Por Nekrokosmos
Vidar Landa – Guitarra
Bjarte Lund Rolland – Guitarra, teclados, coros
Marvin Nygaard – Bajo
Maciek Ofstad – Guitarra, coros
Ivar Nikolaisen – Voz
Håvard Takle Ohr – Batería
01. Krøterveg Te Helvete
02. Fedrekult
03. Likvoke
04. Motsols
05. Døgeniktens Kvad
06. Endling
07. Skoggangr
08. Paranoia 297
09. Svart September
10. Morild
Todo lo que temíamos de los primeros singles del quinto álbum de Kvelertak se ha hecho realidad. El segundo álbum de los noruegos con Ivar a la voz y Håvard a la batería se aleja peligrosamente tanto del metal como del punk salvaje para meterse en terrenos del rock más clásico que termina por ponernos de frente a una banda que casi no reconocemos. De Kvelertak siempre nos ha gustado esa actitud de coche cuesta abajo sin frenos y en llamas que representaba la pura diversión, pero con ‘Endling’ todo se ha suavizado hasta convertirse en una música que podrían escuchar tus padres.
Algo debíamos sospechar con que los tres primeros minutos de la inicial “Krøterveg Te Helvete” no terminasen de levantar nunca, con teclados y fills de batería más propios del rock de los 70’s. Muy lejos queda ese black n’ roll por el que se dieron a conocer, y hoy día están más cerca de ser una versión power pop de Turbonegro con voces limpias.
No estamos ante de un disco desastroso, sino ante una crisis de identidad profunda. Es como si alguien les hubiese dicho que tenían que hacer su música mucho más segura y accesible, y así las primeras 5 canciones de ‘Endling’ suenan a Kvelertak intentando demostrar que pueden ser más que la banda cafre que fueron en los tres primeros discos, y mucho más clásicos que la ofrenda punk que fue ‘Splid’. Así nos encontramos con temas como “Skoggangr” que en sus seis minutos suenan más a blues rock de Deep Purple que a algo con lo que perderías la virginidad en un frenético pogo de chaquetas azules.
Lo mismo podemos decir de esa prueba acústica que es “Svart September” donde invocan al rock garagero de principios del 2000 con algo de The White Stripes y The Hives, mientras que los gritos y alaridos se convierten en una dulce voz melodiosa de Ivar Nikolaisen para la “Endling” que da nombre al disco. Si tenemos que buscar culpables también podemos apuntar al guitarrista Vidar Landa y al bajista Marvin Nygaard, ya que los 10 temas que tenemos ante nosotros bien podrían haber acabado en un álbum de su proyecto de power pop Beachheads.
Al final estamos con un disco que el lugar de tener himnos cortos de dudosa reputación, alberga grandes piedras de 6 y 8 minutos de rock clásico para señores mayores. De Kvelertak nos gustaba su habilidad para mezclar mundos paralelos como el black metal y el rock de estadios, y tras ‘Splid’ esto parece un paso para atrás en la dirección más segura posible. Es como el final de La Naraja Mecánica, los chicos malos se convierten en policías y la violencia toma otro color distinto.