Hubo un tiempo en el que bandas que hoy abrazan el metal con todas sus fuerzas renegaban del género, solo hace falta fijarse en los Metallica de la era “Load” / “Reload”.
Lo habían dicho de manera pública en entrevistas y para comprenderlo del todo hay que ponerse en ese contexto: estamos en los 90´s y en la década anterior el hair metal había dañado mucho la “reputación” del metal. El power europeo estaba en pleno auge, y un jovencísimo Adam Jones de Tool soltaba la frase: “No quiero que nos relacionen con el metal, para mi toda esa actitud es vergonzosa, y no quiero vestirme como un pirata”.
En 1994 Kurt Cobain había muerto y la era dorada del grunge empezaba su declive. Un año antes Tool habían publicado “Undertow” y todavía quedaba bastante para que alcanzasen el status de “superestrellas” del que gozan hoy día, pero tampoco es que la banda estuviese muy entusiasmada por alcanzarlo.
En ésta entrevista con un medio holandés en plena gira europea, Adam Jones desvela: “Hemos intentado por todos los medios alejarnos de la escena pop, del Top 40. Una canción nuestra ha llegado al puesto 53 y pensamos que era una catástrofe, porque no sabíamos que nos pasaría como banda si llegábamos a entrar en esa lista de 40 grandes hits de la época. Está bien tener éxito y ganar dinero, pero cuando empezamos con Tool no lo hicimos por la pasta, lo hicimos como manera de expresar lo que llevábamos dentro”.
¿La fama fue la que mató a Tool, al menos la idea que Maynard y sus compañeros concibieron como banda en primer lugar? ¿Se les volvió todo en contra al asociarles inevitablemente con la escena del metal? Puede que todas esas malinterpretaciones y el éxito desbordado casi por accidente los hayan alejado de la prensa, del contacto real con los fans (mas allá de los troleos) y hasta de la música en sí bajo el nombre de Tool (décadas sin editar material), teniendose que refugiarse en proyectos paralelos, hasta volver a los directos por petición popular.
En esa misma entrevista Jones reflexionaba sobre la escena metal, al menos la de entonces: “Cuando la gente nos cuelga la etiqueta de metal me dan ganas de darme un baño, porque quiero quitarme ese sentimiento de encima. El metal para mí es algo embarazoso, toda esa actitud y esos tíos vistiendose como piratas. Ahora esos mismos piratas del Hollywood Boulevard están usando camisas de franela. Que nadie me malinterprete, me gustan mucho las bandas de Seattle, pero estos chicos que antes eran glam ahora son grunge porque está de moda. Me gusta el grunge, pero también me gusta el country, Led Zeppelin, AC/DC y la música clásica”.
Estamos hablando de una época en la que bandas como Pantera y White Zombie recién empezaban a asomar la cabeza en las listas, los fans del metal estaban emocionados con éstas nuevas apuestas, pero la sombra del grunge como posible culpable del asesinato del metal todavía sobrevolaba sobre los sellos discográficos. Esto es lo que decía al respecto Adam Jones: “Empezamos a hacer música y la gente no sabía donde meternos. El departamento de marketing de nuestro sello no sabía con quien compararnos, así que decidieron ponernos al lado de quien lo estaba petando en el metal en ese momento. Nine Inch Nails tenían un hit, y así nos convertimos para ellos en una banda industrial. Luego Nirvana se hicieron enormes y nos convertimos en grunge. No nos preocupó entonces, para nosotros era pura indulgencia”.
El bajista Paul D’Amour cerraba la discusión: “Nunca dijimos que hacíamos grunge ni que éramos una banda grunge. Somos unos cuantos tíos que escuchan a Judas Priest de la misma manera que escuchan Yes, Tom Waits o Minor Threat. Nos juntamos y tocamos lo que sabemos tocar, lo que hemos escuchado”. Ese eclecticismo de Tool fue lo que enamoró a sus fans desde el “Undertow”, un disco que visto hoy día ni siquiera parece parte de su discografía, pero que sentó las bases de la filosofía del gigante.
https://www.youtube.com/watch?v=5hmvWyAj4Cw
Entonces ¿Cómo es que una banda así genera tanta pasión en los circuitos del metal? Sencillo, porque no practican el metal convencional de libro aunque mantienen los elementos tradicionales suficientes como para apelar tanto al fan de lo clásico, y a su vez consiguen esa vuelta de tuerca correspondiente para que los fans de lo moderno se aferren a ellos como a un clavo ardiendo. Tiene mucho que ver también lo exclusivo de la marca en sí: noticias a cuentagotas, mucho misticismo, pocas apariciones y las que hay bastante exclusivas, y un directo demoledor tanto en sonido como en puesta en escena y luces.
Desde ese “10,000 Days” de 2006 no publican nada, aunque éste parece ser el año de su regreso triunfal. De momento los tendremos tocando el domingo 30 de junio en el Download Festival de Madrid.