Por Nekrokosmos
Ángel Arcas – Batería y percusión
Antonio Campos – Guitarra eléctrica, guitarra acústica y voz
Antonio Muriel – Bajo
Pablo Terol – Guitarra eléctrica, percusión y voz
01. Foresaga 02:48
02. Flyht 05:25
03. Gaderung 09:26
04. Tempel 07:19
05. Morþor 06:43
06. Beorg 06:48
07. Æsce 07:37
‘The Cycle’ es la comunión perfecta entre el ahogamiento del doom con la melodía y la energía que desprenden Red Eye en este disco conceptual de tres actos en el que también hay trazas de drone, tribal, y stoner. En el anterior ‘Tales From The Days Of Yore’ nos dejaban echar un vistazo a su particular universo, y con esta nueva entrega empujan sus propios límites para arrastrarnos con ellos a esta épica fantástica.
Desde las entonaciones ceremoniales de “Foresaga” hasta ese colosal medio tempo en “Flyht”, todo está preparado aquí al milímetro para que se entienda como una sola pieza demente. “Gaderung” cruje a través de nuestros oídos, haciendo gala de unos sublimes acordes en la acústica y cogiéndonos de la mano para recorrer bosques antiguos de Andalucía. En unos tiempos donde premia más la estética y la teatralidad en el género, Red Eye le dan esa musicalidad que tanto añoramos.
No solo fuerza bruta y poderosos riffs es lo que podremos encontrar en ‘The Cycle’. En este álbum la banda ha perfeccionado el uso de largas composiciones sin que nos resulten tediosas, las utilizan como introducción a pasadizos oscuros o incluso para construir una tensión que va en aumento hasta explotar en gritos arcaicos o muros de distorsión.
Con canciones como “Tempel” nos demuestran que han dado con la pieza para mantener ese aspecto sublime en sus composiciones sin importar lo que duren, como alterar desde el estilo tribal más básico al stoner / doom cercano al metal sin perder ningún momento esa sensación de que estamos ante algo que no queremos que acabe, aunque ya llevemos más de 7 minutos agitando la cabeza y los pies. A Red Eye no les hace falta enfundarse en disfraces y máscaras para zambullirnos en la mística, en la idea de que estamos presenciando algo que ha estado oculto ante nosotros y que resulta muy revelador una vez das con la tecla.
“Morþor” agita un poco las cosas con respecto al resto del álbum, una canción vigorosa de las que levanta todo un concierto y pone al público en pie de guerra, una llamada de aviso para demostrar poder que va mutando en un interludio hacia la hecatombe. Es en el final, con “Æsce”, donde dejan ver también sus influencias drone con una densa fabricación de lamentos con forma de saturación sonora. Grabado y mezclado en los Green Cross Studios de Málaga, con masterización de Paco Requena, estos dos años de espera han macerado un producto que les acerca a algo más propio, sin dejar de mirar a YOB y Sleep atentamente.