Por Nekrokosmos
Mikael Åkerfeldt – Guitarras, voz
Peter Lindgren – Guitarra
Martin Mendez – Bajo
Martin Lopez – Batería
1. The Leper Affinity (10:23)
2. Bleak (9:16)
3. Harvest (6:01)
4. The Drapery Falls (10:54)
5. Dirge for November (7:54)
6. The Funeral Portrait (8:44)
7. Patterns in the Ivy (1:53)
8. Blackwater Park (12:08)
Blackwater Park es el mejor disco de Opeth, no es el más largo ni el más duro, pero sí el mejor. Desde el momento en que “The Leper Affinity” sale rugiendo de las puertas del infierno, todo en la banda suena magnificado, mejorado y entregado con mayor detalle de lo que habíamos escuchado hasta entonces. Es también el primero de los álbumes de la banda producido por Steven Wilson, así como el primero a través de Music For Nations / Koch (convirtiéndolo en su debut en un sello importante), “Blackwater Park” fue un gran paso en términos de presentación, así como en sonido.
Es en gran medida la misma banda que lanzó “Still Life” y “My Arms, Your Hearse”, pero hay una mayor claridad de sonido que ilumina más sus melodías. Lo que es importante, dado que esas melodías son impresionantes: en forma de gancho, en forma de riff, “Blackwater Park” representa el logro más importante de Opeth como banda. Individualmente puede haber momentos mejores en otros álbumes, incluso en “Sorceress”, pero sostiene en nuestro corazón un sitio especial para riffs que se destacan por sí mismos.
No está de más que este sea el disco más pegadizo del catálogo de Opeth, pero su equilibrio entre la densidad y la pesadez de sus primeros discos con una mayor atención al detalle, matices detallados y silenciosos lo convierte en un clásico instantáneo. “Blackwater Park” no solo supuso un triunfo para Opeth como grupo, sino también un triunfo del metal progresivo y la música extrema en general.
El álbum logra mezclar sus partes suaves con sus partes agresivas magníficamente, como Tool y Dream Theater lo hicieron antes, pero Opeth lo lleva al extremo mezclando guitarras acústicas con voces death metal. Más que una mezcla bizarra suena a algo destinado a ser hermoso y misterioso. Hasta entonces no habia escuchado a ninguna banda atreverse a intentar algo similar. La voz de Åkerfeldt a lo largo de todo el álbum es increíble, ya sea con los growls o derramando su alma melódica en unas preciosas letras. Esa voz suena a perfecta sin querer serlo, no algo exagerado ni aburrido en ningún momento.
El resto de la banda toca al más alto nivel, hay un sonido de múltiples capas que entra y sale de ritmos suaves de guitarra acústica y riffs de metal melancólico pero poderoso. El baterista domina aquí los cambios, de un loco juego de platillos a tambores de acompañamiento emocional, haciendolo parecer tan natural. Es increíble lo bien que se las arreglan para hacer fluir este álbum, “Blackwater Park” tiene la cantidad perfecta de equilibrio entre distintos colores que lo convierte en una obra maestra.
“Blackwater Park” es un álbum increíble que dejó a Opeth sin rival posible. Muy únicos en lo que hacen, no hay otra forma de describir su música que no sea el death metal progresivo melódico y sombrío, y la vida de tantos de nosotros se vio enriquecida desde su salida. Todo el disco es una digna escucha y nunca parece haber ninguna inconsistencia. El registro a menudo se extiende a nuevas alturas, pero tiene suficiente familiaridad con su material anterior como para seguir siendo atractivo. La banda creó una fórmula ganadora en este disco, que luego fue extendiendo y cambiando en los demás. Perfecto para introducirte en su mundo si nunca has escuchado hablar de ellos.