Amorphis – Elegy

Por Morpheus Misfit

01. Better Unborn
02. Against Widows
03. The Orphan
04. On Rich And Poor
05. My Kantele
06. Cares
07. Song Of The Troubled One
08. Weeper On The Shore
09. Elegy
10. Relief
11. My Kantele (versión acústica)

MySpace: www.myspace.com/amorphis
Página Oficial: www.amorphis.net

Sin lugar a dudas es un nombre bastante poderoso…”Amorphis”, que significa “sin forma” demuestra realmente el significado de su nombre en su tercer álbum, este Elegy que todavía se debate entre los fans acérrimos del death metal y aquellos que celebramos su ingreso dentro del rock progresivo, sin embargo nadie pone en duda que es todo un clásico…a los pocos días de haberse formado el grupo, al principio de los noventa, le preguntaron a Esa Holopainen si alguna vez cambiaría de estilo al componer, y en ese momento se estableció la piedra angular de toda la carrera del grupo: simplemente respondió “cambiaremos de estilo el día que podamos crear uno propio”…y así ocurrió, al tercer álbum (y luego de dos joyas de death metal) Relapse logró incluir en su catálogo una de sus gemas mas preciadas.

Con “The Karelian Isthmus” y “Tales From the Thousand Lakes” lograron formarse una reputación intachable dentro del death metal que aun mira con recelo esa época en que unos jóvenes finlandeses arrasaban a golpe de la tradición de su tierra los capítulos más gloriosos del metal de los noventa. Nadie, absolutamente nadie se esperaba que Amorphis grabasen el un disco como Elegy, ya que no era el paso mas lógico, pero el tiempo, los constantes tours y las ventas le dieron la razón a estos [en toda regla] artistas. Luego de suceso sobrecogedor de “Tales…” abandonan la banda el teclista Kasper y el baterista Jan, y en sus lugares ingresan Kim Rantala (quién realizó un trabajo excelente en Elegy y luego abandonó la banda) al teclado y Pekka Kassari a la batería..sin embargo aun faltaba la pieza que completaría la jugada maestra, un hombre clave en la historia de Amorphis: Pasi Koskinen.

Cuando me refería antes a que los fans y todo el mundo del metal se vieron sorprendidos por el lanzamiento de Elegy lo hacía porque si algo caracterizó al Amorphis de antaño fue la voz encrespada y guturalmente sucia de todas las canciones, algo que dio un cambio trascendental con el nuevo vocalista (Pasi Koskinen) cantando todas sus partes en voces limpias y melódicas, y demostrando que hay mas vida después del death metal. Todas las canciones de este disco no se basan en riffs de guitarra sino en pura melodía, para la cual Esa Holopainen hace suya toda la cultura oriental (arábica principalmente) y se hace acompañar excelentemente por Kim en los sintetizadores: juntos, puras lineas de genialidad que emergen a todo quienes las escuchan en desiertos y arena. Por último, para quienes no lo saben “Elegy” es un disco conceptual que se basa en el “Kanteletar”, una serie de poemas tradicionales de la cultura finlandesa, pura mitología.

El disco inicia con “Better Unborn” (para un servidor una de las mejores canciones de toda su carrera) en donde desde los primeros segundos se nota la progresión de la banda a terrenos ocultos por ellos hasta entonces (me imagino que estarían escuchando bastante a Yes o Genesis en esos tiempos, jeje) con un encanto oriental que desencadena en los gritos de Tomi Koivusaari para dirigir la canción a una tonalidad death-metalera con melodía, pero sin llegar a ser unos Carcass (jaja, ¿se entiende?).

“Against widows”, un himno generacional y una de las dos canciones que tuvieron video propio baila por siempre en el “Humppa” (una especie de polca tradicional de Finlandia) y se extiende en escalas que se hacen eternas, intercalando y poniendo a prueba la nueva combinación de voces guturales/voces limpias que tanto han irritado a emuladores de Benton. Si pudiese pintar un cuadro con todas las palabras para describir el resto del álbum nos quedaría un paraje sombrío y desolador construido a base de “The Orphan” (prestar atención al solo final, memorable), “On Rich and Poor” (una de las canciones mas veloces del álbum), “My Kantele” (¿Cuántas veces habrán retumbado en estas cuatro paredes los voces con eco de Pasi?), “Cares” (vaya revuelo con las secciones de polka y de dance, sabiendo que Holopainen ha contribuido con proyectos electrónicos..a pesar de lo que digan muchos una de las obras maestras de los 56 minutos), “Song of the Trouble One”, “Weeper of the Shore” (guitarras acústicas incluidas), “Elegy” (introducción de piano que conduce toda la canción y que desemboca en un increíble solo de Koivusaari), “Relief” (prestar atención en una casi inexistente sección rítmica, parece que la canción se sostiene en un eterno solo de guitarra) y acabamos con la versión acústica de “My Kantele” (para la cual grabaron otro video), una canción que gana muchísimo mas en acústico (y ya ni hablo de una versión acústica con voces guturales – busquen en Youtube, jeje).

Soy de las personas que no escuchan letras sino música, pero en este caso las líricas, que hablan de la tristeza y alegría del pueblo finlandés, forman un pacto oscuro que crean sus propios sonidos, independientemente de las secciones de cuerda, viento o percusión que pudiesen emplear sus moderadores (para esta grabación incluyen instrumentos como sitar [Holopainen] y pandereta [Koivusaari] dándole mas exotismo y excentricidad de la que ya cuenta). La producción del álbum queda impecable (realizada en los Parr Estudios de Liverpool, Inglaterra), en donde cada cosa suena como debería hacerlo para lograr el impacto final que consigue. (Como anécdota, durante las mezclas en Inglaterra Esa Holopainen se rompió el brazo y pasó varias semanas en un hospital local…¿Qué estaría haciendo? xD).

Puedes amarlo u odiarlo, pero no te dejará indiferente. Para mi representa una de mis influencias básicas a la hora de hablar de metal, es todo lo que quiero y necesito en un álbum, agresividad y dulzura, historia y recuerdo, calidad y técnica, oscuridad y luz. Es uno de esos discos perfectos para recomendárselo a alguien que no esta metido de lleno en el metal y que quiere descubrir nuevos escapes que no suenen demasiado brutales de golpe. Esa es la llave, la accesibilidad sin llegar a dormirse en los laureles, la música como tu propia religión.