Desde hace dos meses los hermanos Iván y David Méndez, cabezas visibles de la organización del Resurrection, negocian con navieras internacionales la posibilidad de traer a Viveiro un crucero, con capacidad para alojar entre 700 y 1.100 personas durante una semana. Un trasatlántico similar en envergadura al Europa, el barco alemán que atracó en Celeiro en octubre del 2013 y que permitió que A Mariña se estrenara en el turismo de cruceros.
«Nos planteamos traer el crucero por dos razones, por la escasa oferta de hoteles, ya que las dos mil y pico plazas de Viveiro no son suficientes, y porque nos gustaría ofrecer opciones de alojamiento diversas y más asequibles, porque los precios se han disparado. Mil euros en una habitación doble tres días hay mucha gente que no se lo puede costear», señala el director del Resurrection, Iván Méndez.
Traer el barco-hotel no es una opción fácil. Y no es una cuestión de calado de la ría, «uno de 4.000 plazas no sería posible, pero similar al que trajo Melchor Roel, sí es factible». La dificultad estriba en la agenda de las navieras y el escaso margen de tiempo para modificar la planificación. «El festival coincide en verano y es la época de mayor actividad de los cruceros, por lo que hay que buscar el barco adecuado; si hubiese sido en otra época ya estaría confirmado. Lo que si tenemos claro es que si este año no lo conseguimos, sí será en el 2017, porque a las navieras les interesa el proyecto».
Será, si llega, el barco oficial del Resurrection Fest, y no solo funcionará como alojamiento. El paquete completo incluirá conciertos a bordo y otras actividades, «y además estará atracado a un paso del propio festival».
Fuente: La Voz de Galicia