Iron Maiden – The Final Frontier

Por Mariano Bacigaluppi.

Debo reconocer que le perdí la pista a la banda hace ya un buen tiempo. Aunque he seguido escuchando u ojeando sus discos, para mi modesto entender, el Iron Maiden de verdad (o el de mi verdad) concluyó con la edición del Fear Of The Dark y su posterior gira, gira que por cierto tuve la suerte de presenciar. Todos sabemos lo que vino después, la extraña época con Blaze Bayley y sus dos discos con algunos temas rescatables y, ya con el nuevo siglo, la vuelta de Bruce Dickinson… Poderoso caballero es Don Dinero… ¿Alguien duda de ello?. Aquel disco con la reunión de la banda, contando con Adrian Smith a la tercera guitarra, se llamó Brave New World y si bien no puede considerarse una de las joyas del grupo, por lo menos el cincuenta por ciento del disco tenía un gran nivel. A posteriori vio la luz Dance Of Death, donde ya ese 50% se reduciría al 40% y en 2006 sacaron a la venta el trabajo intitulado A Matter Of Life Of Death donde la prensa y los fans se dedicaron a decir que era un disco mucho más elaborado y progresivo. ¿Progresivo me pregunté? Os prometo que tuve que ir al diccionario a consultar que significaba dicho vocablo y tirar de la historia del Rock/Heavy para ver con que bastiones se sostenía el género Progresivo (tanto el Rock de los 70 como el Heavy de los 90 y sucesivos) pero lamentablemente no encontré ninguna similitud con Iron Maiden.

Y así llegando al 2010 The Final Frontier, el nuevo disco de la banda, llega a mis manos y casi como en una perfecta involución porcentual, tan sólo rescato el 20%. Si a esa pequeña porción del todo le sumamos una producción bastante

paupérrima y con un Bruce Dickinson que pareciera que se esforzó lo mínimo posible y haya grabado sólo primeras tomas en las canciones, el resultado es sumamente desalentador y desmoralizador, al menos para mí que en el pasado era un gran seguidor.

Cuando comienzas a escuchar un disco por primera vez y a los pocos instantes ya sabes que va a ocurrir… malo… muy malo. Si a AC/DC le achacamos que todas las canciones son iguales (¡Ojo! yo el primero).. ¿Porqué no hacemos lo mismo con Iron Maiden?

Menudo revuelo se ha armado en Foros hablando del disco. Pareciera que decir algo malo de Iron Maiden es pecar contra la religión ¿religión? del metal en la que algunos comulgan. Estoy casi seguro que si Iron Maiden sacara un disco de fandangos, la gente correría a comprarlo, quizás para escucharlo una sola vez y que junte polvo en la estantería o tal vez para escucharlo ciento once veces y hasta hacer un master en Fandangos para comprenderlo y, obviamente, se seguirían llenando sus conciertos.

¿Hipocresia? ¿Sordera? ¿Resignación?… El poeta Jorge Manrique dijo en una de sus coplas …’Cualquier tiempo pasado fue mejor’… y en este caso… no le quito la razón.

Hoy no voy a desmenuzar canción por canción como suelo hacer en mis críticas y espero que me perdonéis, pero la principal razón es porque se me ha hecho muy pero que muy difícil terminar de escucharlo la primera vez y ya no os cuento lo que me ha costado escucharlo tres veces para hacer esta crítica.

Como últimamente ocurre en Iron Maiden, canciones que sobrepasan los 7 minutos y sinceramente, como algo enteramente personal, me aburre bastante y no me llama la atención. Cuidado, no me estoy refiriendo que no me gusten las canciones

largas, todo lo contrario, amo canciones como “Scene Six: Home” de DT, “The Fountain of Lamneth” de RUSH, “The Divine Wings of Tragedy” de SX e incluso “Achilles, Agony And Ecstasy in Eight Parts” de Manojar. Se da por entendido que disfruto de esas monumentales obras… pero llevado eso a Iron Maiden me aburre soberanamente y hace que su disco, o por lo menos sus dos últimos discos, se me hagan muy cuesta arriba.

Creo que va más allá de que sean malos o buenos músicos, cada uno tendrá su opinión al respecto, y obviamente creo que ninguno de nosotros tendrá la potestad y esa imaginable vara para poder medir con total fiabilidad y justeza, pero tan sólo diré que a Iron Maiden ponerse a tocar, improvisar y que corra la cinta de grabación sin más, como hacían muchas bandas de los 70s, no les sienta para nada bien o por lo menos no me gusta en lo más mínimo el resultado final. Eso es lo que presiento… que se han juntado en un estudio, si es que han llegado a coincidir los seis en algún instante, con algunas ideas a medio masticar en su casa y se pusieron a grabar. Y de esa grabación ha salido esto…

Rescataría la canción The Alchemist con un espíritu Maiden al 100%, o por lo menos el Iron Maiden que me apetece escuchar y si a The Talisman y a Isle Of Avalon le recortaban unos cuatro minutos… sería muchísimo más de mi agrado. ¿De lo demás? Pasajes curiosos… pero nada que me haya llamado la atención de sobremanera. Por lo tanto, si de 10 canciones rescato 1 y 1/2 o siendo generoso, dos canciones… pues… a mi modesto entender no creo que sea un disco que me llame la atención ni creo que vuelva a escuchar en un futuro. Y ahí está el porcentaje, en este caso el 20%, del que hablaba un poco más arriba.

¿Le tendría que dar más oportunidades por ser un disco de una de las bandas estandarte del Heavy Metal? No… no lo creo. Iron Maiden no son Dream Theater, ni Génesis de los 70s, ni muchísimo menos Pink Floyd, que se necesitan de muchísimas

escuchas para intentar ‘entender’ esa obra que han ideado y creado. Creo que las canciones de Iron Maiden, o las ‘canciones banderas’ de la banda, son directas, con cierto gancho y que no hacen falta infinitas escuchas para que gusten.

Os lo puedo asegurar, por lo menos para mi es bastante triste después de haber escuchado y seguido a la banda durante muchos años y disfrutar y vibrar con ellos en sus conciertos. Creo que las cosas son como son y hay que reconocerlas. Cuando la magia desaparece lo mejor que se puede hacer es aceptarlo. Está claro que no soy nadie para exigirle algo a la banda, pero por lo menos como fan creo que si tengo que comprar un disco lo compraré porque me gusta y no por el sólo hecho de que tenga Iron Maiden escrito en su portada.