[review] Habitar La Mar – La Deriva, mística y poesía en un excelente debut

Por Nekrokosmos

Frego – Guitarra
José Miguel Ocón – Bajo
Juan Soler “Kantz” – Voz
Kike Gutiérrez – Guitarra
Paco Reig – Batería

1. La Bruja 02:44
2. La Ira 02:39
3. El Fuego 03:10
4. El Colgado 03:35
5. El Pacto 03:01

Me gustan los discos que dejan bastante sitio a la interpretación, y el debut de Habitar La Mar es uno de esos discos. Aunque sus integrantes intenten aclarar el significado de su sonido valiéndose de etiquetas como noise rock, siempre quedará esa delgada línea entre lo que es y no es, a lo que suena y a lo que no, viciado por lo que los puristas puedan pensar, pero siempre con un sello individual.

Compuesto por integrantes de El Gran Oso Blanco, Catorce, Tenpel o De La Cuna A La Tumba, no pretende ser esa especie de “proyecto-supergrupo” tan en boga en esta última década, y el ejemplo más claro está en estas 5 canciones que aunque guardan los inevitables toques personales de sus integrantes, para nada simulan relación con los proyectos principales a los que están relacionados. Lo han hecho así de manera intencionada, y es que ¿Qué sentido tiene formar una banda que suene a otra?. Intentan buscar su propio carácter y en “La Deriva” lo consiguen, porque tras varios años en la escena y diferentes formaciones la experiencia les ha ayudado a obviar los errores del novato.

Kantz ladra estas nuevas letras como si fuesen órdenes para un ejército que no siempre marcha al unísono, pero sí directo al enemigo. Las guitarras de Frego y Kike se retroalimentan de estos gritos y susurros, encarrilados directo a un abismo duro, rasposo, sin pulir…justo como su producción. No son nada tímidos con su entusiasmo por lo melódico, y como prueba tenemos “El Fuego” o “El Colgado” que con píldoras de entre 2 y 3 minutos centran su creatividad hacia los ganchos más atractivos del rock: los estribillos (no olvidemos que la voz y alma de estas letras es Kantz de Tenpel).

Si quisiéramos comparar el trabajo de composición de “La Deriva” con los otras bandas que nos vienen a la cabeza al pensar en sus integrantes, veremos que en Habitar La Mar las armonías resultan más claras, los instrumentos más rápidos y más resbaladizos (esas líneas de bajo de José Miguel), el resultado más espontáneo (las baterías de Paco), como si los diferentes sonidos de los que estuviese compuesto fuesen colapsando unos con otros, consiguiendo así lo que todo artista busca de una manera u otra: el factor sorpresa, la naturalidad, y que la gente recuerde las canciones. Son temas agresivos, eso nadie lo pone entre dicho, pero su fuerza radica en hacerlo todo en un pack conceptual en donde el egoísmo da paso a lo que funciona mejor a la canción en cuanto a guitarras, bajo, batería o voz.

Canciones como “La Bruja” o “El Pacto” son tan personales que huyen de fórmulas, a la vez que rechazan florituras o trucos fáciles. El objetivo parece ser otro, y tomando como base ciertas estructuras pop deciden aplicar toda la experimentación obtenida desde los primeros pinitos de sus integrantes en una ya lejana década de los 90´s. Si tienen que apartarse de los micrófonos para dejar que los instrumentos llenen el espacio y crear el estado anímico necesario…lo hacen, sin miedo a equivocarse. Esta música es furia, es rabia desatada, pero también tiene la mística necesaria para atraparnos en la historia. No, Habitar La Mar no es un libro abierto, es lo que quieres que sea…tantos detalles como la cuidada realización audiovisual para cada canción, o el exquisito artwork a cargo de The Braves Church.