Pain of Salvation – Road Salt One

Por Mariano Bacigaluppi

01. No Way (5:28)
02. She Likes To Hide (2:57)
03. Sisters (6:15)
04. Of Dust (2:32)
05. Tell Me You Don’t Know (2:42)
06. Sleeping Under The Stars (3:35)
07. Darkness Of Mine (4:17)
08. Linoleum (4:55)
09. Curiosity (3:33)
10. Where It Hurts (4:51)
11. Road Salt (3:00)
12. Innocence (7:15)

SELLO
InsideOut

WEB
www.painofsalvation.com

FORMACIÓN
Daniel Gildenlöw – Voz, Guitarra
Johan Hallgren – Guitarra, Coros
Leo Margarit – Batería, Coros
Fredrik Hermansson – Teclados, Coros

Creo que ya nadie tiene dudas de que PAIN OF SALVATION es una de las bandas más creativas, originales e insignias del Metal Progresivo en la actualidad. Sólo basta con recorrer su jugosa y completa discografía y comprobar lo que le han aportado a la música y lo que le siguen aportando. Así también, nadie pone en duda que su líder Daniel Gildenlöw es un auténtico genio, de los mejores frontmen salidos en la última época y un maestro de ceremonias como pocos. Música hecha por genios, que conmueve, emociona y te cala los huesos…

Cada uno puede tener una visión diferente de la música o, mejor dicho, puede esperar distintas cosas o sensaciones de las bandas o de la música en general. Mucha gente puede ser feliz disfrutando de AC/DC haciendo durante más de tres décadas la misma canción, con los tres mismos acordes de siempre, sin aportar un ápice de originalidad y/o autenticidad, no lo recrimino, pero yo le pido y le exijo más a la música. Me gusta que me sorprendan, que escuche una melodía y me llegue a estremecer, que los músicos creen una atmósfera que pueda dibujarme y reflejarme imágenes en mi mente. Si Pink Floyd, Yes, Queen, ELP, Genesis, Rare Earth, King Crimson y Jethro Tull, sólo por nombrar algunas, lo conseguían hacen cuatro décadas… ¿Porqué no lo va a conseguir una banda hoy? Riverside lo consigue, Opeth también y, cómo no, PAIN OF SALVATION.

La banda siempre ha bebido de diferentes fuentes a la hora de crear su música, es lo que tiene tener y presumir de una mente abierta, pero para esta ocasión pareciera que Daniel y los suyos encontraron la forma de viajar al pasado, a esa fascinante década del setenta donde se facturaron muchos de los mejores discos de la historia de la música Rock. No basta con juguetear con el Metal, el Pop, el Blues, el Funk, el Folk e incluso la música Disco, lo que es interesante es mezclar todo eso y hacerlo bien, cosa que pocas bandas pueden presumir de ello.

Previo a este Road Salt One, hubo un adelanto en forma de EP llamado “Linoleum” que a muchos nos sirvió para ir calentando motores e ilusionarnos con esta nueva obra. Además y, de forma casi sorprendente, la banda se presentó a las eliminatorias para representar a su país, Suecia, en el festival de Eurovisión con una mágica y sentida balada. Todo iba sumando puntos para cuando llegara el momento de tener el CD en las manos. Ese disco a llegado… mi mente ha explotado.

Esta nueva obra maestra se abre con No Way, canción setentera a tope con un constante órgano hammond que nos acompañará durante todo su periplo. Sinceramente, escuchar a Daniel Gildenlöw es un verdadero placer para los oídos. Escuchar el color de su voz, la calidez y variación de sus tonos… esa magia que suele transmitir que rememora los mejores tiempos del pasado. Sorprende también el sonido en general, mucho más crudo y salvaje, más real si pudiera decirse. Donde más lo notaremos es en el sonido de la batería de Leo Margarit que, por cierto, hace un prodigioso trabajo durante todo el álbum, se nota que no sólo es un ‘batería del metal’, él va mucho más allá y la verdad se agradece.

She Likes To Hide tiene un comienzo muy blusero, ese Blues mezclado con el Rock que tan bien magnificaban Led Zeppelin o The Who varias décadas atrás. Serán una constante durante todo el disco las aportaciones del teclado por parte de Fredrik Hermansson, instrumento que ha ganado muchísima preponderancia, ampliando los horizontes musicales de las composiciones y dotándolas de una mayor pasión y vehemencia.

Sisters, que es la siguiente canción, tarda mucho en analizarse ya que es muy rica, compleja, llena de sentimientos y sin lugar a dudas, una de las perlas del disco. Nuevamente Daniel Gildenlöw toma el timón del tema durante sus seis minutos de vida, naufraga a la deriva pero nunca perdiendo el control. Es realmente asombroso ver como con el transcurso de los minutos, el vocalista logra emocionarse y emocionar y va subiendo peldaño a peldaño hasta explotar. Cada nota que su privilegiada garganta nos regala es como si de melodías celestiales se tratara. El final susurrante es apoteósico.

El que de aquí conozca al misterioso y virtuoso Jeff Buckley, que levante la mano. Mmm no veo muchas manos levantadas… Of Dust es la siguiente canción en sonar en el tracklist y me recuerda de sobremanera a este malogrado artista. Un cantante capaz de conmover y de poner la piel de gallina a la milésima de segundo de abrir la boca… Sí, adivinasteis. Daniel Gildenlöw pareciera ponerse en su piel y lo consigue nuevamente, obviamente llevándola más allá y en un terreno místico y melancólico.

Más Blues de la mano de Tell Me You Don’t Know. Tanto Daniel como Johan Hallaren convergen caminos con sus respectivas guitarras y logran transmitir muchísimo en apenas tres minutos. Nuevamente el líder de la banda saca summa cum laude. Se que la sombra de QUEEN es muy alargada, lo admito, y será por ello que no puedo evitar asociar Sleeping Under The Stars con uno de los mejores trabajos de la banda británica, “A Night A The Opera”. Sinceramente, parece extraída de ese mítico disco. Sus voces y coros, la guitarra, el piano… todo nos recordará de sobremanera a ese larga duración editado hace ya siete lustros.

Darkness Of Mine tal vez es la canción más extraña o que más costará digerir. En el límite de la psicodelia y la incoherencia, es algo así como si un equilibrista tratara intentar llegar al otro lado sin caer en el vacío, que es el silencio absoluto. Nuevamente Daniel se calza la canción sobre sus hombros y la saca adelante, brillando y reluciendo una vez más.

A Linoleum ya la conocemos de su EP adelanto, pero eso no quita que no sigamos disfrutando de ella. Es la canción más salvaje, más guitarrera y de las más shockeantes de todo el disco. Las sincopadas bases rítmicas aportadas por Leo Margarit son de auténtico lujo, dignas de la improvisación y que tienen como función engrandecer el resultado final y lo consigue. Otra vez el cantante demostrando porque es uno de los mejores, su variedad vocal parece un recurso inagotable pasando desde los más primitivos alaridos a los más tenues susurros.

Curiosity sigue por la misma onda de tu antecesora. Ritmos sincopados desde los parches, a más revoluciones por minuto esta vez, y con un Daniel pletórico, eso sí, resguardadísimo por los coros de los otros tres integrantes de la banda. Me arriesgaría a decir que dicha canción contiene el mejor estribillo de todo el disco.

Where It Hurts escarba en busca de nuevos horizontes. Aunque dispone de algunas pinceladas psicodélicas, el pilar fundamental de la canción es la nostalgia junto a una lánguida añoranza. Sube y baja decibelios como si de una montaña rusa se tratara y prepara el terreno para una nueva joya en la corona o para la que es para mí la mejor canción de todo el disco.

Road Salt además de ser el nombre del disco y de haber sido la canción con que la banda se presentó en la pre-selección del Festival de Eurovisión, es una verdadera obra de arte. Simple y sutil como muchas, pero efectivamente conmovedora, enternecedora y mágica como pocas. Simplemente el teclado y la voz, nada más. Nuevamente me recuerda a Jeff Buckley e incluso a esos hechizados momentos que Fish nos regaló en su periplo por Marillion. Daniel Gildenlöw nuevamente es esa estrella que brilla en el cielo pese a que la oscuridad nos reine, simplemente con su voz llena cada hueco del silencio y hace desaparecer cualquier atisbo de mediocridad en nuestros oídos. Se pueden percibir sus lágrimas, su dolor, su pesar con cada palabra y frase que canta. De verdad, es una canción para escuchar en un loop infinito y egoístamente olvidarse de todas las demás.

Y así llegamos a al final de este camino. El telón de este Camino de la Sal se cierra con Innocence. Es la canción que más me recuerda a su anterior “Scarsick” y por momentos juega nuevamente al despiste al igual que en Darkness Of Mine. Así mismo es la canción más larga de todo el CD, sobrepasa los siete minutos, y en ella comprobaremos distintas atmósferas o estados de ánimo que el magnífico vocalista nos transmite. Es una canción muy variada y por momentos se huele cierta influencia arabesca y el delirio y el desfase generalizado cuanto más cerca está el final.

Ojalá tuviera enfrente a Daniel Gildenlöw para poder agradecerle por todo lo que le aporta a la música, por lo que nos hace disfrutar y sobretodo por no estancarse a la hora de componer. También, de no cortarse a la hora de experimentar, de fusionar, de innovar y sobre todo de pensar… sin ideas no hay música… muchos deberían de tener en cuenta esto último.

Esto reza la web oficial de la banda “Welcome to the world of Pain of Salvation. Come inside, have a cup of life… …but know this – go too deep and you might never be the same again!” Nada más cercano a la realidad…. Creedme.