Texto: Mariano Bacigaluppi
Fotos: Mariano Bacigaluppi
Videos: Youtube.com
Promotor: Cap Cap Produciones
Jornada de reflexión política en España, que para que engañarnos, parece que de poco ha servido, condimentada con buena música parecía un excelente plan para un sábado lluvioso en Madrid. Pero las cosas no fueron tan excelentes… Nunca había estado en la Sala Penélope y, sinceramente, creo que me costará mucho volver allí. El cartel colgado de SOLD OUT vaticinaba una sala llena con algún que otro problema de movilidad y quizás padecimiento de calor excesivo, pero a todo eso hay que sumarle la pésima condición de la sala con una horripilante visibilidad salvo que te encontraras de frente al escenario. En el centro de la sala, enfrentadas al escenario, cuenta con dos columnas que quita por completo la visión y si a eso le sumamos que la apertura de las puertas se había producido a las 20.00hs y tan sólo quince minutos después Pain Of Salvation ya estaba descargando sobre el escenario cuando ni un tercio de la sala estaba completa, todo suma a que la organización sea cuanto menos desastrosa o poco previsora al menos.
Muchos se sorprendieron con los pocos más de treinta minutos que contaron los suecos de PAIN OF SALVATION arriba del escenario, ya que estamos hablando de una banda con ya muchos años en el mundillo, un gran puñado de buenísimos discos (algunos de ellos verdaderas obras de arte) y la persona de Daniel Gildenlöw como icónico genio de la música. Os puedo asegurar que el poco tiempo que tuvieron lo aprovecharon al máximo y al término de la intro grabada, que fue Road Salt Theme, arremetieron con la contundente Softly She Cries. Durante los primeros instantes se percibieron unos problemas de sonido e incluso el propio frontman tuvo que batallar gran parte del show con inconvenientes con su monitor, que llevaba en un auricular y al parecer la batería del mismo estaba agotadísima, pero eso no amedrentó el ilustre Mr. Gildenlöw y continuaron su periplo con la gigantesca Ashes que sería la canción más antigua que interpretarían en su escaso setlist.
Conditioned es una de mis favoritas del Road Salt II y en directo se volvió una canción estratosférica, mágica y con un excelente espíritu setentero sobrevolando por los aires. La prodigiosa voz de Daniel sonaba de maravilla, al igual que los cuidados coros del guitarrista Johan Hallgren, que como todos sabéis, junto al teclista Frederik Hermansson, lamentablemente se despedirán de la familia Pain Of Salvation al término de esta gira. 1979 fue otra delicada muestra del magnetismo y del encantamiento que la banda posee ademas del talento y la inspiración de Daniel Gildenlöw.
Obviamente si hablamos de talento y de inspiración tenemos que citar a la siguiente canción de la noche que fue To The Shoreline donde el teclista Frederik Hermansson y el batería Léo Margarit realizaron un inmenso trabajo con sus respectivos instrumentos y también con los coros. Linoleum fue la primera de las dos únicas muestras del crudo Road Salt I donde todos los asistentes de la sala, como pudimos, botamos sin cesar al ritmo de la poderosa y contundente guitarra. Nueva muestra que Johan Hallgren será muy difícil de suplir, por su presencia arriba del escenario, por su interacción con Daniel y porque las labores de corista/segundo vocalista las realiza rozando la perfección. No Way fue la excusa, espléndida por cierto, para decir adiós que utilizó la banda. Se despidieron agradeciendo continuamente, rebosantes sonrisas y con la mirada de nos volveremos a ver muy pronto… Espero que se cumpla la promesa y a mediados de Febrero los tengamos nuevamente por aquí con los nuevos integrantes en sus filas. Tocará esperar…
Treinta minutos transcurrieron para que los también suecos OPETH comenzaran con sus oscuras sinfonías. Dichas sinfonías, en su mayoría provenientes de su última obra, Heritage, sonaron a la perfección pero a muchos no parece gustarle demasiado este cambio de rumbo que los dirigidos por Mikael Åkerfeldt han tomado, donde la desaparición de los grunts es un hecho y el acercamiento al Rock Progresivo setentero es más que evidente. Siempre lo digo y, una vez más lo diré, para gustos los colores pero cambiar, mutar y experimentar es progresar y si este es el futuro de Opeth, bienvenido sea.
The Devil’s Orchard fue su primera canción con un sonido auténticamente perfecto, sonando como si fuera un disco disparado por los altavoces de la diminuta e incómoda sala. Mikael Åkerfeldt es una verdadera institución e impone un respeto superfluo arriba del escenario, pero eso no es todo, también está acompañadísimo por su legendario e infatigable compañero el bajista uruguayo Martín Méndez. Tampoco puedo dejar de mencionar los demás integrantes que literalmente son verdaderas máquinas al servicio de la música. El teclista Joakim Svalberg parece un viajero del tiempo, proviniendo de los setenta, por sus pintas y por su excéntrica forma de tocar como si de Rick Wakeman se tratara. El guitarra Fredrik Åkensson, una verdadera leyenda que ha tocado con Talisman, Krux, e incluso Arch Enemy tuvo durante toda la noche uno de los mejores y más cristalinos sonidos que yo haya podido apreciar en un concierto y ya por último, el batería Martin Axenrot es sinónimo de contundencia y perfección.
I Feel The Dark fue la siguiente en sonar con unas preciosas y exquisitas guitarras acústicas e inmediatamente el primer viaje al pasado recordando la grandísima balada Face Of Melinda proveniente de aquel formidable Still Life. Porcelain Heart sonó intensa, instrospectiva y tenebrosa al igual que suena en el disco Watershed. También sirvió para que entre medias el batería Martin Axenrot se quedara en solitario en el escenario y nos regalara un solo que fue contemplado a pocos centímetros por el bajista de la banda. Todo seguía sonando a la perfección, una calidad de sonido grandiosa.
Una nueva vuelta al ultimísimo de sus discos con Nepenthe. Una verdadera delicia con un regustillo jazzero impresionante y donde el bajista y el batería fueron una máquina engranada a la perfección y las intervenciones vocales de Åkerfeldt eran totalmente formidables. Posteriormente Åkerfeldt y Åkensson se sentaron provistos de guitarras acústicas para interpretar tres canciones donde la primera de ellas fue la mágica The Throat Of Winter. La segunda fue una canción que por lo menos yo no había escuchado nunca en directo. Credence fue una nueva muestra de toda esa maestría y calidad inconmensurable que la banda posee. La despedida acústica se realizó con Closure, convirtiéndose en una excelente apuesta dentro de este setlist intimista que los suecos estaban realizando.
Con Slither volvió la electricidad y uno de los mejores momentos de la noche. Por delante de todo, debo decir que es mi canción preferida de su última entrega discográfica y en directo me volvió auténticamente loco. El solo desde las seis cuerdas que se marca Fredrik Åkensson y a posteriori el solo del teclado de Joakim Svalberg sonaron a gloria. Los momentos sublimes continuaron con A Fair Judgement donde el público se puso a corear el riff de guitarra y Méndez y Åkensson se miraron cómplicemente y sonrieron. El solo floydeano del frontman sencillamente de otro planeta…
Envueltos completamente en luces verdes, como si de kryptonita se tratara, eligieron Hex Omega, de su anterior disco Watershed, para despedirse del público y desaparecer del escenario. Tardarían unos instantes en volver y ahora sí tocarían lo que fue su última canción de la noche. Nuevamente acudirían a su último disco y ejecutarían Folklore. Despedida y, para mí, grandísimo sabor de boca después de tan tremenda experiencia.
Quizás suene pretencioso y muy poco heavy, pero creo en cambio de estar hacinado y apelotonado en una sala de condiciones infrahumanas, el concierto ofrecido por Opeth era digno de disfrutar tranquilamente sentado en la butaca de un teatro o de algún sitio similar, acompañado de nuestra bebida favorita e infinitas luces revoloteando por nuestras cabezas. Entiendo que se puede disfrutar la música de muchas maneras y, al menos para mí, esta sería la elegida y soñada para vivir un concierto de Opeth en esta nueva encarnación acústica, íntima y personal.
* Muchísimas Gracias a la gente de la promotora CAP-CAP por la acreditación *
FOTOS: http://www.goetiametal.com/cronicas/opethenmadrid2011.html