Por Morpheus Misfit
1. Wildhoney
2. Whatever That Hurts
3. The AR
4. 25th Floor
5. Gaia
6. Visionaire
7. Kaleidoscope
8. Do You Dream of Me
9. Planets
10. A Pocket Size Sun
MySpace: www.myspace.com/tiamat
Página web: www.churchoftiamat.com
A lo largo de la historia del metal, muchos han tratado de unir dos conceptos: el mismo metal y pink floyd…muchos han tratado de crear un vástago de estas fusiones y en la mayoría de los casos se obtienen dos resultados:
1 – Un fracaso rotundo que no termina de convencer.
2 – Una copia absurda en partes iguales de ambos sonidos, que si no es mala, sigue sonando a algo ya hecho.
…y es que hay que comprenderlo, Pink Floyd fue una entidad tan grande y compleja que no se etiqueta según un estilo, sino un sonido. Por suerte, y luego de varios test algunos lograron clonar y crear una nueva raza, entre ellos Johan Edlund de Tiamat… lo raro es el contexto en el cual se gestó la obra salvaje de Wildhoney.
Si alguna vez te pones a hablar de Death Metal nunca surgirá dentro de la conversación el nombre de Tiamat, pero lo cierto es que antes de “Clouds” y de “Wildhoney”, Tiamat fueron una banda de death metal (esos dichosos noventa). Un día el bueno de Johan decide progresar dentro de los terrenos musicales y para ello echa de la banda a casi todos los integrantes, quedándose solamente con el bajista Johnny Hagel y contratando a una serie de músicos de sesión (Magnus Sahlgren en guitarras y Lars Skold en percusión) para plasmar lo mas perturbante de sus terribles ocurrencias: ese día empezo a crecer Wildhoney. Como sucede con todo clásico, tanto el público como la prensa especializada se llevó las manos a la cabeza, pero no principalmente por lo bueno que les parecía esta ofrenda: era un álbum de “transición”, con solo 10 canciones repartidas en escasos 42 minutos…y cuatro de ellas eran solo escapes sonoros…la técnica había sido reemplazada por susurros, teclados y letras que hablaban de amor, elitismo y el armagedón.
Aún con todos los vientos en contra, Wildhoney dejó una huella imborrable dentro de la escena metal/gótica capitaneada por unos entonces Paradise Lost…fue un conjunto de melodías flotantes cantadas a medio camino entre gritos, voces guturales y susurros, que acompañados por unos teclados armoniosos abrieron paso a un encuentro: el-gothic-metal-conoce-al-death-metal…Al principio hablábamos de Pink Floyd, pues la impresión que deja Wildhoney es la de canciones hirientes y aparentemente baladas oscuras que, con melodías pegajosas, emanan de todos los poros de tu cuerpo, con guitarras solistas que dirigen la marcha funeraria…es como la sensación de tener frente a ti algo mas grande de lo que puedas comprender…y por lo tanto, fascinante….
Luego de la intro “Wildhoney” (Tiamat siempre se ha destacado por buenas intros) nos llega “Whatever that hurts”, canción donde por primer vez escuchas “cantar de verdad” a Edlund, con una voz rasposa y baja que crea atmósferas (esta canción fue el single, con video, del disco). Las canciones aquí no son ténicas, pero un buen disco no siempre tiene que ser técnico…en cambio es la transposición de luz y oscuridad, de sonidos pesados con guitarras acústicas y/o limpias que resultan sobrecogedoras, y con una producción de precisa que hace que cada instrumento suene como independiente del resto y llegue a ser compacto (ya me gustaría a mi tener en mi grupo a Sorychta produciendo, jeje).
“The ar” es una canción mas rápida, que relata la historia del pentagrama, símbolo de la civilización arya, el símbolo de ar. “Gaia” es, sin duda, la mejor canción de las 10, con excelentes arreglos de guitarra y teclado repetitivas y etéreas. “Visionaire”, el más tranquilo de los temas, se maneja en guitarras acústicas completamente, al igual que “Kaleidoscope” (pieza instrumental) que acaba con el principio de ” Do you dream of me?”, canción como las otras en la que parece que Edlund, más que cantar, relata un pasaje sombrío de sus experiencias (atención al solo final, bastante sentido). “Planets” es otro instrumental con feeling new age y culminamos con “A pocket size sun”, pieza de 8 minutos que incluye dos guitarras limpias, una con patrones repetitivos y otra que dirige las notas que mas que cuerdas se asemejan a campanadas…brillante final con unas líricas dignas de ser estudiadas.
Una oda dulce y asquerosamente bella hacia la naturaleza y el poder, éste no es mas que un regalo de una banda en ese entonces desconocida y con un frontman excesivamente talentoso…10 canciones son suficientes para hacernos la película, mas hubiesen sobrado. Wildhoney quizás sea una de las experiencias musicales escapistas mas infravaloradas del mundo del rock “actual”, pero si quisieses saber como sonarían Pink Floyd haciendo metal, este es tu disco, definitivamente…