Por José A. Luna
Sæþór Maríus Sæþórsson – Guitarra
Svavar Austmann – Bajo
Hallgrímur Jón Hallgrímson – Batería
Aðalbjörn Tryggvason – Guitarra, voz
1. Akkeri (10:10)
2. Drýsill (08:52)
3. Rökkur (07:06)
4. Her Fall From Grace (06:36)
5. Dionysus (05:31)
6. Til Moldar (04:29)
7. Alda Syndanna (04:30)
8. Or (06:58)
9. Úlfur (08:49)
10. Hrollkalda Þoka Einmanaleikans (06:39)
11. Hann For Sjalfur (08:09)
Hay pocos discos hoy día que no busquen el gancho fácil, ni que apuesten casi lo mismo en música que en imagen. Intentan venderte una portada bonita, un videoclip que parece una película, canciones cortas y coreables, y la idea de sentarte en tranquilidad a escuchar un disco casi está perdida. Nos vale un disco para escucharlo cuando vamos al trabajo, cuando estamos cocinando, de fondo y en segundo plano mientras hacemos otras cosas. Si es lo que te atrae puedes parar de leer aquí mismo, porque Sólstafir recuperan en “Endless Twilight of Codependent Love” el concepto de disco de fondo.
Lo vasto y complejo de las canciones que nos presenta esta banda de Islandia no siempre tiene una sola interpretación, y aunque tengan canciones que rondan el estándar de 4 o 5 minutos, en su mayoría parecen interludios a obras más grandes que dan el color real al cuadro que intentan pintar. Sólstafir buscan que uno se funda con ellos en el arte que quieren representar, que se meta de lleno y no solo busque recalentar algo en el microondas para meterse a la boca y desecharlo de manera express. Navegar a través de la aventura que representa este disco es navegar a través de un laberinto lleno de emociones, con una producción dinámica que hace que las canciones no se vuelvan pesadas, y por sobre todo que recupera viejas ideas de sus primeros lanzamientos para sumarlas a ese rollo cinemático en el que se han sumergido en sus últimos lanzamientos, especialmente en “Berdreyminn”.
Han hecho del post-rock algo digno de admirar, no como un cliché ni como una fórmula, sino como un camino que utiliza los mismos elementos pero siempre parece diferente. Cada disco parece o bien un paseo por una playa desierta, un divague por un bosque inhabitado, o como es el caso de “Endless Twilight of Codependent Love” una caída celestial y retrospectiva por el agujero de Alicia En El País De Las Maravillas. En este disco se siente que han amplificado dos cosas que ya tenía, una de ellas es la melancolía de sus sonidos y letras, y otra es la instrumentación cada vez más ambiciosa. Las guitarras describen melodías hirientes, mientras que la batería lleva el peso lento del dolor, y el bajo y la voz la añoranza por un tiempo mejor. En poco más de una hora de disco pasas pocas veces a la rabia, casi siempre al inexorable paso lento de los segundos según va creciente un clímax que solo encuentra su sentido la tristeza.
¿Pero sabes qué? Es del tipo de tristeza con el que se identifica la gente, es el tipo de música que a pesar de ser triste y melancólica te hace sentir bien, es lo que siempre han buscado Sólstafir y ahora han perfeccionado en su disco más detallista en lo instrumental. Su reputación les precede, y no hacen discos con relleno, pero tampoco álbumes que impactan a la primera. “Endless Twilight of Codependent Love” es un viaje que puedes rememorar una y otra vez y que seguirá gustando, pero sobre todo hará entender poco a poco a donde quiere llegar. Si prestas mucha atención puede arreglar este desastre que ha sido 2020 y darle sentido a cómo te sientes tras meses sin asistir a un concierto.