Por Jose A. Luna
Ian Paice – batería
Roger Glover – bajo
Ian Gillan – voz
Steve Morse – guitarra
Don Airey – teclados
01. Throw My Bones
02. Drop The Weapon
03. We’re All The Same In The Dark
04. Nothing At All
05. No Need To Shout
06. Step By Step
07. What The What
08. The Long Way Round
09. The Power Of The Moon
10. Remission Possible
11. Man Alive
12. And The Address
13. Dancing In My Sleep
Deep Purple fueron una de las bandas que indiscutiblemente ayudaron a esparcir por todo el mundo la fiebre del heavy metal, en su forma más arcaica. Cuando todo apuntaba a una jubilación grandiosa la banda sorprende lanzando “Whoosh!”, un disco que arrancará la sonrisa de quienes los buscaron en primer lugar por sus conexiones con el rock más duro que melódico.
Si eres de los Purple de los 70’s este disco sin duda es para ti. Bob Ezrin cumple de nuevo con creces en la producción, haciendo destacar la voz robusta de Gillan en la base rítmica de Paice y Glover, con un Morse mucho más inventivo de lo que lo recordábamos, y con Airey a sus anchas con su Hammond de ensueño. Ha parecido una eternidad desde su último “Infinite”, pero es sonar la primera “Throw My Bones” y nos reintroducimos en el mundo Purple por la puerta grande, sonando más agresivos como en sus principios, mas amenazantes.
Hasta en las baladas como “Nothing At All” parecen haber rejuvenicido en su picaresca, y abandonan esa dulzura que han ido cogiendo con la edad, en aras de conseguir sonar más revitalizantes. No parecen tener miedo a nada, se puede notar la regrabación de la instrumental “And The Address” y en seguir esa estela de canciones que no sobrepasen los 5 minutos, que vayan directo al grano y en el sendero más cercano al blues que al rock moderno.
Siempre estarán los seguidores que seguirán clamando el regreso de Blackmore a la formación, pero lo más cercano que estaremos de esa época de Deep Purple tiene nombre propio: “Whoosh!”. Es de agradecer que un grupo que ya lo tiene todo hecho siga sacando discos tan en la élite del rock duro.