento sinceramente por aquellos que por uno u otro motivo no pudieron acudir, otra vez será.

FOTOS: http://www.goetiametal.com/cronicas/ironmaidenenvalencia2010.html