[review] Sodom – Epitome Of Torture

Por Otsuka Kinosuke

1. My Final Bullet
2. S.O.D.O.M.
3. Epitome of Torture
4. Stigmatized
5. Cannibal
6. Shoot Today – Kill Tomorrow
7. Invocating the Demons
8. Katjuscha
9. Into the Skies of War
10. Tracing the Victim

Tom Angelripper – Voz, Bajo
Bernemann – Guitarra
Markus “Makka” Freiwald – Batería

SPV/Steamhammer Records

A veces uno piensa que escuchar un disco de Sodom es como encontrarse con aquél viejo amigo que lleva veinte años borracho metido en los mismos bares y escuchando la misma música. Ese amigo al que no le puedes hablar de Crazy Lixx, Turisas o de Enslaved. Te mira con educada incomprensión y tú sabes que está pensando en lo grandes que fueron los Judas o en el Pleasure to Kill. Hay gente así, atascada en algún lugar lleno de parches de los ochenta, feliz con los grandes hitos del estilo, tan felices que no apetece molestarles con nuevas tendencias ni con fusiones “extrañas”. Sin embargo, Sodom son un caso de falsa pureza bastante engañoso. Los chicos de Tom Angelripper parecen girar una y otra vez en la eterna noria del thrash germano y, sin embargo, si miramos más de cerca su carrera, apreciamos enormes matices, desde las raíces deathmetaleras a la incursión por terrenos punkarras en la onda de Tank o Motorhead, pasando por el sonido crossover de Till Death Do Us Unite hasta su reciente asimilación del Seasons in the Abyss (Jeff Hanneman en el recuerdo). En realidad Sodom han exprimido sus influencias a conciencia hasta sacarle todo el jugo al Thrash Metal. Pero me declaro culpable de haber asumido que sus grandes días habían pasado. ¿Quién iba a pensar que aún les quedasen fuerzas para otra vuelta de tuerca?

Pues les quedaban. Vaya si les quedaban. Hace tiempo que Kreator vienen pateando la cara de la nueva hornada de Thrash Metal: con la trilogía sagrada de Violent Revolution, Hordes of Chaos y Phantom Antichrist los abuelos dejaron claro a los nietos que aún mandaban en el pueblo. Este Epitome of Torture por fin pone a Sodom al nivel de Kreator y marca la frontera entre la imitación y la verdadera creatividad. Estamos ante uno de los mejores discos de Thrash Metal de los últimos tiempos y me atrevería a decir que compite por ser el mejor de la historia de la banda. Sí, sé que Sodom escribieron Agent Orange y Persecution Mania pero, aún así Epitome of Torture es el disco más rico en matices y mejor compuesto de toda su carrera. Quizá no sea tan redondo como sus trabajos de los ochenta, pero sus mejores canciones tienen un nivel melódico que las hace inolvidables.

Por si faltase algo es un trabajo especialmente contundente y bastante veloz. No alcanza las cotas de velocidad frenética de Agent Orange pero es mucho más acelerado que su reciente In War And Pieces. No obstante la marca definitoria de este nuevo trabajo es la versatilidad, algo a lo que ha contribuído el nuevo batería “Makka” Freiwald, capaz de imprimir un sello personal a cada tema. De principio a fin nos encontramos canciones que recorren muchas de las facetas que podemos identificar con el Thrash Metal, especialmente todos aquellos puentes que unen al Thrash Metal con variantes más extremas. Aquellos que disfrutasen de Get What You Deserve tienen aquí varias canciones que mejoran con mucho la experiencia; y es que, por si hicieran falta más alicientes, Tom Angelripper canta mejor que nunca.

El disco arranca con “My Final Bullet” tras unos segundos de suaves arpegios –en los que suenan unas baterías que, perdón por el detalle innecesario, recuerdan al trabajo de Rage en la era del Black in Mind- , que para mí es la mejor canción de Sodom de todos los tiempos. Sé lo arriesgados que son tales juicios, pero es así como lo siento. Nunca me había encontrado una combinación tan magnífica en la historia de la banda, la potencia del In War And Pieces y un nivel melódico digno de los Megadeth más inspirados. No me malinterprete nadie, el bueno de Mustaine no tiene nada que ver con el sonido de este disco, me refiero a calidad compositiva, a estribillos memorables. Nada que ver con el esquema uno -dos típico del Thrash Metal, en el que tras una leve progresión lírica bien repetimos una frase como posesos (“Agent Orange”), bien la gritamos en éxtasis (“Pleasure To Kill”). “My Final Bullet” es todo lo refinado que puede ser un tema de Thrash Metal sin perder fuerza, lleno de de verdaderos cambios de melodía y coros ejecutados con gusto y elegancia. Me recuerda por su filosofía a la perfecta “From Flood Into Fire” del último de Kreator, con un punto menos de melodía y mucha más caña, eso sí. No me importaría que ambos temas marcasen el tono del Thrash Metal del siglo XXI.

Las distancias entre Kreator y Sodom –siempre hay similitudes, hablamos de las dos grandes bandas del Thrash europeo- vienen marcadas por el regusto a Death Metal primitivo y sus obvias raíces de punk endurecido. “S.O.D.O.M.” aprieta un poco más los guturales y nos ofrece una curiosa estrofa en la que parece que nos encontrásemos ante unos Cradle of Filth con un cantante más preocupado por usar bien su voz que por romper cristales, dicho sea con respeto al gran Dany. El solo es marca de la casa, como todos los del disco, velocidad a raudales y doble bombo. Quizá podríamos detectar un puntito Groove en el estribillo, pero en general se trata de un tema propio del material más pesado de los Sodom noventeros.

“Epitome of Torture” es una canción algo más previsible y en la que me parece detectar más piezas de Slayer en lo que hace a la composición y la voz pero, bendita velocidad, la mayor parte del corte es rápido y agresivo. La parte previa al solo es puro Kreator. A estas alturas, una vez interpretada la clave del trabajo se hace patente la importancia de la producción. Es un disco esmerado, con un sonido limpio y bien pulido. ¿Quién ha dicho que un disco con influencias del death más primitivo tenga que sonar como si hubieran tapado el bajo con cajas de cereales?

“Stigmatized” consagra el descenso al magma primario del death metal o incluso del blackened thrash, con su correspondiente dosis de punk. Voces guturales sobre una base rítmica que transcurre a toda velocidad y un riff denso y repetitivo. Ahora mismo no se me ocurre mejor referencia que los Bathory del Blood Fire Death, especialmente en la línea de “Holocaust”. Quizá habría opciones más adecuadas, pero quisiera dejar claro hasta qué punto estamos ante un disco veloz y contundente. Sodom han bajado a las profundidades del estilo y han regresado con toda la brutalidad que el Thrash Metal puede soportar sin desnaturalizarse.

Tras tantos halagos toca rebajar la euforia. “Cannibal” es un tema genérico que podría estar entre los más flojos del Code Red, por ejemplo, pesado y totalmente olvidable, quizá el peor corte del disco. Suerte que “Shoot Today, Kill Tomorrow” recupera de inmediato el pulso al disco con un nuevo corte speedico a lo alemán, bastante clasicote. El bajo que da inicio a “Invokating the Demons” hace preludiar algo un poco más pesado y tenemos un tema que de nuevo se llena de Slayer en alguna fase, pero que integra estrofas a toda velocidad, como si volviéramos a los ochenta. El solo se hace muy corto, y es algo que echo de menos en el disco: se acabaron aquellos largos pasajes instrumentales que tan bien sentaban a Agent Orange. Aunque Bernemann ya es miembro de pleno derecho de la banda y parece acoplarse a la perfección, da la impresión de que no tiene la libertad de la que gozaba. Quizá sea una tontería por mi parte, puesto que Jeff lleva desde el 97 con Sodom pero… la realidad es que algunos solos no duran más de 20 segundos.

Y se nos acaba el disco. “Katjuscha” –que arranca con la melodía de Katyusha, la mítica canción soviética sobre una muchacha que añora a su novio durante la guerra- recupera el pulso agresivo de Stigmatized pero sin consagrarse al aura extremo del black/death, sino recuperando, ahora sí, toda la esencia de los ochenta. Estos sí que son los Sodom de “Tired and Red”, que es justo a lo que suena este tema. “Into The Skies of War” recupera el inicio con énfasis en la melodía a lo Kreator, aunque no está tan logrado como “My Final Bullet”, quizá por la influencia de los Slayer que, dicho sea depaso, no me parece la más beneficiosa. Prefiero, con mucho, a los Sodom veloces o a los guturales. Hay que admitir que este disco pierde fuelle a medida que nos acercamos al final, pero no termina de deshincharse. Todas las canciones son dignas, salvo la horrenda “Cannibal”. Sin embargo, “Tracing the Victim” es un cierre bastante poco afortunado que deja una sensación relativamente insatisfactoria. Otro tema “random”. Sodom llegan exhaustos al final del disco y es una suerte que lo hayan dejado en diez cortes, para no estropear la impresión.

A pesar de las canciones fallidas creo que este disco merece el sobresaliente. ¿Por qué? No tanto por ser un trabajo perfecto, ni porque esté a la altura de los grandes clásicos. Que lo está, ojo, Epitome Of Torture es competitivo en cualquier época de Sodom. Creo que merece el sobresaliente por la síntesis tan afortunada de elementos diversos, por la elegancia con la que mezclan elementos del death y del punk con el Thrash Metal. Con mis respetos al revival protagonizado por Gama Bomb, Blonded than Blood o Municipal Waste, muy poquitas bandas actuales pueden mirar a la cara a los últimos lanzamientos de Sodom, Kreator, Testament o Exodus. Quizá Toxic Holocaust y Havok estén entre los elegidos, y creo que aún tienen muchas alegrías que darnos. En todo caso, la nueva y la vieja guardia están en plena forma y Epitome Of Torture es un elemento más para proclamar con orgullo que el Thrash Metal es el género más en forma del heavy metal.