Por Nekrokosmos
George Clarke – Voz, teclados
Kerry McCoy – Guitara
Daniel Tracy – Bateria
Shiv Mehra – Guitarra
Chris Johnson – Bajo
01. You Without End
02. Honeycomb
03. Canary Yellow
04. Near
05. Glint
06. Night People
07. Worthless Animal
¿Cómo crearse todo un nombre en la escena internacional en solo 8 años? Una de las maneras es atacar un género tan purista como el black metal. Americanos, sensibles y sin corpse paint, Deafheaven no han conseguido su éxito solo por romper las normas sino por hacer canciones que pueden considerarse “exitosamente comerciales” en un género que a priori no lo es.
Por eso había mucho interés en ver lo que hacían en su cuarto álbum de estudio, por ver si cambiaban de juego ya que los adelantos “Honeycomb” y “Canary Yellow” nos mostraban a los Deafheaven que ya conocíamos. Que alguien como Chelsea Wolf participe en tu disco o tener un spoken word de Nadia Kury puede sumar puntos, más si desvelas que el título del álbum hace referencia a una novela de Graham Greene. Las canciones de este álbum hablan de la terrible aventura que supone buscar el amor, a través de todos sus momentos oscuros, y sin dejar de alentar a intentarlo.
Me alegro que haya mucha gente que haga oidos sordos a los más “puristas”, porque esta especie de blackgaze melódico y tierno merece mucho la pena. En este álbum la banda vuelve a elevar el espíritu entre las tinieblas utilizando partes de piano para romper con la agresividad de la voz de George Clarke, y aunque los temas son soberbios, como conjunto suena a más de lo mismo. En general no hay suficientes elementos diferenciales de lo que ya llevaban haciendo en el resto de su catálogo…un buen hacer que tendrá satisfechos a quienes ya eran fans.
Hay que reconocer que “Night People” sí se sale de los márgenes de la manera de componer de Deafheaven. Es una balada a cargo de los invitados Chelsea Wolfe y Ben Chisolm y casi no presenta nada de los elementos que hicieron a Deafheaven ponerse al frente de la innovación en lo extremo, pero tampoco sobresale especialmente como pieza. Se agradece que de algo de respiro ante el ataque de baterías y guitarras cacofónicas entre gritos torturados, pero no llega al punto de ser memorable.
Por lo demás podemos encontrar el sonido clásico de la banda, el caos controlado que hace contraste con su naturaleza soleada. Es raro que un disco de metal extremo te haga sentir mejor sobre la vida, pero tampoco estamos hablando de una banda típica de black metal. No me malinterpreten, es un disco bastante sólido y bastante bueno, pero con piezas que podrían encajar en el resto de lo que ya han lanzado hasta ahora.
Podrían haber hecho muchas cosas diferentes (como una producción mas cruda o una voz más presente encima de los instrumentos) pero nadie mejor que ellos para saber lo que les funciona en este momento. No arriesgan, van a lo seguro y de momento les sigue funcionando. Esperamos que sea un disco de transición para otra de sus bofetadas tan necesarias. Quizás esperábamos demasiado, algo más que un “New Bermuda Pt 2”.