[reportaje] Fotógrafos de conciertos en España: Montse Galeano y Marisol Huertas

Iniciamos el primer capitulo de una serie de reportajes que nos apetecía mucho hacer: sobre fotógrafos de conciertos en España. Les hacemos preguntas sencillas sobre la profesión y sobre sus gustos a la hora de disparar. Semana a semana iremos descubriendo a 2 fotógrafos con diferentes facetas pero la misma pasión: la fotografía. Esta semana tenemos a Montse Galeano de Barcelona y Marisol Huertas de Alicante.

Montse Galeano, soy de Lliçà (un pueblo cerca de Barcelona) y me dedico a la fotografía musical desde 2014. Soy periodista recién graduada y colaboradora (como redactora y fotógrafa) en Mondo Sonoro, rock i +d y cofundadora de Wakesound Magazine.

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1 – ¿Cuando tuviste claro que querías dedicarte a esto? Ese momento en el cual pasó a ser algo mas que un hobby

Desde siempre he tenido claro que quería dedicarme al periodismo cultural y concretamente al musical como redactora. Me encantaba la fotografía, pero nunca hubiese imaginado que acabaría detrás de la cámara. Empecé a hacer fotos de conciertos en 2014 porque necesitábamos un fotógrafo en mi medio para conciertos más pequeños, poco a poco vi que esta era otra faceta del periodismo musical que me permitía explicar historias con muchísimo más impacto (una imagen vale más que mil palabras, ¿no?) . Así que empecé a mejorar el equipo y formarme a conciencia como fotógrafa, no solo a nivel de fotografía musical.

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2 – ¿Es España un buen sitio para dedicarse a ello? ¿Cuál es la principal traba que encuentras para ejercer de fotógrafo?

Es complicado, el arte en este país está muy infravalorado, ya no solo la fotografía, sino la música en sí, también las artes plásticas…Normalmente no se le da la importancia que se merece a la fotografía de conciertos, creo que el algo que se debate mucho dentro de la profesión y en lo que coincidimos todos.

Empezar en una profesión en la que hay tanta competencia y tanto talento es muy complicado… Aún y así creo que esto también puede ser algo positivo porque te obliga a esforzarte día a día para encontrar tu propio estilo.

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3 – ¿Cuál es la mejor sala/festival/pabellón en la cual te ha tocado trabajar y por qué? ¿Alguna experiencia negativa que quieras contarnos?

Trabajar en el Be Prog del año pasado fue algo muy especial, era el primer festival que cubría y por estilo musical es muy próximo a lo que escucho normalmente. También fue muy especial el concierto de Tonight Alive en la sala Apolo, era una banda que escuchaba mucho cuando tenia 14/ 15 años, una época de mi vida en la que todo esto me parecía inalcanzable. Fue uno de esos días en los que ves que a base de trabajo y perseverancia las cosas cambian.

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4 – ¿Cuál consideras tu mejor fotografía hasta el momento?

Creo que mis mejores fotos(o al menos las que más me gustan) son aquellas en las que puedes ver como se vive la música, esas que reflejan porqué la música es tan importante para tanta gente. Me quedo con dos momentos, Deafheaven en la apolo 2 y una foto del público del be prog.  aunque como dicen muchos, la mejor foto es la que aún tengo que hacer.

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5 – ¿Cuál es la banda a la cual te encantaría fotografiar en el futuro?

Biffy Clyro, son mi banda favorita desde hace muchos años. Todas las veces que les he visto me llevaba la compacta para hacer fotos desde la primera fila… tengo que poder poner las fotos de fan y profesional juntas 😉 Otro sueño sería poder cubrir el festival Reading…todo se andará!

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PUEDES VISITAR EL TRABAJO DE MONTSE EN EL SIGUIENTE LINK

Marisol Huertas, vivo en Alicante y me dedico a la fotografía de conciertos, algo mas enserio desde el 2012. Ahora mismo he cerrado una temporada al dar cierre el medio para el que colaboro, Hijos Del Metal. Teniendo siempre un sitio en Broken Tomb, medio dedicado solo al Metal Extremo. Pero sigo adelante con mi agenda cargada de eventos.

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1 – ¿Cuando tuviste claro que querías dedicarte a esto? Ese momento en el cual pasó a ser algo más que un hobby

La fotografía de conciertos no ha sido un descubrimiento inesperado en mi vida, desde siempre en los conciertos he llevado una cámara encima para capturar los recuerdos.

Al principio, de mi hombro siempre colgaba una OLYMPUS de carrete. En esa primera época vivía intensamente la música en directo, los festivales,… sin preocuparme de capturar ese momento especial concreto y perdiéndome muchas veces muchos detalles, porque entonces lo importante era sentir la fiesta con los colegas.

Eso lo viví así hasta el año 2008, cuando pasé a usar una compacta digital KODAK C613. La reducción del coste económico -ahora ya solo necesitaba disponer de un ordenador- me generó como una explosión y empecé a usar más dicha cámara. Conviene aclarar también que todo eso me pasó viviendo en Madrid y, por tanto, un número importante de eventos corrían por mi agenda.

Luego, el año 2010, tuve un momento de “crisis económica” en mi vida al regresar a Alicante. Estuve un tiempo sin salir a conciertos y, cuando conseguí remontar la situación, adquirí una FUJIFILM FINEPIX S4000, en el 2012. Eso, para mí, ya eran palabras mayores. Además, ya no me llamaba la atención el pegarme tanto a la fiesta en los conciertos, pues había decidido retirar el alcohol de mi vida.

Empecé a ver los conciertos de forma diferente. Pasé a disfrutar los conciertos de otra manera, no solo me entraba la música por los oídos, sino también por la vista y sentía la necesidad de mostrarlo, de dejarlo plasmado en una imagen. Lo que vino después fue como seguido, llegó a mis manos una Nikon 5100, en el 2014, y en la actualidad estoy conociendo a mi nueva amiga Nikon 7200.

En resumen, la música, y en concreto el metal en casi todos sus estilos hasta el rock radical y punk, hace de mi tener esta personalidad inconformista, llevando así incrustada la música en mi, y el poder fundir música y fotografía me ha hecho, por fin, encontrar algo por lo que luchar, algo en lo que creo y que me llena.

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2 – ¿Es España un buen sitio para dedicarse a ello? ¿Cuál es la principal traba que encuentras para ejercer de fotógrafo?

En España, creo que no es un buen momento para emprender muchas cosas, o prácticamente casi nada. Pero eso no puede impedir que cada uno luche por cumplir sus sueños personales.

En concreto, de la fotografía de conciertos no se puede vivir. Por eso, gran cantidad de compañeros y compañeras que se dedican a la fotografía también lo hacen en otros campos o tienen profesiones paralelas. A los músicos, que serían los “clientes”, les ocurre lo mismo. Al menos, los que más conozco son pluriempleados, siendo también unos apasionados de su afición y rara vez te dicen de pagar por un evento. Te diré que en el tiempo que llevo solo cuatro bandas me lo han propuesto, preguntándome cuál era mi tarifa de directos. Por mi experiencia, de lo único que se puede obtener una remuneración, puedo decir que es por la realización de sesiones fotográficas promocionales de las bandas.

Quizás mi actitud de no valorar más mi trabajo en lo que al precio se refiere sea un error, pero espero que esta situación cambie, que deje de ser tan habitual en la práctica lo de “colaborar para un medio”. Esa fórmula es la única que me permite poder acceder con mi cámara a estos eventos y, en muchas ocasiones, a cambio de tu trabajo solo recibes la entrada gratuita. Y vivir en una ciudad en la que no se programan muchos conciertos importantes también creo que es un factor en contra.

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3 – ¿Cuál es la mejor sala/festival/pabellón en la cual te ha tocado trabajar y por qué? ¿Alguna experiencia negativa que quieras contarnos?

Vivo en Alicante, entonces me centraré en mi zona, aunque esporádicamente me muevo a otras ciudades como Granada, Almería, Cartagena o, muy a menudo, a Murcia. Pero la que más frecuento es la Sala Marea Rock en Alicante, la cual está muy bien ubicada, en la zona turística de la ciudad. Trabajar en ella me resulta fácil, siempre y cuando no sea un evento con un “sold out” o del estilo thrash, metal core… Es más difícil trabajar cuando cuentas con un público con una “violencia controlada” en sus movimientos, la cual es necesaria expresar porque la música-letras así lo requieren, hay que soltar toda esa adrenalina, es algo esencial en la experiencia que supone “vivir” un concierto. Y, al no disponer de foso, los efectos de esa actitud muy activa del público la recibes en primera persona, pero son retos que aparecen y conseguir una imagen de ello es algo que da mucha satisfacción cuando miras los resultados.

Entre los Festivales, destaco Leyendas Rock. Este para mi es el acontecimiento más esperado a lo largo del año, donde puedo ver bandas clásicas, bandas inalcanzables de ver para mí en otro lugar. Son tres, ahora cuatro, días intensos, agotadores, pero que merecen la pena “sufrirlos” viviéndolos inmersa entre el público con mi Nikon.
Meses después, cuando te pones a ver el trabajo obtenido, te das cuenta de que esto es lo que te gusta. Pero suele costar tanto poder colar la cámara dentro de esos recintos, que todo obstáculo para mí se convierte en un reto a franquear e intento derrotarlo.

Experiencias negativas, lo negativo trato de no hacerle caso, aunque, claro, no se puede evitar que me afecte emocionalmente.

Pero sucesos evitables que me molestan son, por ejemplo, cuando eres supuestamente fotógrafa oficial de un evento y el escenario se acaba conviertiendo en un campo de batalla entre fotógrafos. No es que me moleste, directamente me enfada. Otro detalle, pero importante, es el referente a la foto final. Esta debe hacerla solo un fotógrafo, porque si no es así los músicos y el público se vuelven locos, no saben a dónde mirar. El resultado es, en mi opinión, una imagen horrible. Hay que respetar al fotógrafo oficial de la banda o del festival sin obstaculizar su trabajo.

Pero para hablar de malas experiencias, y también de buenas, conviene diferenciar el tipo de eventos a cubrir. Tenemos las salas o festivales de grandes dimensiones, donde casi siempre actúan músicos veteranos. Aquí, las luces suelen estar bastante conseguidas, lo que permite obtener unas imágenes espectaculares. Pero, al mismo tiempo, está el inconveniente de tener que asumir muchas restricciones, solo se puede trabajar durante un tiempo predeterminado, las manías de los músicos, etc, etc… Esto último hace que se tenga que hacer una fotografía rápida, casi sin pensar. Te pasas el tiempo rezando para que el músico te regale ese gesto característico de él.

Luego están las salas pequeñas, o festivales con pocos recursos, con una luz escasa, o incluso inexistente. Aquí dispones de más libertad, puedes fotografiar a las bandas de principio a fin, y yo opino que eso es lo ideal, porque un concierto hay que mostrarlo íntegro, esa es la única manera de recoger todo: los cambios de vestuario, de instrumentos, las colaboraciones, al público que participa activamente,… Pero en estos espacios no hay un foso donde trabajar en condiciones y, entonces, nos encontramos con un público que te empuja y te impide hacer bien tu trabajo.

Digamos, entonces, que para mí existen dos tipos diferentes de fotografías, las espectaculares que permiten los buenos escenarios y las menos espectaculares porque una precaria iluminación dificulta, por ejemplo, captar con nitidez a los músicos cuando se desplazan. Hablar de lo segundo puede ser frustrante para quienes se quieran dedicar a esto, pero creo que también es necesario explicarlo. Eso sí, para mí, un buen fotógrafo de conciertos es aquel que se maneja bien en todos los terrenos, estilos y situaciones.

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4 – ¿Cuál consideras tu mejor fotografía hasta el momento?

Mi mejor fotografía, difícil respuesta. Es como tener que elegir de entre tus hijos cuál es el mejor.
Las bandas retratadas dan a cada trabajo un significado diferente. Cuando fotografías bandas que empiezan, te lo agradecen mucho; y cuando fotografías a bandas con una trayectoria ya extensa, la emocionada soy yo. El tener tan cerca a ese ídolo que tanto has seguido hace que te tiemble todo, al menos hasta que la música empieza y, con ella, la aventura de “cazar” el momento. Yo lo comparo como con una película, en el escenario se producen escenas de cine de acción delante de tus ojos y yo me introduzco dentro de ellas. Me siento como si yo formara parte de un decorado y me dejo llevar por la historia con el propósito de captar los gestos característicos que definen las bandas y el estilo de música que toquen. Para mí, es una hora, hora y media, lo que dure, de evasión. Por tanto, serían muchas las imágenes elegidas.

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5 – ¿Cuál es la banda a la cual te encantaría fotografiar en el futuro?

Decir solo una también es difícil respuesta. Tenía un sueño que era fotografiar a Fleshgod Apocalypse y lo cumplí el año pasado en el Leyendas. A ver, te diría Vader. Pero son muchas, muchísimas más las que desearía fotografiar… Ni pudiéndolas ver en los fines de semana que me quedan de vida por delante entrarían todas.

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PUEDES VISITAR EL TRABAJO DE MARISOL EN ESTE LINK

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