Por Iñigo Dominguez Diaz
Luca Turilli – guitarras, teclados
Patrice Guers – guitarras
Alessandro Conti – voces
Alex Landenburg – batería
Patrice Guers – bajo
Nuclear Blast Records
Han pasado ya cuatro años desde la separación en dos, de los por entonces RHAPSODY OF FIRE, que dio origen a dos bandas, una que mantuvo el nombre encabezada por Alex Staropoli y la otra encabezada por Luca Turilli que se acogió al nombre de la formación original RHAPSODY. Ambas se proclamaron herederas del sonido y seguidoras del legado que había dejado la formación unida, durante la década delos noventa y comienzos del siglo XXI.
A día de hoy ninguna no es realmente y la decisión no hace falta decir que ha sido puro marketing y continuidad de un negocio más que una búsqueda de nuevos retos musicales. Quién nos ocupa, Luca presenta ahora su segundo álbum desde la llamativa separación, al que ha llamado Prometheus-Symphonia Ignis Divinus, viene a ser en realidad no una continuación del legado de RHAPSODY sino una continuación de lo que de forma paralela y bajo su nombre publicó durante la época en que RHAPSODY eran una única banda. Lo que han definido como su estilo, el cinematic metal (power metal inspirado en las bandas sonoras de películas) en esencia es lo que ya hizo Luca junto con el vocalista Olaf Hayer en trabajos como Prophet Of The Last Eclipse o The Infinite Wonders of Creation.
Y es que Prometheus, recuerda enormemente sobre todo al primero de ellos, en la estructura de los temas, lo que quiere transmitir. En lo técnico también, en los coros, los arreglos y guitarras y teclados. La nota diferencial la pone el vocalista Alessandro Conti, que si bien sigue una línea similar a la de Olaf Hayer, su voz tiene más registros, variando de los más agudos a los más cercanos a lo operístico, demostrando que su potencial es tremendo y que en el futuro aún se le puede exprimir más de lo que hasta ahora se le ha hecho. Y es que al escuchar el disco no solo sientes que el cantante no tiene todo el protagonismo que debiera, sino que también las guitarras pasan un poco a segundo plano, estando la mayoría de los temas conducidos por los arreglos corales y orquestales. Esto es muy llamativo teniendo en cuenta que el líder de la banda es el guitarrista principal, pero es que mi opinión Luca ha cambiado el chip a compositor y ya no se ve como un guitar hero, lo que es verdad que dice mucho en favor de su madurez como músico.
Este cambio de concepción de sí mismo, ha provocado que el resultado haya sido una ejecución perfecta de unas composiciones complejas y ampulosas, en un disco extenso musicalmente hablando perfecto pero que es por otra parte algo frío. Y ese es principal hándicap del disco, solo en contadas ocasiones es capaz de transmitir emociones. Personalmente es algo que cada vez valoro más y es una exigencia que tanto fans como críticos deberían exigir como el valor añadido que debe aportar un artista a su público.
En cuanto a las canciones y estructura de tracklist, no hay innovación alguna, intro narrada, una serie de temas centrados en lo mitológico, la religión y alusiones a las teorías cuánticas para cerrar con una canción extensa (en este caso de nada más y nada menos que 18 minutos) dividida en actos. Quizás la mayor novedad es que no es obra conceptual, algo a lo que en el pasado Luca era muy dado a ello y que su lengua natal, el italiano es usada casi a la par que el inglés, lo que si le da un toque exótico muy apropiado claro está por la influencia clásica que tienen las composiciones del álbum. Si tengo que quedarme con un tema del disco, éste es sin duda Yggdrasil, el que más regusto a power metal tiene de todos dónde los arreglos tienen un papel más secundario y se pueden percibir mejor las guitarras y baterías (estas últimas en general en el disco me han parecido que están muy en segundo plano). Otros temas destacables son el que viene a continuación de la intro Il Cigno Nero muy rápido y totalmente cantado en italiano, Il Tempo Degli Dei, otro tema interesante, un poco ampuloso y con un estribillo muy pegadizo. One Ring To Rule Them All, el homenaje a Tolkien, recuerda mucho a los RHAPSODY originales y King Solomon And The 72 Names Of God, por ser el menos habitual y que considero más original de todos por la influencia oriental de los arreglos. El resto son buenos temas también, pero no tienen elementos diferenciales como los anteriores.
En conclusión, tenemos ante nosotros una pieza que para ser obra maestra no le han faltado precisamente medios, ni calidad de producción, ni calidad en las composiciones, sino una pizca más de improvisación y centrarse más en la faceta metalera que en la clásica de su compositor.