Texto: Mariano Bacigaluppi
Fotos: Mariano Bacigaluppi
Videos: Youtube.com
Promotor: Frontline
Diez horas exactamente han transcurrido de lo vivido ayer por la noche. ¿Qué deciros? A modo de resumen os podría relatar que asistí al concierto de una de las mejores bandas que hay en la actualidad dentro del Heavy Metal Progresivo y que durante ciento diez minutos lo dieron absolutamente todo, se entregaron al máximo y nos regalaron un billete directo hacia esa mágica y mítica década del setenta, aunque claro con los especiales y preciosos matices que la banda polaca suele obsequiar.
Los horarios anunciados se cumplieron a rajatabla y a las 21.30hs se abrieron las puertas y media hora después el grupo se adueñó del escenario. Os soy sincero… hacía mucho pero muchísimo tiempo que no contemplaba a una banda que creara una atmósfera tan densa, tan atrapante y envolvente con tan sólo dar unas pocas notas desde sus instrumentos. Se me viene a la cabeza el primer concierto que presencié de PARADISE LOST o quizás sentí lo mismo que sintieron los que pudieron vivir el génesis y los primeros años de PINK FLOYD. Pero esto es RIVERSIDE y, sin lugar a duda, estamos frente a algo completamente diferente.
Festejaban su décimo aniversario, cosa que el vocalista-bajista Mariusz Duda repitió en varias oportunidades además de agradecer múltiples veces la asistencia de los pocos que nos agrupamos en la madrileña Sala Live de Carabanchel. Para mi modesto entender, que una banda como RIVERSIDE lleven tan sólo ciento cincuenta personas es un poco más que decepcionante. ¿Por qué? Porque sin dudarlo ni un solo segundo, estamos frente a uno de los combos más interesantes que ha dado la música progresiva en los últimos años, llenos de frescura, originalidad y sobre todo un excelso gusto a la hora de encarar sus composiciones.
Entiendo que al ser entre semana lo torna un poco más complicado y quizás la música que ellos ejecutan no es lo suficiente mainstream como para arrastrar la gente que por ejemplo arrastran unos Iron Maiden, AC/DC o Judas Priest por poner algún ejemplo pero… ¿Dónde están esas miles de personas que llenan los recintos cuando por ejemplo toca Dream Theater en nuestro país? Entiendo que sean la banda de Heavy Metal Progresivo por excelencia y que a muchos no degustadores del estilo sean la primera opción que se les venga a la cabeza si se les pregunta por el género pero… ¿La gente se mueve sencillamente por las modas cual borrego o sinceramente acude a los conciertos porque le gusta y siente la música?
Perdonad esta especie de reivindicación, pero da un poco de rabia que la gente muchas veces se queje que tal y cual banda o no viene al país o que precios elevados tienen tal y cual conciertos cuando la gente elige a los mismos de siempre, pagando muchas veces tres o cuatro veces más que lo que valía la entrada para ver a RIVERSIDE, y le dan pocas oportunidades a otras bandas con una propuesta diferente y, la mayor parte de las veces, bastante más interesante.
Como ya dije antes, esta gira conmemoraba su décimo aniversario como así también la edición de ese magnífico EP llamado “Memories In My Head” y se que muchas veces armar un setlist que sea del agrado de todos es casi una misión imposible, pero creo que los cuatro músicos provenientes de Polonia contentaron a todo el mundo dando un repaso a toda su discografía y en especial darle un pequeño guiño al disco “Second Life Syndrome” que suele ser el preferido de los fans.
La primera canción de la noche que sonó fue la magnífica Alter y os puedo asegurar que desde el primer acorde obsequiado, todos cuanto menos nos quedamos boquiabiertos y extasiados. Cuanta contundencia conjunta, cuanta perfección instrumental y sobre todo sonora. Era como escuchar el propio disco y así fue durante las casi dos horas de concierto, un verdadero lujo poder presenciar esto. Siguiendo en el mismo CD interpretaron Artificial Smile y después de tan sólo 10 minutos de concierto creo que todos los presentes ya nos quedamos sin palabras, sin calificativos para explicar lo que estábamos viviendo, de hecho, os puedo asegurar la ardua tarea que está siendo escribir esto para vosotros. El intentar explicar con palabras todos esos sentimientos vividos es muy difícil.
A lo largo de todo el concierto fueron pocas las ocasiones en que el vocalista Mariusz Duda tuvo un contacto con el público ya que en su gran mayoría la banda se dedicó pura y duramente a ejecutar sus inmaculadas composiciones. Para el tercero de los temas, echarían mano de mi disco favorito “Anno Domini High Definition” aludiendo a la canción que abre el álbum Hyperactive. Aquí comencé a percibir el grandísimo trabajo del teclista Michal Lapaj con sus múltiples teclados y el theremin, como así también la perfección y la contundencia del batería Piotr Kozieradzki, donde cada golpe que daba era certero y perfectamente impregnado de ese espíritu setentero que la banda desprende a cada instante.
Living In The Past sería la primera, que no la única, interpretación de la noche proveniente de su último EP, el antes nombrado “Memories in My Head”. Doce minutos de auténtico lujo, donde la atmósfera floydeana fue proyectada en más de una oportunidad para el disfrute y deleite de todos los allí presentes. Ultimate Trip fue la siguiente en sonar y por suerte no fue el viaje definitivo, sino para nuestra fortuna, siguieron regalándonos billetes de ida a esas tierras donde la experimentación y la falta de límites era la moneda corriente. Como bien sabéis esas tierras, algo lejanas ya, son los setenta.
En la siguiente canción realmente se produjo un punto de inflexión en el concierto. Después de cinco temas de auténtico despliegue técnico y virtuoso para el momento de vivir Conceiving You todo se volvió más tenue, sencillo, melancólico y la gente acompañó haciendo coros en el estribillo. Las seis cuerdas de Piotr Grudzinski sonaron como nunca, como verdaderas e inmortales melodías que quedarán en la cabeza de muchos de nosotros.
Nuevamente volverían a mi disco predilecto interpretando las canciones Egoist Hedonist y Left Out e inmediatamente después tocaron la primer canción de la noche echando mano al disco “Out Of Myself”, primero de la banda editado en un cada vez más distante año 2003. Cuatro años más tarde sacarían a la luz el disco “Rapid Eye Movement” y de ahí sería extraída 02 Panic Room, que sería la siguiente canción en sonar.
Prosiguieron con los casi quince prodigiosos e impecables minutos de Second Life Síndrome y así se retiraron del escenario. Pero no por mucho tiempo, porque todavía les quedarían tres ases en la manga para terminar de adueñarse de nuestros sentidos. El primero de esos ases provino del último EP del combo polaco y fue Forgotten Land. Lo siguiente fue Reality Dream III, última canción que tocarían del laureado “Second Life Syndrome” y para la despedida la elegida fue The Curtains Falls de su primer CD.
Ciento diez minutos de auténtica abundancia técnica y suntuosidad donde, como bien me dijo un amigo saliendo del concierto, RIVERSIDE es una banda donde no hay egos, cada uno tiene su lugar, ninguno de ellos sobresale y todo en conjunto suena realmente bien. Quizás lo más cercano a la perfección que podamos encontrar hoy en día dentro del Heavy Metal Progresivo. El vocalista prometió volver con la gira de lo que será su próximo disco. Para mi será una cita infaltable y espero que para vosotros, lectores de esta crónica, también.
**** Muchísimas Gracias a Nico y demás gente de la promotora Frontline por su amabilidad y por la acreditación ****
FOTOS: http://www.goetiametal.com/cronicas/riversideenmadrid2011.html