Por Mariano Bacigaluppi
01. Bilateral (4:00)
02. Forced Entry (10:20)
03. Restless (3:30)
04. Thorn (5:47)
05. Mb. Indifferentia (6:33)
06. Waste Of Air (5:32)
07. Mediocrity Wins (6:07)
08. Cryptogenic Desires (2:45)
09. Acquired Taste (5:13)
10. Painful Detour (8:18)
Miembros
Einar Solberg – Voces / Teclados
Tor Oddmund Suhrke – Guitarra
Øystein Landsverk – Guitarra
Rein Blomquist – Bajo
Tobias Ørnes Andersen – Batería
Sello
InsideOutMusic / Century Media
Website
www.leprous.net
Aquí me encuentro sentado dispuesto a describir lo que es este tercer disco de los noruegos LEPROUS. Para el que no conozca a la banda tan sólo diré que es una de las más originales, atrayentes, interesantes y con asombrosas propuestas que el Metal ha parido en los últimos años y que os estáis perdiendo mucho si aún no la habéis escuchado. Muchos de vosotros os preguntaréis si mi definición no es algo exagerada ni aventurada, simplemente diré que no, porque no me estoy refiriendo tan sólo a la música sin límites explayada por el combo nórdico, tampoco hago referencia a las múltiples vertientes musicales y estilísticas que nos vamos a encontrar en este CD ¿Trompetas en el Metal?
Sí… en LEPROUS es posible… Me refiero a ese TODO sonoro, a ese bullicio onomatopéyico que la banda significa y en este Bilateral, continúan en la búsqueda del sonido perfecto, investigando, experimentando y no poniéndose tope alguno.
El primer atisbo sonoro en aparecer en nuestra perspectiva auditiva será la canción que bautiza el álbum, Bilateral. Con cuatro minutos, de principio a fin, podría considerársele una canción de excelso Metal Progresivo, pero hay mucho más de eso. El estribillo es lo primero que sonará, para después comenzar una aventura ruidosa donde las voces de Einar Solberg tendrán un gran protagonismo, al igual que el sincopado ritmo de batería regalado por Tobias Ørnes Andersen.
Forced Entry además de ser la segunda canción y de superar los diez minutos de duración, es en donde más latente quedará expuesta esa esquizofrenia estruendosa marca registrada de la casa. Continuos cambios de ritmos, con una impecable sensación de estar escuchando canciones dentro de canciones pero todas unidas por un mismo nexo lleno de coherencia, afinidad y sobre todo buen gusto musical. Nuevamente las voces pasan de ultra melódicas a furiosas en un santiamén y serán las que predominen pero en esta ocasión las guitarras dirán presente y Tor Oddmund Suhrke y Øystein Landsverk nos obsequiarán unos pulcros y atractivos solos desde las seis cuerdas.
Sin descanso alguno emerge a la superficie Restless. En su génesis se presenta bastante melódica e instrumentalmente nos recordará bastante al Rock Progresivo de los setenta cuando el jazz se inmiscuía en sus partituras, pero en el minuto de vida aparecerán los grunts y por momentos esa violencia vocal que Einar Solberg despliega a lo largo de todo el CD. Pero no se quedará simplemente con eso, su despliegue vocal sencillamente no tendrá límites y hará gala de ello durante los doscientos diez segundos en que la canción se mantiene con vida.
Si unos renglones más arriba nos referíamos a la esquizofrenia sonora digna de la banda, en la siguiente canción llamada Thorn, tendremos una pizca más de todo aquello y aquí es donde aparecerán las también ya mencionadas trompetas. Durante todo el tema el trabajo del bajista Rein Blomquist será encomiable porque se lleva un ritmo muy machacón y contundente, como si de una marcha militar se tratará. El vocalista nuevamente visitará el cielo y el infierno con sus registros, esta vez ayudado por Ihsahn de la banda EMPEROR y la aparición de la trompeta nos tomará por sorpresa, justo antes de que una caprichosa lluvia de doble bombo aparezca en el horizonte. Al final del túnel un hammond nos hará de guía y tan sólo me resta decir gracias por no poneros límites.
En Mb. Indifferentia desde su comienzo, con un sonido bastante añejo, comprenderemos que estamos frente a algo diferente. El piano es el encargado de abrirnos la puerta y no será hasta pasado el minuto, que el vocalista no entrará en escena y haciéndolo de una forma magistral, casi susurrante y delicada, tonalidad que conservará durante casi toda la canción. Casi imperceptible pero grandísimo trabajo nuevamente desde las seis cuerdas creando un verdadero viaje hipnótico, magnético y quimérico. Una balada en toda regla, pero claro hecha por LEPROUS… sencillamente diferente y genial.
Después de habernos regalado una preciosa y sensible balada en Waste Of Air encontraremos la antítesis. Comienzo hermanado con el Black Metal y con una fugaz y acelerada batería que, junto a un denso riff guitarrero, hará que el vocalista se presente nuevamente en un abismo vocal pero acompañado de un onírico teclado. Más y más de esa esquizofrenia antes mencionada. LEPROUS son diferentes, a esta altura del disco ya nadie tiene dudas.
Mediocrity Wins digamos que no es un título que sea un fiel reflejo de la realidad, ya que en LEPROUS la mediocridad es sencillamente inexistente. Nuevamente el bajista, esta vez con unas líneas más cercanas al funk, marcará el ritmo de la canción y al principio será acompañado por coros, aunque después el vocalista cogerá el micro para decir presente una vez más. Por momentos, podría pasar por una canción de los ingleses MUSE, sobre todo cuando los coros aparecen.
De Cryptogenic Desires lo primero que nos llamará la atención será esa atmósfera egipcia que por momentos reinará en nuestros oídos y ese ritmo de batería completamente a contracorriente escapándole al demasiado proliferado 4/4. Pero lo más increíble será lo camaleónico que puede ser el sonido de la banda, porque en tan sólo dos minutos y cuarenta y cinco segundos escucharemos más que muchas bandas hacen en un disco entero. Lo curioso es que se mantiene una línea vocal con bastante gancho, hasta pegadiza se le puede decir, y mientras tanto el piano puede sonar clásico, la batería con una velocidad demencial. Todo en conjunto suena como una especie de alucinación sónica, pero nunca perdiendo ese toque magistral.
Hablando del piano, éste será el encargado de comenzar la próxima canción que tiene por título Acquired Taste. Tema dotado de una densa atmósfera y nuevamente con el vocalista Einar Solberg dando muestras de lo que ha crecido en estos casi diez años de música. Momentos algo más intimistas y nuevamente ese regustillo a lo MUSE que sobrevolará la escena que contemplaremos.
Painful Detour además de ser la última canción y la que nos dará la despedida, es la perfecta conclusión para esta genial obra que se han marcado los noruegos. Son otros ocho minutos, donde la montaña rusa dará su última vuelta y nuevamente regalará pinceladas musicales aquí y allá citando, una vez más, diferentes estados sonoros como ha ocurrido durante todo el disco. Penetrantes riffs guitarreros, batería dando golpes a contra reloj y un poco de jazz en el ecuador del tema.
No podemos pedirle más a la banda. Nos han regalado quizás el mejor CD que podamos escuchar durante el 2011. Bandas y discos como este me hacen seguir manteniendo la ilusión y dándome la razón de que aún se puede innovar dentro del Metal, algo que veo completamente necesario y, bajo mi modesto entender, cada vez me aborrece más y lo veo menos válido aquello de hacer durante treinta años la misma canción y vivir de las rentas.