Texto: David Martinez
Videos: YouTube
Tres son los principales motivos, de menor a mayor importancia, que mueven mi curiosidad para actuar como improvisado cronista de este concierto. Primero, conocer el Sant Jordi Club como supuesto “espacio medio” y cada vez más como “gran espacio” para ver una descarga metálica con cara y ojos, vistos los tiempos que corren. En segundo lugar, la oportunidad de rememorar con no poca nostalgia aquella gira Clash of the Titans de… ¡horror! 1990, que ya me permitió ver juntos a Megadeth y Slayer en el Velódromo de Horta. La ocasión la pintan calva… o al menos un tanto canosa para comprobar como anda el ocaso de la mitad de “Los 4 Grandes” en este European Carnage Tour 2011.
Sin embargo, para mí el gran estímulo de la noche – de hecho, aun soleada tarde – es presencial el directo de los Angelus Apatrida, a sabiendas de que esta banda ya plenamente consolidada me permitirá ahorrarme los tópicos condescendientes de “una agradable sorpresa” o “para calentar el ambiente”. Los albaceteños arrancan con buen pie y el auditorio considerablemente lleno – nada como que te dejen cumplir en el timing previsto y no te azucen a empezar media hora antes – con las enérgicas Of Men and Tyrants y Blast Off de su tercer álbum de estudio, Clockwork.
Un excelente disco este, editado por el sello alemán Century Media, que están paseando por toda Europa como puntas de lanza de esa New Wave of Spanish Thrash Metal, ya algo corta de mangas para ellos.
El cuarteto se beneficia del espacio relativamente restringido de que disponen para cerrar una compacta formación sin caer en el estatismo en escena del que adolece a veces el género. En temas como Free your Soul o Give’Em War, dejan claros sus principios: seguir los dogmas del thrash con riffs a toda leche, dobles solos speedicos y coros escogidos con sabor a Bay area o los primeros Pantera, siempre sin perder de vista que hay un público ahí abajo al que enardecer. Visto el headbanging que se propaga en las filas y los frenéticos pogos circulares que se cuecen en un par de ollas espontáneas, a fe mía que lo consiguen! Con la hímnica Thrash Attack, los Angelus Apatrida despiden, exultantes de agradecimiento a todos, media horita de grandes sensaciones.
Llega el momento de la pausa antes de la esperada salida de Megadeth. Y con ella todas sus liturgias. Desplegar el telón de fondo con esa multitud de lemmings en traje de faena de la portada de Endgame, su último disco de 2009; vitorear el destape y cada pegada de los bombos durante las pruebas de batería… hay cosas que nunca deben cambiar!
Precisamente será el canadiense Shawn Drover quien marcará el principio de Trust, tarjeta de presentación perfecta para el show de los pulcros hombres con camisas. El retornado discípulo Dave Ellefson le ampara enseguida con ese machacón y metálico bajo a corcheas marca de la casa, seguido de… Chris Broderick, un buen guitarrista con la depurada técnica y la insulsa expresividad del músico sesión idóneo para… Dave Mustaine. La gran vedette de la velada hace su aparición estelar con una colorista doble guitarra que hiere a la vista y empieza a marcar esa distancia suya que a nadie ya debería sorprender y que todos hemos venido a jalear, aunque me cuesta recordar una actitud tan poco comunicativa del pelirrojo de la voz de bruja.
Sus primeras palabras al respetable vienen tras el atracón de riffs y solos de In My Darkest Hour, Hangar 18 y Wake Up Dead, tal vez por la vergüenza torera de presentar 1.320´, junto a Head Crusher, la representación simbólica de Endgame. No todo van a ser reproches. La coreografía de la banda californiana va ganando en matices y calidez con la participativa intro de Poison Was the Cure, la genial estrofa de Sweating Bullets y los coros de She-Wolf . A estas alturas, el público ya está más que entregado y dispuesto a no perder la oportunidad de engolar la voz con ese dulce “jevusem·me…jeduapagtig” de A tout le Monde, ni mucho menos a acompañar al grito de “¡Me-ga-dez! “¡Me-ga-dez!” las tres notas del riff de una de mis debilidades, Symphony of Destruction, hasta la saciedad.
El final del set se cierne sobre nosotros y quedan por desgranar dos clásicos del Speed thrash de ayer hoy y siempre: Peace Sells… But Who’s Buying?, con la fugaz aparición de compromiso del monigote Vic Rattlehead, y ya en un también algo forzado bis, Holy Wars… The Punishment Due. Una afectuosa despedida con modos de actores de teatro acaba suavizando esa sensación de que cualquier tiempo pasado fue un poco mejor, cuanto menos.
FOTOS: http://www.goetiametal.com/cronicas/europeancarnagetour2011.html
Para acometer la experiencia de un concierto de Slayer me gusta retroceder hasta esa retaguardia más variopinta y curtida en mil batallas para tener toda la perspectiva de la apertura de las Bocas del Infierno. No puedo pensar en mejor atmósfera para ello que esa sencilla escenografía con las águilas de su emblema y un sobrio pero efectivo juegos de luces que acoge a la perfección la puesta en escena de estos perpetradores de escalas prohibidas. Si encima el sonido resulta el mejor de la noche, miel sobre hojuelas.
Mientras se resuelve para bien o mal la maldición de la picadura de araña que misteriosamente tiene al guitarrista Jeff Hanneman apartado de los escenarios, el nada manco Gary Holt de Exodus le sustituye en esta gira, mostrando una gestualidad a menudo discordante con el hieratismo de Tom Araya – Se agradece que el chileno renuncie cada vez más a desempolvar su exiguo castellano para romper la magia con sus “¿Cómo se sienten?”- y Kerry King , paseando su cadena de barco y su gesto terrible sobre las tablas. A ellos les basta con estar ahí, alimentados por la leña de doble bombo que sigue dando el incombustible Dave Lombardo. Desde los primeros temas, World Painted Blood y Hate Worldwide, ambos de su último trabajo de 2009, muestran con una reposada fiereza el pacto con el diablo que les mantiene en forma para no tener que encontrarse con ellos y tener que cederles el puesto.
Van cayendo implacables como losas en el fango clásicos de todas las épocas como War Ensemble, Dead Skin Mask, o The Antichrist …hasta el angustioso arpegio de Seasons in the Abyss, solo superable, tras abandonar brevemente el escenario, por esas notas de South of Heaven que marcan el principio del fin de los tiempos. Efectivamente, no nos dejarán marchar hasta condenarnos con la trinidad de Raining Blood, Black Magic y Angel of Death. Un final medido y sin concesiones para dejarnos el mejor sabor de boca posible.
FOTOS: http://www.goetiametal.com/cronicas/europeancarnagetour2011.html