Rage – 21

Por X.F. Remorse

1.House Wins
2.Twenty One
3.Forever Dead
4.Feel My Pain
5.Serial Killer
6.Psycho Terror
7.Destiny
8.Death Romantic
9.Black And White
10.Concrete Wall
11.Eternally

Miembros
Peter “Peavy” Wagner
Victor Smolsky – Guitarra
André Hilgers – Batería

Sello
Nuclear Blast

Website
www.rage-on.de

Catorce años después de que a su trigésimo disco lo titularan “XIII”, los prolíficos alemanes Rage acaban de publicar su vigesimoprimer trabajo, titulado “21”. Por desgracia, no acaba ahí la falta de originalidad de la banda. Rage es sin duda una de las bandas más injustamente olvidadas e infravaloradas del mundo. De entre su enorme discografía encontramos algunas obras maestras del género, junto con un puñado de buenos discos y poca cosa que realmente no cumpla.

Así pues, pedirle que a estas alturas saquen un álbum de 10 es pedir mucho, a pesar de que, como fans de Rage, siempre queremos que nuestra banda de lo máximo. Y es que si este disco lo firma cualquier otro grupo hablaríamos de discazo, pero si lo firman los mismos que sacaron obras tan geniales como Unity, Soundchaser o Strings to a web (por mencionar sólo álbumes realizados por el dúo Wagner-Smolsky), entonces nos sabe a muy poco. Sí, quizás pecamos de exigentes, y es que el nivel es muy alto…quizás deberíamos bajar el listón y no ser tan críticos, pero no se puede…y ya se sabe, “quien bien te quiere te hará llorar”.

Rage ha publicado su disco más agresivo desde que en los ’90 sacó “The missing link” y “Black in mind”, álbumes que contenían una crudeza en las cuerdas (tanto de la guitarra como las vocales) inusitada hasta la fecha para una banda que había pasado del speed metal de voces chillonas de sus primeros trabajos a un “power metal” de corte americano con discos como “Secrets in a weird world” o su magnífico “Trapped!” combinando perfectamente caña y melodía.

Pues bien, con “21”, como hemos dicho, crean un álbum de los más agresivos de su carrera pero, a su vez, con un alto contenido técnico, como no podía ser de otro modo teniendo en la banda a musicazos como Smolsky o André Hilgers tras los parches quien, en su tercer disco en la banda es cuando saca su parte más virtuosa. La combinación de fuerza y técnica es la clave de un disco que, con todo, peca de falta de originalidad y contiene los peores defectos de los álbumes más flojos de la “época Smolsky”: temas realizados a partir de riffs que no casan los unos con los otros (como en “Speak of the dead”) y una estructura demasiado repetitiva de estrofa trallera + estribillo más “ñoño” con guitarra arpegiada (como en “Carved in Stone”), una fórmula smolskiana que empieza a cansar. Si a esto le añadimos una falta grave de inspiración en melodías vocales encontramos un disco que, a un servidor, ha decepcionado.

Sobre esto último cabe decir que lo más “grave” en este disco es la falta total de buenas melodías. El sr. Wagner, un crack total a la hora de componer las voces, parece que se ha dejado la inspiración en casa. Hay muy pocas líneas vocales memorables, ni en estrofas ni en estribillos. He escuchado el álbum cosa de 10 veces y soy incapaz de tararear nada. Si a esto le sumas que hay momentos incluso que Wagner se atreve a cantar gutural, entonces la cosa no inspira mucha confianza y pierde aún más credibilidad.

Rage ha querido mantener el carácter técnico de un disco como “Strings to a web”, su anterior trabajo, pero olvidando por completo sinfonías y orquestaciones y en cambio pasándose radicalmente a la crudeza y agresividad. Y es de valorar que Rage innove y se reinvente a cada disco sin perder su personalidad…pero siempre y cuando haya riffs interesantes que ofrecer y melodías vocales inspiradas…y de ello poco encontramos en “21”. Así pues, la crudeza es la tónica general del álbum, aunque con algunas excepciones: “Forever dead”, (que bien podría estar en “Strings to a web y que es seguramente el mejor tema del disco), “Black and white” (otro tema más tranquilo y “hard rockero” del estilo del álbum “End of all days”) o “Eternally” (un tema pesado y solemne del estilo de los del disco “XIII”).

Evidentemente, y viniendo de esta banda, hay algunas cosas que se salvan en el disco, especialmente en cuestiones estrictamente musicales: algunos pasajes instrumentales en la ya citada “Forever dead”, el puente en “Death romantic” o el solo de la también mencionada “Black and white”). Lo único que me hace pensar que Rage no se ha aposentado en la comodidad compositiva es sus momentos técnicos, muy elaborados; de lo contrario, pensaría que van a lo fácil, especialmente por el hecho de que en contadísimas ocasiones los riffs de las estrofas, los puentes y los estribillos pegan entre sí.

¿Dónde están aquellos temas en que Rage no necesitaba cambiar radicalmente de tono o cambiar la velocidad –aumentándola o disminuyéndola- de la batería para crear estribillos explosivos y coherentes con el resto del tema? Por mencionar sólo los de la “época Smolsky”, ahí están esos “Paint the devil on the wall”, “Down”, “You’ll want it you’ll get it”, “Seven deadly sins”, “Human metal”, “Great old ones”, “Long hard road”, “Innocent”, “Into the light” y tantos otros grandes temas donde las partes están perfectamente conectadas y los temas tienen una coherencia interna.

Cada uno tiene su criterio, y en este caso “21” impresionará, por la combinación de fuerza y técnica, a quien no conozca la banda, pero me temo que dejará muy frío a aquellos que conocen bien su discografía, y saben que esta última entrega está muy lejos de sus mejores obras, sean del período que sean.