Texto: Marta Delgado
Fotos: Marta Delgado
16:30 pm. Un sol de justicia, calor de veranillo, membrillo de octubre y un sueño que invitaba a dormir la siesta en el jardín de la comunidad frente a la Sala Paúl donde ya empezaban a entrar los primeros fans del buen rock’n’roll. Entre el público, los integrantes del resto del cartel disfrutando como uno más de aquello que entra en las venas como un misil. Bob Wayne fue uno de los primeros en dejarse ver por los alrededores del complejo. Una antigua bodega reformada que albergó a 300 rockers el viernes y a 400 el sábado, según fuentes oficiales de la organización.
Desgraciadamente, una servidora sólo pudo disfrutar del cartel del sábado con Bourbon (ESP), ’77 (ESP), Bob Wayne and the Outlaw Carnies (USA), Green Manalishi (ESP), The Quill (SWE), The Steepwater Band (USA), Saint Jude (UK) y Pentagram (USA). Y puedo decir que aun habiéndome quedado a medias. La sensación fue gratamente satisfactoria.
Cuando Bourbon empezó a tocar, la mayoría estábamos aletargados por la hora y el calor. El aire acondicionado aunque fuera de ayuda, no sirvió y aunque el público lo intentó y el grupo diera más del 100% aquello era más una sala de zombis que un concierto de Rock. Sí les hicieron justicia un grupo de fans que saltaban y gritaban cantando todos los temas de este grupo andaluz. Una lástima por la hora porque tanto el setlist como la puesta en escena nos presentaron un trabajo excepcional con letras en español en muy poquito tiempo.
Con influencias de Led Zeppelin, The Four Horsemen, UFO, Vincent Price, Black Sabbath, Cry Of Love, Blue Oyster Cult o Triana el resultado fue un sonido muy del sur. ¡Atención a los sellos! Porque estos chicos todavía no tienen contrato discográfico.
40 minutos para el cambio de grupo… ¡¡¡Qué poco acostumbrados estamos ya por culpa o gracias a los grandes festivales que compatibilizan varios escenarios!!! Y llegó la apisonadora setentera. Los ’77 hicieron gala de su buen hacer en esto del rock’n’roll tanto técnicamente como en actitud. Qué barbaridad. Cuánta energía. Que buen sonido. Nada. Que la comida que aun andaba dando vueltas terminó por digerirse como se suele decir ‘por cojones’ y a botar. Los zombis resucitaron y ellos, viéndolo, se animaron mucho más (si es que eso era posible) y se produjo una rockatarsis. Sonaron himnos como “Big Smoker Pig” o “21st Century Rock” que da nombre a su primer álbum.
Aprovecharon los barceloneses también para presentarnos algún tema de su nuevo disco que presentarán de manera oficial en Madrid el 20 de noviembre, “High Decibels”. LG, solista, pegando carreras como un poseso, si cerrabas los ojos, su hermano Armand, vocalista, recordaba tanto a Bon Scott que daba miedo, Raw con sus posturas sureñas y Dolphin, el batería, con una mano sangrante. Imagínense. Imposible. Mejor vayan a verlos.
Muy bien pensado que le tocara luego a Bob Wayne. Un estilo sureño y algo country que nos permitió bajar un poco la hiperventilación anterior. Tres músicos. Bob Wayne a la voz y a la guitarra, una violinista y un contrabajo. El resultado: Un cuentacuentos muy melódico y simpático sobre todo con el tema “Driven by Demons”, perfectamente apropiado para prepararnos para lo que venía después.
Los vascos Green Manalishi salieron a escena tocando una melodía de western que precedía a un genial hard rock. Un sonido que recordaba a UFO o a Michael Schenker Group. Muy fino y con mucha clase. Sin fisuras.
Turno de los ingleses Saint Jude, banda que esperaba con ansia y que cumplió lo que prometía. Un blues rock con toques de soul inundado de una voz desgarradora que hacían erizarse hasta los pelos de las ranas. ‘La nueva Janis Joplin’ se lució sobre todo en su single ‘Soul on Fire’. Temazo de los que hacen historia. Feeling es la palabra que define a este grupo apadrinado por Ronnie Wood mezcla de The Rolling Stones y The Black Crowes.
Un bocata de lomo, cerveza, unas risas con amigos de la infancia y vuelta a la carga con los americanos The Steepwater Band. Su blues rock nos dejó atónitos como era de esperar pero es que en directo son aún más agridulces. Presentaron algunos temas antiguos y otros de su nuevo LP ‘Clava’ un poco más intimista, como el anterior ‘Grace & Melody’. El público se dispersó un poco y aprovechó el relax al que nos tienen acostumbrados los de Chicago para charlar con los colegas, comer y/o beber con ese soniquete que tanto gusta de fondo. Muy agradable su show.
A estas alturas ya éramos como una gran familia; público y grupos conviviendo y bebiendo como hermanos. Los grupos iban saliendo al patio exterior en los descansos, después de cada actuación como un torero a hombros por la puerta grande recibiendo un caluroso aplauso no solo por la temperatura.
Aunque para calor, el que tuvo que pasar Magnus Arnar, vocalista de The Quill, supongo que por falta de costumbre. Terminó con el chaleco directamente sobre la piel y los tattoos. Tremenda actuación de los suecos en la que sonaron bastantes temas de su nuevo disco ‘Full Circle’ como “Black Star” o “Bring it on” haciendo gala de sus típicos riffs a lo Monster Magnet. Atronadores en sonido. Técnicamente excepcional. Lo mismo podría decirse de su puesta en escena.
Lo de Pentagram no tiene parangón. Una actuación que bien podría titularse como ‘Back from the Dead’. Su doom profundo, rollo El Cuervo de Poe, dejó a la sala con el salvapantallas, atrapados en los riffs y las melodías de un oscuro cuento de terror. Al principio creíamos que Bobby Liebling, vocalista de los de Virginia, había regresado del infierno para llevarnos a todos. Pero no. Solo quería contarnos esas historias que tanto nos gustan con mucho sentido del humor en sus movimientos de abuelita y sus caretos imposibles. Muy buen directo sí señor y muy poco saturado el bajo para el estilo que hacen. Con razón son los responsables de una vertiente del doom muy prolífera como es el caso de los casi retirados Cathedral.
Nos fuimos con muy buen sabor de boca pero en realidad apestábamos a cerveza, humo y Rock’n’roll, ¡Como Dio manda! Esperamos ansiosos la próxima edición en la que seguro nos sorprenderán con otro festivalazo como éste; grande y mágico no sólo por la calidad del arriesgado cartel, sino también por el ambiente de hermandad.
FOTOS: http://www.goetiametal.com/cronicas/seriezfestival2011.html
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