Por Leviathan
1.Home Lost
2.Habits
3.Gentle Umbrellas
4.Spellbound
5.Fear Eats The Soul
6.Better to Hang a Dead Husband Than to Lose a
Living Lover
7.Tentaculos
8.Decided?
9.Compartir(Sharing a Bus)
10.Angel Hair
Omar sin duda ha desarrollado una obsesión por la electrónica. Lo hemos visto aventurarse en este género en el pasado, pero sus trabajos en este campo están cada vez mas presentes en sus últimas obras. Desde el lanzamiento de “Un Escorpión Perfumado” en 2010 lo hemos visto alejarse cada vez mas de sus usuales influencias de rock progresivo y jazz, haciendo también esfumar la espontaneidad musical y exploración instrumental por la cual se hizo famoso en primer lugar. En discos como “Un Escorpión Perfumado” o el último de Mars Volta (“Noctourniquet”) nos encontramos a un señor Rodriguez retrocediendo en un estilo musical que nos recuerda a sus días en el proyecto “De Facto”…una especie de Dub-Reggae en el que las decoraciones electrónicas son el elemento central de su música.
Hace poquísimo tiempo Omar lanzó “Un Corazón de Nadie”, un disco exploratorio en el que experimentaba con diferentes técnicas orquestales usando paisajes electrónicos…es disco fue la exacta incarnación de uno de sus trabajos anteriores, “Minor Cuts and Scrapes in the Bushes Ahead”, y aun asi ambos discos contenian sus propios momentos de gran composición a pesar de ser meros experimentos con sonidos digitales que algo realmente planeado de esa manera.
Fue entonces una experiencia fustrante verlo en “Un Corazón de Nadie” retroceder en un acercamiento experimental que solo tuvo intención de ser un experimento y nada mas. La música era totalmente unidireccional, con falta total de emoción, una mera composición de sonidos que fluian sin captar ningún entusiasmo….por suerte es “Saber, querer, osar y callar” sigue una filosofia diferente, usando las sequencias electrónicas de su predecesor pero fundiendolas con elementos de dub y de rock al igual que en “Un Escorpión Perfumado”. Un choque inducido de atmósfera psicodélica.
“Home Lost” abre el disco y de inmediato nos transmite ese groove rítmico tan contagiante. La música es rápida, casi ansiosa por desatar la locura, y no tenemos aqui exceso psicodélicos que se vayan de las manos (algo que por otro lado resultaba familiar en el pasado). Este es un nuevo Omar, un artista que ha dejado de lado su entusiasmo por los instrumentales largos en favor de ambientes condensados y rítmicos. Otra cosa a advertir es que el disco posee un sentimiento muy letárgico, mutando momentos lentos como “Compartir “Sharing a Bus” con otros mas energéticos.
“Angel Hair” es otro punto alto del disco, empezando por un escape sonoro suave y casi sensual, progresando en algo mas dinámico que alcanza un climax propio de grandes ráfagas agresivas. Los fans leales a Omar verán interesante esta experiencia electrónica, que vuelve a caer en un saco interesante de proyección artística. Es un paso mas hacia su comprensión personal del lenguaje musical universal, y tenemos suerte de tener un sitio en primera fila para verlo.