Por Nekrokosmos
Magnus Líndberg – Percusión, guitarra
Johannes Persson – Guitarra, voz
Andreas Johansson – Bajo
Thomas Hedlund – Bateria
Fredrik Kihlberg – Guitarra, voz
Kristian Karlsson – Teclado, voz
01. Cold Burn
02. The Silver Arc
03. Beyond I
04. An Offering to the Wild
05. Into the Night
06. Full Moon
07. The Long Road North
08. Blood Upon Stone
09. Beyond II
Un disco frío y violento, pero para bien. Es muy difícil mantenerse siempre en lo alto del juego, pero Cult Of Luna se lo siguen poniendo complicado al resto de bandas. ‘The Long Road North’ vuelve a ser un viaje con mucho espacio para los detalles.
Tras un buen festín de post-metal en recientes años, parecen volver a los caminos más salvajes donde las composiciones son largas, con mucha atmósfera, donde uno puede sentarse a escuchar y contemplar los conceptos que hay detrás sin esperar un efecto sorpresa a los pocos minutos. Desde la primera “Cold Burn” podemos escuchar esa mezcla de guitarras zigzagueantes, de baterías compulsivas, y de un deje krautrock que nos mete en un trance chamánico hasta que todo prende en altas llamas hacia el cielo.
La música de Cult Of Luna en este disco te golpea como si de una lluvia de meteoritos se tratase, llena de clímax tumultuosos que aseguran esa intensidad por la cual la banda es conocida. Los riffs de “The Silver Arc” arrasan con todo sin perder delicadeza, “An Offering To The Wild” se levanta casi como un himno solemne cerca al drone, llegando así a completar un disco con cerebro propio, duro y que te hace transpirar si estas disponible a explorar. Si lo comparamos con el anterior ‘A Dawn To Fear’ se puede decir que es un disco más sofisticado, y mucho de ello es porque no se contienen en cuanto a la intensidad de sus momentos individuales.
Lo que lo hace grande, aunque no a un nivel como el de ‘Somewhere Along The Highway’, es que es un disco que parece tener identidad propia. Más que una pieza conceptual muy larga, parece ser un disco con crecimiento personal en cada canción para que cada pista tenga su propia dinámica y no se funda todo en un mismo paisaje sonoro. El inteligente uso de teclados y esa especie de jams bien estudiadas les hacen ganar puntos, así como no buscar siempre crear una tensión constante que explota por su fuerza. Salirse de la fórmula esta vez ha tenido sus frutos.